Hay Amor cuando comprendemos en vez de juzgar.
Cuando no tratamos de herir los sentimientos
de la otra persona recordando sus errores
pero más bien que los supere,
no con la fuerza de disciplina y rigor pero mediante
el arte de la vida que ofrece afecto y ternura.
No es sabio el guardar un pájaro en las manos,
ya que la felicidad se encuentra en compartir
la fascinante magia de su libertad.
La mente es libre de pensar, soñar; y
no seré yo quien ponga fronteras en su horizonte.
No le diré al sol y a la luna, donde comenzar
y finalizar sus trayectorias.
Me alegrare por aquel que prevalece y se eleva,
haciendo una punta en la cresta de la ola.
Nunca habrá celos, solo amistad y deseos de cooperación.
Y si alguna vez nos encontráramos
en posiciones diferentes, entonces comprenderé
que hay día y noche y que aunque parezcan ser opuestos,
son parte inseparable de las veinticuatro horas del día.
No tengo tiempo ni para mentiras ni resentimientos.
Solo se que la vida es la senda del Amor
y que todos los corazones, en realidad son uno.
Por esta razón, río con quien ríe y lloro con el que llora.
Y llamo iluminación natural
a este conocimiento sencillo
porque no creo que soy especial
ya que lo que es verdaderamente especial es la vida.
Por lo tanto, siempre daré gracias al Señor de la Creación
por todo lo que tengo y por todo lo que soy
¡A Dios sea todo el Amor y toda la Gloria !