En Italia, cerca de la frontera con Suiza, dicen que existe una pequeña población llamada Orasso, desde la que, durante gran parte del invierno pueden observarse diariamente dos amaneces y dos ocasos.
Es un fenómeno visual provocado por una montaña vecina de 2000 metros, el monte Riga que se muestra con elevaciones separadas por grandes depresiones. Cuentan los lugareños que cuando el Sol aparece por vez primera, lo hace sobre uno de los valles, y hacia el mediodía desaparece tras uno de los picos, causando el primer ocaso que obliga a encender las luces en Orasso.
El Sol reaparece al llegar a la segunda hondonada, dejando pasar de nuevo la luz natural y provocando un nuevo amanecer hasta que al caer la tarde desaparece por el resto de la noche, detrás de la segunda colina.
A veces, cuando algún aspecto de la vida se vuelve a iluminar a mi alrededor, o cuando de nuevo parece que todo se ensombrece, pienso en el paisaje de Orasso... Creo que existen las segundas oportunidades, sólo hay que estar en el lugar adecuado para descubrirlas, esperando que sucedan.
Desconozco su autor
|