La
sabiduría cuyas raíces viven en el campo del silencio y de la
meditación,es el silencio elocuente en el corazón y no en el discurso
bullicioso de la mente; de día llama al hombre con persistencia y él no
la oye porque está ocupado en duplicar sus ganancias; de noche grita al
oído del alma, y está no la escucha porque está soñando en el fruto del
trabajo.
Todo corazón es
el libro que encierra los misterios de los días y los arcanos de las
noches; pero los ojos no saben ni pueden leer sus jeroglíficos.
Hay palabras
silenciosas y sentidas que no pueden ser leídas por los ojos vidriosos
que contemplan deslumbrados la luz solar. Pretender sacar a la luz del
sol la sabiduría del corazón es intentar abrir los ojos del topo para
que lea los libros a la luz del sol.
El sabio no
arrastra a nadie a la sabiduría, sino más bien, exterioriza su amor, su
fe y su esperanza en ella. Vive la luz del saber para alumbrar al
caminante y se convierte en ejemplo viviente, hace lo que se debe y
aplica con razón lo que es justo. Vive en el silencio y cuando habla
procede como la naturaleza, todo lo fecunda y lo transforma.
Por lo que la
sabiduría es la joya que debe ser conservada en el arca del silencio y
contemplada con los ojos de la meditación; siendo la luz del corazón que
ilumina al cerebro y hace al hombre dueño de los demás, él los ve, pero
los demás no ven en él más que luz.
Raquel Todd