Se espera que una operación con consecuencias potencialmente “apocalípticas” comience en poco más de dos semanas -el 8 de noviembre– en el Reactor 4 de Fukushima dañado, que se hunde, cuando el operador de la planta, TEPCO, intente extraer más de 1.300 barras de combustible gastado, que contienen el equivalente de radiación de 14.000 bombas de Hiroshima, de un tanque de almacenamiento de combustible gastado situado sobre el último piso del reactor.
Aunque el edificio del Reactor 4 no sufrió una fusión, ocurrió una explosión de hidrógeno y ahora se inclina y se hunde y no tiene ninguna capacidad para resistir otro evento sísmico.
Japan Times explicó:
Para extraer las barras, TEPCO ha erigido una grúa móvil de 284 toneladas sobre el edificio que se manejará por control remoto desde una sala separada.
[…] Las barras de combustible gastado se sacarán de los estantes en los que están almacenadas y se insertarán una a una en una cámara de acero pesado mientras las unidades se mantienen bajo el agua. Una vez que la cámara se saque de la piscina y se baje al suelo, se transportará a otra piscina en un edificio indemne en el lugar para almacenarla.
En circunstancias normales, una operación semejante tardaría poco más de tres meses, pero TEPCO espera completar la complicada tarea dentro del año fiscal 2014.
Un coro de voces ha estado haciendo sonar la alarma sobre este plan, nunca realizado en esta escala, de remover las 400 toneladas de combustible gastado de TEPCO, que hasta ahora ha sido responsable de un contratiempo tras el otro en la continua crisis en la planta nuclear estropeada.
Arnie Gundersen, un veterano ingeniero nuclear estadounidense y director de Fairewinds Energy Education, advirtió esta semana de que: “Van a tener dificultades para extraer una cantidad significativa de barras” y dijo que: “Llegar a la conclusión de que todo irá bien es un verdadero salto de lógica”. Gundersen presentó la siguiente analogía sobre el desafiante proceso de extraer las barras de combustible gastado:
Si se piensa en un estante de combustible nuclear como en un paquete de cigarrillos, si se tira hacia arriba un cigarrillo saldrá sin problemas, pero esos estantes se han deformado. Ahora, cuando saquen el cigarrillo hacia arriba, es probable que se rompa y libere cesio radiactivo y otros gases, xenón y kriptón en el aire. Sospecho que cuando llegue noviembre, diciembre, enero, vamos a oír que el edificio ha sido evacuado, que han quebrado una barra de combustible, que la barra de combustible está liberando gas. […]
Sospecho que tendremos más gases llevados por aire a medida que tratan de sacar el combustible. Si tiran demasiado fuerte, partirán el combustible. Pienso que los estantes han sido deformados, el combustible se ha sobrecalentado –la piscina hirvió– y el efecto neto es que es probable que parte del combustible se quede adentro durante mucho tiempo.
Japan Times agrega:
La extracción de las barras de combustible es una tarea usualmente es asistida por ordenadores que conocen su ubicación exacta a un milímetro de distancia. Trabajando virtualmente a ciegas en un entorno altamente radiactivo, existe el riesgo de que la grúa pueda dejar caer o dañar una de las barras, un accidente que hará sufrir aún más la región de Tohoku.
Como explicó el activista antinuclear de tantos años, Harvey Wasserman:
Las barras de combustible gastado deben mantenerse frías permanentemente. Si se exponen al aire, sus revestimientos de aleación de zirconio comenzarán a arder, las barras se quemarán y emitirán inmensas cantidades de radiación. Si las barras se tocan, o si cayeran en un montón suficientemente grande, es posible que exploten.
“En un escenario del peor caso”, RT agrega:
La piscina podría derrumbarse, lanzando las barras juntas en una pila que podría fisionar y causar una explosión muchas veces peor que en marzo de 2011.
Wasserman dice que el plan es tan arriesgado que requiere una tarea global, y declaró a Common Dreams que:
El descenso de las barras de combustible de la Unidad 4 de Fukushima podría ser la tarea de ingeniería más peligrosa jamás emprendida. Todo indica que TEPCO es totalmente incapaz de hacerlo con seguridad, o de informar fiablemente a la comunidad global sobre lo que está sucediendo en realidad. No hay motivos para creer que el Gobierno japonés pudiera hacerlo mejor. Es una tarea que solo debería ser emprendida por un equipo dedicado de los mejores científicos e ingenieros del mundo, con acceso a todos los fondos que sean necesarios.
Las potenciales liberaciones de gases en esta situación solo pueden calificarse de apocalípticas. Solo el cesio equivaldría a la contaminación de 14.000 bombas de Hiroshima. Si la tarea fracasa, las emisiones de radiación podrían obligar a evacuar a todos los seres humanos del lugar y podrían conducir a la falla de equipamiento electrónico. La humanidad se vería obligada a contemplar impotente mientras miles de millones de curios de radiación letal llegarían al aire y al océano.
Por horrenda que suene la advertencia de Wasserman, la investigadora de contaminaciones Christina Consolo se hace eco de ella y dijo a RT que el escenario del peor caso posible sería un “verdadero apocalipsis”.
Wasserman dice que en vista de la gravedad de la situación, los ojos del mundo deberían concentrarse en Fukushima:
Es una cuestión que va más allá de estar en contra de la energía nuclear. La suerte de la tierra está en juego y todo el mundo debe vigilar desde ahora cada acción que tenga lugar. Con 11.000 barras de combustible diseminadas por el lugar, mientras un flujo incesante de agua contaminada envenena nuestros océanos, nuestra propia supervivencia está en juego.
Fuente: http://www.commondreams.org/headline/2013/10/24-3