Ven a fumar a mi lado que no me molesta.
Antes se fumaba en los trenes, micos y aviones, se fumaba en los cines,
bares y restaurantes. A nadie le molestaba. Fumábamos casi todos. En los
micros de larga distancia había un cenicero en cada apoya-brazo. En una
mesa de restaurante uno fumaba y otro comía y eso era normal. Los
médicos y las revistas médicas nada decían del cigarrillo.
¿Qué cambió¿ ¿La gente, los médicos o los cigarrillos¿
Allá por los años 60 se inventó el «Agente Naranja» Un mata-plantas
infalible y fulminante a base de dioxina que es cancerígena, mutagénica y
causa problemas vasculares cardíacos y algo más. La inventó Monsanto
para defoliar las selvas de Vietnam donde se escondían franco-tiradores.
Al parecer, a esta empresa no tomó en cuenta la salud de los enemigos
de EE UU.
Al ver que era tan «buen producto» se comenzó a usar en los campos de
EE UU pero después de un año y casi mil muertos y millonarios gasto en
los hospitales el agente naranja fue prohibido para la producción
agrícola, salvo para tabaco y algodón. Pasaron los años y las «malezas»
se iban adaptando a esa maravilla de la ciencia y las dosis eran cada
vez mayores. La gente era cada vez más intolerante al cigarrillo. Los
médicos comenzaron con sus estudios, pero los hacían con cigarrillos
comprados, entonces le echaban la culpa al tabaco por los daños de la
dioxina.
El olor de la dioxina es como a plástico quemado, pero no todos los
plásticos tienen ese olor. Haga memoria. Recuerde ese olor que daña las
fosas nasales y los ojos, aunque quemen plástico muy lejos, aunque sea
leve el olor siempre daña las fosas nasales. Ese olor se siente también
al grabar un CD o un DVD y por supuesto, un poco cuando alguien fuma.
El olor de la dioxina viaja más rápida que el del tabaco. Imagine un
salón grande, como un restaurante grande, En el centro alguien enciende
un cigarrillo. Los que están al lado de él sienten olor a tabaco y muy
poco de olor a dioxina, eso sucede en 20 o 30 segundos. Sienten 95 por
ciento de olor a tabaco y 5 por ciento de olor a dioxina. Los que están
lejos en el salón sienten ese 5 por ciento de dioxina en menos de 10
segundos como si estuvieran al dado del fumador y no el olor del tabaco.
Por los años 80 las campañas anti-tabaco son intensas y las
tabacaleras se encuentran en una encrucijada. Habían descubierto que la
adicción a la dioxina es mucho más fuerte que la adicción al tabaco. Sin
dioxina, cualquiera deja el cigarrillo como quien deja de tomar mate o
de masticar coca. Si comenzaban a producir tabaco sano iban a perder
todo el mercado mundial de consumidores y si seguían con el tabaco
envenenado tenían que afrontar juicios colosales. Hicieron sus cuentas y
decidieron pagar lo que sea. Recién para el siglo XXI los gobiernos
comienzan a prohibir el cigarrillo.
La solución parece sencilla: Prohibir los contaminantes en la
producción de tabaco y cigarrillos en vez de prohibir fumar. Pero no es
así, al tabaco orgánico lo van a probar y van a tirar el paquete para ir
a comprar del otro, y si escasea el adictivo, habrá gente capás de
matar para conseguirlo como si fuera cocaína, o quizá más. Se me ocurre
una solución: Que los gobiernos regulen la cantidad de dioxina y otros
contaminantes y establezcan dosis decrecientes para llegar a cero en 20
años. Otra solución es permitir la marihuana como en Uruguay seguir
prohibiendo el cigarrillo. La marihuana la pueden fumara a tu lado y no
molesta porque no tiene Dioxina (todavía)
Antonio Urdiales Cano
Permacultura