Nuestro temor más profundo no es el de ser inadecuados.
Nuestro temor más hondo es que somos poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta.
Nos preguntamos, ¿cómo es posible que seamos brillantes,
encantadores, talentosos y fabulosos?
¿En realidad, por qué no serlo?
Ustedes son criaturas de Dios.
Su pequeña actuación sirve a todo el mundo.
No hay nada esclarecedor en retraerse de tal manera
que otra gente no se sentirá insegura cerca de ti.
Nacemos para manifestar la gloria de Dios que está en nosotros.
Y no sólo en alguno de nosotros, sino en todos,
y en la medida que dejemos que la luz brille,
conscientemente les permitimos a los demás hacer lo mismo.
Cuando nos liberamos de nuestros miedos,
nuestra presencia automáticamente libera a los demás.
NELSON MANDELA