Pasamos la mayor parte de nuestras vidas, esperando a que algo
ocurra, esperando a que algo cambie, esperando a que algo mejore, …,
todo esto en el mejor de los casos, porque en el peor de los casos,
también pasamos la mayor parte de nuestras vidas, temiendo a que algo
ocurra, temiendo a que algo cambie, temiendo a que algo empeore…
Esperar, bien sea de forma esperanzada o temerosa, es un hábito que
adquirimos desde muy temprana edad, en el que esperamos ser
alimentados, arropados, protegidos o reprimidos, según el caso de cada
cual.
La espera, es una forma más de conductivismo a la que deberíamos empezar a renunciar, la espera es la NO ACCIÓN y es un hábito del que se aprovechan aquellos que a nuestro alrededor manejan el poder, desde nuestro querido amigo líder o padre, hasta la jerarquía más alta en nuestra escala de valores.
Incluso cuando esperamos algo de nosotros mismos, aunque pueda
parecernos que nuestro esfuerzo y nuestro tesón será el que consiga
aquello que esperamos, estamos dejando en el tiempo indefinido de la
espera, lo más importante, que es la ACCIÓN INMEDIATA, AQUÍ Y AHORA,
porque al marcarnos un tiempo para conseguir aquello que esperamos de
nosotros mismos, lo estamos alejando irremediablemente de nosotros.
Si el tiempo que marcamos es determinado, estamos dejando el éxito o
el fracaso en sus manos, y si es indefinido o indeterminado, estamos
dejando en sus manos, nuestras vidas al completo.
Todo lo que dejamos en manos del tiempo, nos atrapa y nos encarcela
en la red de la espera. Todos nuestros pensamientos están regidos por el
tiempo, bien escarban en experiencias pasadas o imaginan experiencias
futuras, por lo tanto son tan INACTIVOS como INEFECTIVOS.
Si en lugar de trabajar a partir de pensamientos regidos por el
tiempo, trabajáramos con CONSCIENCIA, estaríamos entrando en la ACCIÓN,
porque la consciencia trabaja con el AQUÍ y el AHORA, acercándonos
irremediablemente al resultado inmediato de la ACCIÓN.
Vamos a tratar de poner un vasto ejemplo de cómo el factor tiempo, en
el que tenemos fundamentado el sentido de nuestras vidas, nos aleja
cada vez más del sentido realmente funcional de las mismas:
Imaginemos lo lejano que nos parece el Cosmos cuando se habla de los
años luz que nos alejan de cualquier estrella, planeta, o galaxia, y sin
embargo, analizad lo cercano que está de vosotros si no lo afectáis por
el tiempo y visualizáis el aquí y el ahora. Si tuvierais la facultad de
enfocar con un potente zoom la estrella que ahora es un punto de luz
que te cuentan está a años luz de ti, estaría aquí y ahora tal cual tu
lo estás. La sola acción de enfocar, actúa y acerca esa realidad que
supuestamente es inalcanzable porque hace años luz que existió, hasta el
punto de hacerla parte de ti.
La acción de ENFOQUE, puedes hacerla desde la más absoluta QUIETUD,
porque en la QUIETUD DE LA CONSCIENCIA, no existe el tiempo, sólo el
espacio vibracional en infinitas frecuencias.
Encontrado en la red
Nati