Miedo al fracaso

Cuando a lo largo de nuestra vida fracasamos en varias ocasiones, aparece en escena el “Miedo a volver a fracasar”. Con éste miedo, vivimos evitando las situaciones de fracaso, alejándonos cada vez más de nuestros proyectos, nuestros sueños… Nos inunda un sentimiento de fracaso y frustración, me siento “fracasado/a” y  “frustrado/a”, “¿Tanto esfuerzo para qué? Si voy a volver a fracasar, ¿Para qué volver a intentarlo?”…

Y es junto a éstos sentimientos dónde nos quedamos, nos estancamos, abandonamos…. intentamos hacernos fuertes frente a la adversidad de la vida, intentamos no volver a mencionar el tema, procuramos no estar cerca del fracaso nunca más… Pero, es una difícil y dolorosa proposición.

La vida y las personas, parece que injustamente, en muchas ocasiones, nos vuelven a recordar el fracaso, nos hablan de ello, y nos preguntamos… ”¿Porqué no me dejan olvidarlo y pasar página de una vez?”

Y nuestra reacción es el dolor, el sufrimiento, la rabia y el enfado…”Ahora que empezada a vivir sin pensar en ello, y estaba bien….”

Sin embargo, ¿Estaba bien? …¿O simplemente quería esconder el dolor para siempre, y hacerme fuerte?…En realidad, como en muchos procesos emocionales, lo que no sana, deja su huella. Y, en muchas ocasiones, aunque creía haberlo aceptado, en realidad, me había resignado.

En otras ocasiones, simplemente intenté hacer el esfuerzo de olvidarlo, ocultarlo, taparlo, no pensar más en ello, aunque no terminé de conseguirlo… El dolor emocional es como una herida en nuestro cuerpo físico, si no la curamos,  “llegará a cerrar y cicatrizar superficialmente” y  es probable, que por dentro “esté infectada”. Entonces, cualquier roce dolerá, lo que quiere decir, que nos sentiremos muy sensibles acerca del tema en cuestión, lo cual significa que no está “bien curada la herida”.

¿Qué hacer entonces?

La frustración es una emoción, que nos hace evitar aquello que nos hará sufrir. Si hemos fracasado y nos sentimos frustrados/as, es probable que evitemos de nuevo ese dolor. Fracaso es el intento fallido, y esto nos hace sufrir.

Sin embargo, no siempre es así.

Pensemos en situaciones, proyectos… que no habiéndolos  conseguido, tampoco nos han hecho sufrir, ¿Qué los hace diferentes?
Cuando hay algo que no conseguimos, pero sabemos que tenemos más opciones y que podemos ir por más caminos, será un fracaso, pero  no nos sentidos fracasados/as ni frustrados/as. Si  aceptamos que no fue posible, aprenderemos de ésa experiencia, y nos disgustará no haberlo conseguido, pero no sufriremos por ello.
Seguiremos explorando diferentes formas para llegar a nuestros objetivos, incluso, nos motivaremos más para seguir adelante.

Sin embargo, cuando nos sentimos fracasados/as, es porque consideramos que había una sola oportunidad para conseguirlo, creemos que era la única posibilidad que existía. Entonces, el miedo nos invade, “Soy un/a fracasado/a” “nunca lo conseguiré”. “Tengo que resignarme a ésta vida truncada”. Y evitaremos volver a encontrarnos con el fracaso delante y dejaremos de intentarlo.

Existen más caminos…

Entonces, cada vez que fracasemos en nuestro intento, vamos a analizar los múltiples caminos para alcanzar nuestros proyectos y nuestros sueños. Nunca hay sólo uno. Y así, un fracaso, no será más que un camino explorado y del cual aprenderemos, entre otras cosas, que nos  quedan muchos más por descubrir. De ésta forma, no aparecerá el miedo, no evitaremos seguir caminando, luchando, explorando…seguiremos adelante.

Es así, cuando a pesar de no conseguirlo, nos sentiremos orgullosos/as de nosotros/as mismos/as, porque no dejaremos de perseguir nuestros anhelos, y en cada paso, habremos crecido, se nos habrán abierto nuevas oportunidades, habremos llegado a destinos insospechados, en ocasiones, más satisfactorios que el objetivo que nos movió hasta ellos. La vida, no dejará de sorprendernos y de ofrecernos oportunidades, siempre que nosotros/as estemos dispuestos/as a seguir caminando, a seguir buscando nuestra felicidad.