EL DOLOR (SENTIMIENTO)
Al enfrentar las situaciones que nos disgustan, cuando somos privados de algo, o cuando las cosas están fuera de control o simple y llanamente tenemos un dolor físico, nos sorprenderá lo que se manifiesta. Responderemos de varias maneras: Podemos sentir angustia, ira, quejarnos y hasta culpar a otros.
Si es una “pena moral” algunas veces no es fácil dejar atrás el pasado y confiar en Dios en el presente. Pero la vida es corta, no hay tiempo para preguntarse interminablemente lo que pudiera haber ocurrido o lamentarse por planes que tuvieron que dejarse a un lado.
En estos momentos es bueno recordar que Dios usa a las personas, las situaciones y las habilidades de nuestra propia personalidad, mediante el poder de su Espíritu para despertar la comprensión dentro de nosotros y movernos hacia una dirección correcta.
Debemos recordar en medio del dolor que Dios nunca nos deja de amar. Su mayor anhelo es el de tenernos cerca a fin de que recibamos Su consuelo, perdón, esperanza y fortaleza, elementos fundamentales en todo proceso de recuperación.
¿QUE HACER ANTE EL DOLOR?
Cuando nos encontramos ante una situación en donde podemos observar la presencia de dolor, se aconseja establecer contacto con la palabra: Comentarios sencillos como: debe ser muy doloroso” o “seguramente te sientes muy mal por eso” siempre y cuando no se hagan en forma condescendiente, pueden ayudar a que la emoción se desborde, pues validan y confirman el sentimiento de la persona y dan el permiso, que puede ser necesario, para expresarlo. También existen preguntas o sugerencias sencillas como: ¿Puedo ayudarte? ¿Me permites que te abrace? o “está bien que lo dejes salir”.
Olvídate por los momentos de discutir el contenido del problema, aún después que ésta haya aceptado que le ayudes; sujétate a descripciones, incluso a las resistencias “Estás muy tenso(a), respira profundo”.
Si la persona se rehúsa a aceptar tu ayuda, respétala. Si se interesa, quédate cerca, pero no intentes forzar el contacto emocional una vez que éste ha sido rechazado, a menos que la persona cambie de idea y lo solicite.
LAS TORMENTAS DE LA VIDA
Algunas veces los aviones tienen que atravesar violentas tempestades. Los ingenieros que diseñan los aviones piensan mucho respecto a tales turbulencias y planifican las naves aéreas de modo que se adapten en el vuelo según las fuerzas de la naturaleza. Por eso las alas de los aviones en medio de una tormenta se doblan y arquean con el viento.
Así también son las tormentas que nos aquejan en la vida, vienen y se van, por eso debemos ser flexibles como las alas de los aviones y aprender por sobretodo a confiar y poner nuestra vida al cuidado de Dios, quien con Su maravilloso amor nos guiará en ellas hasta ver la luz final.
Cuando encares las tormentas de la vida no olvides que el poder de Dios y su infinita misericordia prevalecen y nos aseguran de su constante presencia y protección. El también calma las aguas y tranquiliza las tormentas que sacuden nuestras vidas. El nos cuida día y noche, en la tormenta y la calma.
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