Los Jardines Zen Representan el universo y están concebidos para inspirar vitalidad y serenidad. Representan también el camino de la vida, constantemente lleno de cambios, diversos surcos, altas y bajas, tropiezos y obstáculos, brillo y oscuridad, sombra y luz. Permite dar descanso a nuestra mente, concentrarla en un solo punto. Tranquilizar la ansiedad, la angustia y los miedos.
La filosofía Zen tiene como objetivo la expansión de nuestra conciencia, que aparentemente no existe porque no se puede tocar, pero existe en realidad. El hombre físicamente camina en el elemento del tiempo, pero en ocasiones es como si atravesara un espeso lodo, que le hace arrastrar sus pies. El Zen nos enseña que debemos de comprometernos y reconocer los pasos que nos llevan a progresar hacia un entendimiento que nos acerca a la supuesta distante iluminación.
Este pequeño jardín Zen japonés anima a crear o simplemente, a jugar. Nos permite reflejar nuestros sentimientos más profundos mediante el diseño y los modelos que podemos dibujar. Las pequeñas cosas adquieren gran importancia cuando se nos presenta la oportunidad de vislumbrar el significado del mundo en un grano de arena, ya que éste se ha creado en la más perfecta simplicidad. Nos aportará calma, hará volar la mente, refrescará nuestra alma y nos acercará a la realidad de nuestra naturaleza más secreta. Detrás de este jardín en miniatura hay siglos de esfuerzo disciplinado y de desarrollo espiritual. Para los japoneses es un instrumento de meditación y relajación mientras que en Occidente se considera un antídoto contra el estrés de la vida moderna.
Podemos cambiar su forma infinidad de veces, retirando las rocas, alisando las piedras, colocando nuevamente los elementos, y trazando los surcos que representarán nuevas oportunidades para continuar en nuestro sendero, dándonos la oportunidad de renovarnos con cada experiencia.
Los Elementos
Tierra – Arena
Representa la plataforma sobre la cual existimos, se considera como un elemento que absorbe, recicla y transmuta la energía a través de su magnetismo. La presencia de este elemento nos ayuda a neutralizar las frecuencias nocivas, todos los pensamientos, emociones, actitudes, o energía negativa se transmutan, creando un ambiente de tranquilidad y serenidad.
Rocas – Piedras
Las piedras representan los obstáculos y tropiezos que enfrentamos a lo largo de nuestra existencia. Sin importar que tan grandes o pequeños sean, siempre nos van dejando una enseñanza. Nada pasa por casualidad, todo tiene un motivo de causa y efecto. Las rocas simbolizan las experiencias y los peldaños que avanzamos en nuestra vida.
Cristales de Cuarzo
Los cuarzos son seres vivientes de la tierra, que por su cualidad especial permiten recibir, almacenar y transmitir energía positiva. En el Jardín Zen, los cristales actúan como generadores permanentes de energía, ayudando a crear una sensación de armonía y equilibrio en los espacios.
La transparencia del cristal revela la luz del entendimiento, ya que al ser transparente muestra la sencillez, la humildad y la modestia.
Conchas o Caracoles
Representan el contacto con el mar. Nuestra mente al observarlos recuerda la tranquilidad y la paz que se percibe al estar cerca de los océanos. Ésta es la serenidad que buscamos, interna y externa.
Velas
Las velas nos iluminan el camino a seguir. Concentrándose en la luz de la llama encendida, observando los surcos que son nuestros propios caminos, podemos recibir la claridad que viene de la calma y la meditación.