El centro de análisis en “Collapse” está dada en la figura de Michael Ruppert, un ex policía devenido periodista investigador y que predijo -supuestamente- la crisis económica
que actualmente resquebraja a los Estados Unidos –y otros tantos países
del mundo-, pero que ha sido refutada por altos miembros del Estado y
de los grupos financieros. Economía
perversa, entre el petróleo y otros fantasmas, al servicio del
desastre. Ruppert da los argumentos que evidencian, desde su
perspectiva, lo mal que se encuentra el mundo, profetizando un futuro
muy poco alentador.
A través de “Collapse”
se puede asistir a esa combinación biográfica documental en que se
transforma la película, con Michael Ruppert como eje. En una larga
entrevista, Ruppert revisa sus postulados en donde parece quedar claro
que todo lo que él dijo se está cumpliendo. No deja de ser muy suspicaz,
ya que para muchos, Ruppert no deja de ser un lunático compulsivo, el
hombre que habla y que dice cosas, que parecen haberse cumplido.
Durante 82 minutos de metraje, Ruppert parece demostrar una
honestidad intelectual ineludible. Eso es lo que su director Chris
Smith, un viejo amigo de los documentales, quien ya sorprendiera al
público con su aplaudido trabajo “American movie” del año 1999,
quiso reflejar sin concesiones. Convencido de sus palabras, el resto
depende del público, de su análisis crítico, de su propia honestidad
intelectual. La crítica ha recibido con los brazos abiertos una obra
como “Collapse”
que revisa la endeble realidad. Pero la mirada debe ser propia, limpia
de observaciones ajenas muchas veces deformadas por los vicios del
intelectualismo.
“Collapse” enuncia y denuncia, sorprende y
comprende, moviéndose entre la delgada línea de la razón y la paranoia.
Probablemente no pasará desapercibida para quien la visione. Quizá no
estén contando nada nuevo, quizá sí. Quizá sea el momento de cada
espectador saque sus propias conclusiones.