Cuando un alfarero trabaja la arcilla, quizás no sepa si el producto final será un florero, un recipiente o un plato. Aunque la técnica puede parecer desordenada y el resultado incierto, el alfarero confía en el proceso y pone toda su atención en la arcilla. Él moldea y da forma a la arcilla con creatividad, y la obra toma forma.
Como un alfarero, moldeo y doy forma a los momentos de mi vida. Me ocupo de cada asunto que tengo ante mí con un sentido de maravilla creativa. Si las circunstancias cambian inesperadamente, enfoco de nuevo mi atención en la presencia Crística moradora y regreso a mi centro sereno.
Confío en Dios y, aunque el resultado pueda ser incierto,
sé que mi vida toma forma de una manera que bendice