Cómo evitar el: "No eres tú soy yo"
Las relaciones de pareja han cambiado con el mundo, y una de las frases actuales más socorridas para romper con la pareja es la conocida “no eres tú, soy yo”, frase que pareciera echar la culpa sobre uno mismo, cuando –la mayoría de las veces- en realidad se está evitando enfrentar el proceso de rompimiento. Se trata de una frase que pareciera decirlo todo, cuando en realidad dice nada.
Te digo que soy yo, para evitar el drama, el desgaste, o la posibilidad de permanecer en una relación en la que realmente ya no quiero estar. Te digo que yo tengo la culpa, para que no quieras ser tú quien prometa ser distinto o mejorar la relación en la que yo ya no me siento a gusto.
Pero realmente, ¿de qué quieres huir?
Si las relaciones interpersonales en general son difíciles, pues cada persona tiene su propio carácter, las relaciones de pareja lo son aún más, porque la relación es más cotidiana, más personal, más íntima.
¿No te gusta tu relación de pareja, o no te gusta cómo eres tú en esa relación de pareja?
Difícilmente uno mismo acepta sus defectos, menos aún cuando nos los señala la persona en quien tenemos depositada toda nuestra confianza y nuestros sentimientos. Por eso suele resultar más difícil enfrentar las críticas, de buena o de mala fe, por parte de nuestra pareja.
Una de las claves es la autoconfianza
Si no crees en ti mismo, o si tienes muchos complejos que arrastras desde tu infancia, es probable que te cueste llevar una relación sana de pareja. A veces los propios complejos nos tergiversan el verdadero sentido de lo que nuestra pareja nos intenta decir. Después de todo, una relación sana de pareja implica tenerse confianza para decirle al otro cuando se equivoca o cuando no está actuando en consecuencia. Pero si tú no estás abierto a otras opiniones, quizá debas reflexionar en tu pasado. Quizá sea necesaria una autoevaluación para reconocer qué te marcó en la infancia que te hizo inseguro.
No siempre se tiene toda la razón
Como una pareja consta de dos, siempre se deben contemplar ambas partes. A veces queremos culpar al otro de que la relación no marche como nos lo planteamos al establecernos como pareja. Lo importante no es hallar al culpable, sino encontrar juntos la solución; de nada sirve echarse mutuamente la culpa de los inconvenientes. Posiblemente ambos tengan razón en sus argumentos, mientras que, a la vez, ninguno de los dos quiere aceptar su responsabilidad.
Apagar el fuego en vez de avivarlo
La prudencia debe estar presente en todo conflicto de pareja. Siempre será más sano mantener la perspectiva del conflicto, en vez de salir por la tangente, rememorando todos los malos momentos en que nuestra pareja, efectivamente, ha tenido la culpa.
Si realmente tu relación es enfermiza y no te ha dejado nada, rompe sin mayor aspaviento. Pero si solo estás molesto porque se le olvidó que ese específico sabor de helado que te compró no te gusta, simplemente mándalo a comprarte el sabor correcto:)
Tan simple como hablar
A veces hacemos un torbellino en un vaso de agua, cuando las cosas son más sencillas de solucionar.
Nuestra pareja no puede adivinar todo lo que pensamos. Lo esencial es mantener siempre un diálogo abierto, para expresar lo que queremos y entender lo que nuestra pareja piensa.
Si valoras tu relación de pareja, disfrútala, hazla madurar y olvídate del ‘no eres tú, soy yo’.
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