La maja estaba vestida
Y un hombre inescrupuloso
Le dijo en tono jocoso
Que él la desvestiría.
Ella río,
El la pintó.
Primero pintó sus senos,
Que imaginó generosos,
Después pintó el vello,
De su pubis armonioso,
Luego pintó el ombligo.
Y continuó con su torso.
Sus piernas quedaron torneadas,
Su vientre sinuoso,
Su pincel todo abarcaba,
Hasta su talle de oro.
Por último pintó sus hombros,
Sus muslos y pies de corso.
Su cuerpo no le hizo mella,
Al contemplar con sus ojos.
!Qué maja!
!Cuán bello!
Le había quedado su rostro.
La maja estaba vestida,
Cuando sintió un alborozo,
Al ver que estaba desnuda.
No hay duda que este señor,
Es un pintor portentoso.
¡Qué curvas!
¡Qué pechos!
¡Qué cuadro más delicioso!
La maja estaba vestida
De nácar y de bizcocho.
Qué hermosa estaba la luna,
Qué dicha había en su gozo.
La maja estaba vestida,
Desnuda para su asombro.
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