Cómo empezar a vivir
Dicen que cuando se trata de priorizar en nuestra vida tendemos a verlo todo como importante e imprescindible, que nada podemos desechar. La cuestión es que a veces nuestra percepción falla y lo que preferimos no siempre es lo preferible. Esto conduce a que nuestro mundo se desmorone y sintamos que no tenemos tiempo para nada, ni siquiera para pararnos y reflexionar sobre lo que nos falta. Tendemos a pensar que ya podremos hacerlo más adelante y que no vamos a rentabilizar el gran esfuerzo que conllevaría organizar nuestra vida.
A veces la enfermedad y la muerte son las que nos hacen frenar en la carrera de la vida, plantearnos lo que es necesario y lo que no, cómo nos sentimos y a dónde queremos ir. Otras veces, la mayoría, dejamos estas tareas para mañana, porque si hay algo a lo que no le damos importancia es a nosotros mismos. Pero no hay necesidad de llegar hasta ese punto, si empiezas a sentirte perdido o vacío la vida te está brindando una gran oportunidad.
¿Quién no ha hecho una lista de propósitos al comienzo del año y se ha olvidado de ellos con el paso de los meses? Es prácticamente un mal universal y la razón es sencilla: lo importante no es lo que queremos conseguir sino saber porqué queremos llegar a alcanzarlo, el problema está en que esto requiere un tiempo que no estamos dispuestos a otorgarnos. Por ello, lo primero es que te hagas consciente, que te hagas preguntas y que te respondas por muy incómodo que te resulte. Una vez que tengas esto claro podrás plantearte tus objetivos en armonía con lo que para ti es lo relevante. De otra forma te estás poniendo obstáculos a ti mismo y, al fin y al cabo, si quieres que algo cambie algo has de hacer diferente.
Se trata de que al final puedas dedicar un poco de tu tiempo a cada parcela de tu vida a la que tú le des importancia. Por otro lado, sé flexible y replantéate tus prioridades a diario. El equilibrio no existe sino que las demandas de la vida son cambiantes y las cosas permanecen en su sitio por poco tiempo. Para ello, procura no actuar como un robot y ve analizando las señales que la vida te va mandando (no es necesario mantener el mismo estilo de vida cuando nuestros hijos son pequeños que cuando son adolescentes).
Tolkien decía que “no es oro todo lo que reluce sino toda la gente errante que anda perdida”. Empieza a pensar que lo primero e imprescindible en la vida eres tú mismo. Puede que te encuentres ausente de tu propio mundo por varias razones. Puede que seas adicto al trabajo, que vivas en el pasado, demasiado enfrascado en forjarte un futuro o demasiado pendiente de los demás.
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