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De: kuki (Mensaje original) |
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De: kuki |
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Equilibrio ácido-alcalino
El equilibrio ácido-alcalino es esencial para la vida. Respeta
la ley de polaridad, según la cual todo es dual, todo tiene dos polos.
Todo par de opuestos son los extremos de lo mismo, el equilibrio se
encuentra en el centro. Los opuestos son idénticos en naturaleza pero
diferentes en grado, se pueden cambiar, transmutar y conciliarse .
El pH es la unidad de medida que indica el grado de acidez o alcalinidad en una escala que va de 0 a 14. El equilibrio entre el ácido y el alcalino está indicado por el pH neutro, con el número 7. El pH alcalino (o base) es de 7 a 14, a mayor alcalinidad, o a menor acidez, más alto será el pH. Ácidos y alcalinos poseen características opuestas, reaccionan entre sí tendiendo a neutralizarse.
El
equilibrio ácido-alcalino es un factor importante para la salud. El
aumento de acidez es la acidosis y el de alcalinidad es la alcalosis,
las desviaciones de los parámetros normales inciden en la salud. También
es importante señalar que el organismo tiene un sistema de protección
frente a los aumentos de acidez denominado, sistema tampón, que tiende a
equilibrar el pH orgánico.
Los desequilibrios del pH se deben a diferentes motivos:
• Hábitos alimentarios que determinan una dieta con exceso de ácidos y déficit de alimentos alcalinos frente a los ácidos. •
Inadecuada transformación y neutralización de los ácidos debido a
carencias en el organismo de substancias neutralizantes, sales, y
oligoelementos necesarios para las adecuadas reacciones . enzimáticos
del organismo. • Produce acidosis: la fatiga, el exceso de actividad física y tensión muscular . • La sub-oxigenación de los tejidos dificultan la eliminación de los ácidos. Las posibles . causas son: el sedentarismo, aire contaminado, mala respiración por motivos funcionales o por enfermedad. • Problemas digestivos y dificultades en el funcionamiento de los riñones, hígado y páncreas. • Procesos infecciosos . • Factores hereditarios y genéticos.
Para
un sano metabolismo celular, es preciso que junto al oxígeno, la sangre
tenga un constante flujo de sustancias de naturaleza alcalina, con el
fin de neutralizar los ácidos. En caso de necesidad -sea por exceso de
ácidos o por carencias nutricionales de alcalinos- debe recurrir a la
reserva alcalina de huesos, dientes, tejidos y humores con el objetivo
de restablecer el vital equilibrio ácido-básico.
El excedente de ácidos en el cuerpo se puede presentar:
•
Agresión por ácido: Los ácidos provocan inflamaciones al irritar los
tejidos. Por ejemplo, se observa en la piel reseca, enrojecida,
sensible, también de forma general autointoxicación progresiva del
organismo. • Desmineralización:
Ante una agresión de ácidos, el organismo obtiene de los tejidos los
elementos minerales indispensables para su protección. Si esto es
repetitivo se puede llegar a una desmineralización del cuerpo. •
Formación de depósitos: El exceso de mineral obtenido de los tejidos
del cuerpo sobrecarga órganos y puede originar formación de depósitos,
esto puede estimular la formación de cálculos (biliares, urinarios o
salivares) o el endurecimiento patológico de los órganos, por ej.
articulaciones, sordera. Por debajo de 5,5 se puede producir precipitación de ácido úrico que puede producir cálculos. Estos fenómenos también pueden producirse por exceso de alcalinidad, generados por otras sales como los fosfatos. •
Disminución de las defensas orgánicas: El sistema inmunitario se
debilitan por la agresión de los ácidos y la desmineralización, los
órganos mas afectados por la acidosis presentan infecciones de
repetición y persistentes .
En los alimentos hay ácidos beneficiosos y otros perjudiciales.
Ácidos beneficiosos son los frutales: cítrico, málico, tartárico, fumárico, etc. Estos
ácidos orgánicos, una vez metabolizados en el organismo se combinan con
minerales como el sodio, calcio, potasio y dan lugar a sales minerales,
carbonatos y citratos, elementos que tienen la capacidad de fluidificar
y alcalinizar la sangre, o bien se oxidan en la sangre y son eliminados
del organismo como anhídrido carbónico, activando la ventilación
pulmonar. Por ej. el efecto del limón, cuyo jugo es ácido es utilizado para la acidez de estómago.
Ácidos no tan beneficiosos para el organismo: oxálico, el benzoico, el tánico y sobre todo el úrico, el láctico y el butírico. El
oxálico está presente en acelgas, espinacas, cacao y remolacha, además
de su acción acidificante, disminuye la absorción de calcio y daña los
riñones. El ácido benzoico, presente en las ciruelas, está contraindicado en gota y reumatismo. El
tánico, se encuentra en café, té negro, vino tinto, fruta verde o poco
madura, precipita la pepsina clorhídrica y bloquea o limitar la
digestión de las proteínas, está asociado con algunos tipos de cáncer. Se recomienda usar con moderación las verduras antes mencionadas.
Ácidos
presentes en las carnes: úrico, láctico y purinas. La desintegración de
células animales -del propio cuerpo o de alimentos animales- dejan un
residuo tóxico y ácido. Este residuo, además de consumir bases para
poder ser neutralizados en la sangre, deben ser eliminados del
organismo. El buen
funcionamiento de los órganos de eliminación (principalmente riñones y
piel), hacen que el ácido úrico sea eliminado satisfactoriamente. Al
acentuarse los efectos nocivos de la acidificación en el organismo, los
órganos de eliminación pueden perder eficiencia y el ácido úrico y
otros residuos metabólicos de naturaleza ácida, al no poder ser
eliminados eficazmente del organismo, entonces son retenidos por el
tejido conjuntivo, así como en los huesos y cartílagos del cuerpo, con
el objetivo de retirarlos del flujo sanguíneo y poderlos eliminar más
adelante. Esto da origen a dolencias como: artritis, artrosis,
reumatismo, enfermedades del corazón, de los nervios, ciática, alergias,
eccemas, herpes, urticaria, asma, nefritis, hepatitis, cálculos,
arteriosclerosis, etc.
Según
la Dra. Kousmine existen razones nutricionales, derivadas de la forma
actual de alimentación, que originan principalmente un exceso de acidez
que perjudica al organismo.
Una
alimentación pobre en bases o alcalinos dificulta el normal proceso de
combustión en los tejidos celulares, originando la formación de residuos
de naturaleza ácida, muchos de los cuales no pueden ser eliminados por
la orina.
Es importante
comprender que una dieta que excluya la carne, también puede resultar
acidificante si se consumen en exceso: huevos, quesos, legumbres,
oleaginosas, cereales refinados, café, té, chocolate y azúcar blanca. Es
necesario aportar una alimentación rica en alimentos alcalinos y/o
disminuir el contenido proteico, posibilitando la eliminación de los
desechos, depurando así el organismo.
CONSECUENCIAS DE UN EXCESO DE ACIDEZ*
1-ESTADO PSÍQUICO Tristeza, hiper-emotividad, tendencia a la depresión, nerviosismo, irritabilidad. 2-CABEZA Dolores de cabeza, conjuntivitis, palidez. 3-BOCA Saliva
ácida, encías inflamadas y sensibles, alta irritación de las amígdalas y
faringitis que conduce infecciones repetitivas de las mucosas. 4-DIENTES Caries y dientes agrietados o frágiles. Sensibilidad de los dientes al contacto con alimentos fríos, calientes o ácidos. 5-ESTÓMAGO Acidez estomacal, eructos ácidos, espasmos, dolores estomacales, gastritis y hasta úlceras. 6-INTESTINOS Ardor en el recto, predisposición a las inflamaciones intestinales y decoloramiento de las haces por agotamiento. 7-RIÑONES-VESÍCULA Orina ácida, irritación y ardor en la vejiga y uretra. Cálculos renales y de la vejiga . 8-VÍAS RESPIRATORIAS Sensibilidad
de las vías respiratorias al frío, frecuentes resfriados, bronquitis,
sinusitis, anginas, hipertrofia de las amígdalas, tendencia a las
alergias, tos y garganta áspera por irritación de ésta. 9-PIEL Sudor ácido, piel seca e irritaciones. Grietas entre los dedos y alrededor de las uñas, micosis, granos, eczemas diversos. 10-UÑAS Las uñas se adelgazan, se parten y se quiebran con facilidad. Estrías y manchas blancas. 11-MÚSCULOS Calambres y espasmos, tendencia a la tetania, al lumbago y tortícolis. 12-SISTEMA ÓSEO Y ARTICULAR Desmineralización de los huesos: osteoporosis, osteomalacia y raquitismo. Fracturas
y lentitud en su consolidación. Crujido de las articulaciones, bloqueo
de las vértebras, reumatismo, artrosis, artritis, ciáticas y hernia
discal. Dolores articulares migratorios. 13-SISTEMA CIRCULATORIO Hipotensión, mala circulación, extrema sensibilidad al frío. Tendencia a la anemia y a las hemorragias. Sabañones. 14-GLÁNDULAS ENDOCRINAS Agotamiento e hipofuncionamiento de las glándulas en general, excepto la tiroides, que tiene tendencia acelerarse. 15-ÓRGANOS GENITALES Inflamación de las vías genitales por los ácidos. Se favorecen de infecciones. 16-SISTEMA NERVIOSO Sensibilidad desmesurada al dolor en general, insomnio.
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 01:49 |
TABLA DE ALIMENTOS*
A:
No contienen necesariamente substancias ácidas, pero las producen en
sus transformaciones digestivas. Entre estas se clasifican en: *: Poco acidificantes, tendientes a la neutralidad. **: Altamente acidificantes. B: Producen en la digestión substancias alcalinas.
FRUTAS: Las frutas y los jugos de frutas naturales son por lo general alcalinizantes. • Frutas ácidas: A: Naranja*. B: Arándanos, granada, grosella, limón, mandarina, nectarina, piña, pomelo. • Frutas poco ácidas: A: Albaricoque*, ciruela. B: Cereza, frambuesa, fresa, mango, manzana, melocotón, mora, papaya, pera, tomate, uva. • Frutas neutras: A: - B: Aceituna, aguacate, melón, sandía. • Frutas desecadas: A: Ciruela pasa, orejón*. B: Higo seco, manzana seca, uva pasa. • Frutos secos: A: Avellana, cacahuete, nuez*, pistacho. B: Almendra, castaña, leche de almendras, nuez del Brasil, sésamo. • Frutas dulces: A: - B: Dátil, higo, Manzana, Plátano Uva.
VERDURAS: Los vegetales frescos son alcalinos, mientras que los secos acidificantes, pero hay excepciones. • Legumbres: A: Algarroba, alubia seca, guisante*, guisante seco, haba, judía verde*, judía blanca, lenteja B: Soja. • Hortalizas: A: Alcachofa, col de Bruselas, puerro. B:
Ajo, apio, berenjena, berza, brécol, calabacín, calabaza, cebolla,
cebolleta, chirivía, colinabo, endibia, escarola, espinaca, lechuga,
nabo, patata, pepinillo, pepino, pimiento, rábano, remolacha, repollo,
tupinambo (batata), zanahoria. • Más verduras: A: Acedera, espárrago, ruibarbo. B:
Achicoria, algas, berro, canónigo, cardo, champiñón, col, coliflor,
diente de león, orégano, perejil, romero, salsifí, tomillo.
• Careales y derivados: Los cereales integrales y derivados son ligeramente acidificantes, tendientes al equilibrio. A:
Arroz integral, avena, centeno, fécula, germen de trigo, harina
integral, harina refinada**, maíz, mijo*, pan blanco**, pan integral,
pasta, patata elaborada, polenta, sémola**, trigo integral. B: Cebada integral.
LÁCTEOS: Poco elaborada (poca
grasa) tiende a la alcalinidad, a medida que va siendo más elaborada
(más grasa), va tendiendo a la acidificación. • Leches: A: Leche descremada de vaca. B: Leche humana, leche entera de vaca. • Derivados: A: Crema de leche, mantequilla*, queso de cabra, quesos curados y fermentados (queso emmental, gruyère) B: Cuajada, leche condensada y en polvo no azucarada, queso blanco, requesón, yogur.
PROTEÍNA ANIMAL: Acidificante. • Huevo: Tomar un huevo entero tiene una acción acidificante. A: Clara. B: Yema. • Carne: A: Ave, carnes rojas, charcutería, marisco, pescado. B: - OTROS ALIMENTOS: A:
Aceites y grasas refinadas y saturadas**, azúcar blanco**, azúcar
moreno*, bebidas alcohólicas**, cacao, café**, chocolate**, condimentos,
helados cremosos, algunos medicamentos (como aspirina®, morfina, AINES o
jarabes en general), miel, pastelería** té**. B: Agua mineral alcalina */www.farmaciaserra.com/Revista/Articulo_Pr.asp? i=6s4df6a4115&Cl=3009&M=3#vol
Hierbas alcalinizantes: el diente de león, la bardana, la ortiga y el té verde. Hierbas de efecto depurativo: mil hombres, el palo azul o la zarzaparrilla. Minerales
acidificantes o alcalinizantes: son acidificantes los alimentos que
poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro y son alcalinizantes
aquellos que contienen buena dosis de: calcio, magnesio, sodio y
potasio. Preparación de las
comidas y el equilibrio ácido-base: Se ha comprobado que un 40-60% de
los elementos minerales y un 95% de las vitaminas y alcalinos se pierden
en el agua de cocción de las verduras, esto hace que el alto contenido
de sustancias alcalinas que poseen las verduras útil para el equilibrio
sanguíneo, se pierde, e incluso en verduras como la acelga y las
espinacas llegan a presentar naturaleza ácida cuando se tira el agua de
cocción, Las verduras cocidas
al vapor y los caldos tienen un alto valor terapéutico y equilibrante
por conservar todo el contenido alcalino de las verduras.
El
Dr. Berg determinó que las verduras silvestres poseen mayor cantidad de
sales alcalinas que las de cultivo. Esto ha sido confirmado por
estudios franceses y alemanes, que demuestran una disminución de estos
valores (y de otros nutrientes importantes), inversamente proporcional
al uso de abonos químicos. También se ha probado experimentalmente que
la fruta madurada artificialmente deja de comportarse como alcalinizante
en el organismo.
ALCALINIZAR ALIMENTOS*
El
Dr Samuel Sack hizo un aporte interesante al tema del equilibrio
ácido-básico, desarrollando una técnica de remojo de alimentos ácidos en
soluciones alcalinas como caldo de repollo blanco o agua bicarbonatada. Caldo de repollo blanco (CR) Se hierve una hoja de repollo blanco o verde claro, nunca colorado, en un litro de agua (CR) Agua Bicarbonatada (AB) diluir media cucharadita de bicarbonato de sodio en un litro de agua. Nunca usar recipientes de aluminio.
El
sistema del Dr Sack, se basa en las propiedades alcalinizantes y
neutralizantes de ácidos comprobadas en el repollo blanco crudo y en el
agua de su cocción. Al hervir, esta hortaliza libera álcalis que pasan
al agua y el proceso de neutralización de los alimentos sumergidos en
ella se realiza en forma directa.
El remojo de los alimentos en caldo de repollo:
• no altera la calidad ni el sabor, • facilita la asimilación y transformación en el organismo, • influye positivamente en el equilibrio ácido-básico. • es muy útil para realizar la transición de una dieta "normal" a una dieta “alcalinizante”.
Infusiones: Utilizar en su confección CR en lugar de agua. Leche: Hervir 15' con una hoja de repollo blanco. Manteca: Remojar el pan de manteca troceado durante 72 horas en CR o AB, cambiando el líquido cada 24 hs. Ricota: Remojar en CR o AB durante una hora. Quesos duros: Remojar tajadas de 4 cm en CR o AB durante 6 horas. Dulce de batata: Remojar tajadas de 4 cm en CR durante 3 horas. Dulce de membrillo: Hervir 15' en CR. Frutas desecadas y aceitunas: Remojar 6 horas en CR o AB. Semillas: Remojar sin cáscara 6 horas en CR o AB. Chocolate: Remojar de 1 a 6 horas según el espesor. Legumbres secas: Remojar 6 horas en CR o AB, enjuagar y cocinar en agua natural. Verduras:
En caso de acelga o espinaca, cocinar en CR ó en agua con una hoja de
repollo, ó remojar 3 horas en AB y cocinar en agua natural. Papas
o batata: Cocinar en CR ó agua con una hoja de repollo. Para freír,
remojar una hora en CR o AB. Para el horno, remojar 3 horas en CR o AB. Cereales y pastas: Cocinar en CR. Huevos: Remojar con cáscara una hora en CR o AB. Aceites
refinados: Colocar una cucharadita de bicarbonato de sodio en la
botella, agitar bien y dejar luego 24 horas en reposo. El bicarbonato
neutraliza los vestigios de ácidos y solventes utilizados en la
industrialización, formándose en el fondo de la botella un sedimento (la
reacción del bicarbonato sobre los ácidos) que no debe ser utilizada
El
Dr Sack sugería usar agua de repollo o incorporar una hojita de repollo
en la preparación de salsas, cocción de pastas, huevos, legumbres y
verduras (sobre todo acelga, espinaca y remolacha), así como en el
remojo de legumbres, frutas secas y carnes. También recomendaba agregar
apenas una hojita de repollo crudo a las ensaladas (en exceso produce
gases), y desaconsejaba el consumo del repollo hervido.
*www.prama.com.ar/TPropios/Alcalinidad.htm
La dieta en equilibrio ácido-base
El
Dr. Ragnar Berg, médico sueco, pionero en la investigación de la
alimentación alcalinizante- sugería que un 85% de la dieta debe estar
compuesta de elementos ricos en bases, de los cuales una proporción debe
estar en estado crudo y sólo un 15% debería estar reservado a los
alimentos acidificantes. Berg sostenía que la mejor terapia era la de
jugos frescos de frutas y verduras.
• Comenzar a mejorar la calidad de la nutrición es comenzar a mejorar la calidad de vida. Ser conscientes de qué y cómo comemos. •
Prestar atención al equilibrio ácido-básico del organismo permite
eliminar una gran cantidad de síntomas, muchos de los cuales a veces se
los considera normales por hábito. •
Conocer los alimentos acidificantes y alcalinizantes, para comenzar a
modificar la ingesta diaria. El cambio debe ser gradual, inicialmente
dos partes de alcalinizantes por cada parte de acidificantes, hasta
llegar al equilibrio 4 a 1, hasta lograr el hábito de consumir los
alimentos en equilibrio ácido-alcalino. • Adecuar la alimentación a la realidad orgánica, social, laboral y a la época del año . • El exceso de alimento causa acidificación, es necesario nutrir el cuerpo con moderación para saciar las necesidades básicas. •
Consumir frutas (de estación y bien maduras) y verduras (crudas,
cocinadas al vapor o consumidas en el agua de cocción). Preferentemente
consumir frutas y verduras de cultivo natural y productos orgánicos. •
Incorporar cereales menos acidificantes (arroz integral yamaní, trigo
sarraceno, maíz) o alcalinizantes (mijo o cebada) y legumbres ( porotos,
lentejas, arvejas, garbanzos, soja, arveja) previamente remojadas con
un trozo de alga kombu o una hoja de repollo blanco o laurel. • Preferir las frutas secas: almendras, dátiles, pasas de uva y castañas. • Endulzar con miel de arroz o de cebada, miel de abejas •
El jugo de limón es un producto empleado, para alcalinizar el
organismo. Se puede añadir a un caldo vegetal de cebolla y apio,
resultando una combinación desintoxicante y alcalinizante que se toma
antes de comer y cenar. • El
ayuno bebiendo jugos de frutas (aporte exclusivo de bases o alcalinos),
facilita el proceso de purificación de residuos ácidos y permite sentir
sensación de alivio en el organismo.
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 01:50 |
La macrobiótica y el equilibrio Yin-YangLa
macrobiótica considera YANG al elemento alcalino y YIN al elemento
ácido, para conservar la buena salud debe mantenerse el equilibrio
yin-yang, ó ácido-base.Algunos
alimentos alcalinizantes en la dieta macrobiótica son: miso (pasta de
soja fermentada), el sésamo, la raíz de bardana, las algas, el poroto
aduki (protege la función renal), el té de banchá, la raíz de loto, y
las ciruelas umeboshi .Algunos
alimentos ordenados según el criterio macrobiótico en cuento al valor
decreciente del elemento Yang ( de más alcalino a menos alcalino) .Cereales: trigo sarraceno, mijo, centeno, trigo integral, arroz yamaní, cebada, maíz.Frutas:
manzana, frutilla, castaña, cereza, aceituna, durazno, avellana, maní,
almendra, pera, melón, dátil, higo, banana, cítricos, piña.
Verduras: diente de león, ortiga,
zanahoria, coliflor, zapallo, perejil, cebolla, nabo, achicoria,
lechuga, repollo, remolacha, lenteja, guisante, ajo, hongo, pepino,
espinaca, espárrago, tomate, arvejaProductos lácteos: queso de cabra, edad, cheddar, leche, manteca, crema, yogurt.Aceites: de sésamo, de maíz, girasol, oliva, soja.Bebidas: té ginseng, ban-cha, zumo de frutas .Fuentes consultadas:Null, G y S.- El libro de la alimentación. Ed. LidiumTamura, I.- Macrobiótica. Ed. Kierhttp://www.uam.es/departamentos/medicina/anesnet/gtoae/acido-base/ab.htmhttp://www.farmaciaserra.com/Revista/Articulo_Pr.asp?i=6s4df6a4115&Cl=3009&M=3#volhttp://www.prama.com.ar/TPropios/Alcalinidad.htmhttp://www.asesorianutricional.com.ar/acido-alcalino.htm
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 01:51 |
Alcalinidad Fisiológica Y Salud -Versus- Acidez y Toxemia
Es
poco conocido el significado de alcalinidad, como concepto opuesto a
acidez. Incluso éste término se interpreta en forma muy limitada,
asociado sobre todo al clásico ardor estomacal o a los reflujos. Sin
embargo, no es exagerado afirmar que la adecuada comprensión -y la
posterior corrección- de la acidificación orgánica, serviría para
resolver la mayor parte de los grandes problemas que afligen a la salud
pública.
Estos conceptos
han sido científicamente demostrados por grandes investigadores de
nuestro siglo y utilizados desde tiempos remotos en la medicina
oriental. Para comenzar, conviene explicar lo que significa acidez y
alcalinidad. Estos dos términos responden a la forma de clasificar la
reacción de cualquier elemento, sobre todo en medios líquidos.
El
grado de acidez o alcalinidad se mide a través de una escala de pH
(potencial de hidrógeno), que va de 0 (extremo ácido) a 14 (extremo
alcalino), ubicándose en el centro (7) el valor neutro. O sea que entre 0
y 7 tenemos valores de acidez y de 7 a 14, de alcalinidad. Esto no
quiere decir que lo ácido sea “malo” y lo alcalino “bueno”, dado que
ambos se necesitan y se complementan en las reacciones químicas. Por
ello se habla de equilibrio o balance.
ASÍ EN LA SANGRE COMO EN LA CÉLULA
Dado
que la química corporal genera infinidad de reacciones y exigencias
específicas, intentaremos comprender aquí como funciona el mecanismo
base del equilibrio ácido-alcalino a nivel celular. Los trillones de
células que componen nuestro organismo, necesitan alimentarse, eliminar
residuos y renovarse constantemente.
A
fin de satisfacer esta exigencia vital, la sangre cumple dos funciones
vitales para el correcto funcionamiento celular: llevar nutrientes
(sobre todo oxígeno) y retirar los residuos tóxicos que genera la
transformación (metabolismo) de dichos nutrientes.
A
nivel celular se produce una especie de combustión interna, que libera
calor corporal. Los residuos que se originan en este proceso de
combustión, son de naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo
mediante la sangre, a través de las vías naturales de eliminación
(hígado, riñones, pulmones, piel).
En
este contexto vuelve a tomar importancia la cuestión enzimática, pues
las enzimas son esenciales para “detonar” dicha combustión y además de
la temperatura, también sonsensibles a la variación del pH. Por ejemplo,
hemos visto que las amilasas digestivas pueden actuar sobre los
almidones en un medio alcalino (saliva) y son inhibidas por un medio
ácido (secreciones estomacales).
Para
permitir una eficaz combustión celular, y por otra gran cantidad de
razones fisiológicas, el plasma sanguíneo debe mantener a ultranza un
ligero nivel de alcalinidad. El pH de la sangre puede oscilar en un
estrecho margen: entre 7,35 y 7,45.
Al
transgredir estos límites, la sangre pierde capacidad de almacenar
oxígeno en los glóbulos rojos y también pierde eficiencia en la tarea de
eliminación de los residuos celulares. En pocas palabras, la sangre no
nutre y no limpia las células, génesis profunda de cualquier enfermedad.
Para dar una idea del estrecho margen de maniobra del pH sanguíneo,
digamos que al descender de 7 se produce el coma diabético y la muerte.
COMPENSAR O MORIR
Cuando
se incrementa el nivel de acidez sanguínea, varios mecanismos
(tampones) buscan restablecer este vital equilibrio. En todos los casos
se requiere la suficiente presencia de bases (álcalis) que neutralicen
los ácidos. O sea que un eficiente metabolismo celular exige un
constante flujo de sustancias alcalinas, con el fin de poder neutralizar
los ácidos provenientes del alimento y del metabolismo celular.
En
primera instancia, y como mecanismo más simple, la sangre debe obtener
suficientes bases de los alimentos. En caso de carencia (tanto por
exceso de ácidos circulantes como por deficiencia nutricional de bases),
la sangre echa mano a dos mecanismos de emergencia para preservar su
equilibrio. Uno consiste en derivar ácidos, depositándolos en los
tejidos a la espera de un mayor aporte alcalino. Esto genera (reuma,
problemas circulatorios, afecciones de piel, etc).
El
otro mecanismo es recurrir a su reserva alcalina: las bases minerales
(calcio, magnesio, potasio) depositadas en huesos, dientes,
articulaciones, uñas y cabellos. De este modo, la sangre se convierte en
un "saqueador" de la estructura orgánica, con el único objetivo de
restablecer el vital equilibrio ácido-básico que permite sostener el
correcto funcionamiento orgánico.
Esta
lógica funcional es la homeostasis orgánica, que significa “mantener la
vida generando el menor daño posible”. Para el organismo, una menor
densidad ósea no significa peligro para la vida, pero sí un pH ácido en
la sangre. Así funciona el mecanismo de la descalcificación y la
desmineralización.
Los
huesos ceden calcio en forma de sales alcalinas, se hacen frágiles y hay
osteoporosis; las piezas dentales se fisuran con facilidad y surgen
caries; las uñas muestran manchas blancas y se tornan quebradizas; las
articulaciones degeneran y hay artrosis; el cabello se debilita y se
cae; se advierten lesiones en las mucosas, piel seca, anemia, debilidad,
problemas digestivos, afecciones de vías respiratorias, infecciones,
sensación de frío, etc.
Normalmente
no se asocian estos síntomas con la acidez. Un ejemplo es la
osteoporosis, clásica enfermedad de acidificación. Sin embargo se la
combate inadecuadamente con alimentos (lácteos) que, por su aporte
ácido, agravan el problema. El sentido común nos indica que frente a
osteoporosis y anemia, lo correcto es atacar la causa profunda del
problema: alcalinizar el organismo para neutralizar su acidez.
De
lo visto, podemos concluir que para permitir el normal trabajo de la
sangre y las células, debemos ser cuidadosos en el aporte que realizamos
a nuestro cuerpo a través de los alimentos que ingerimos. Por un lado
tratando de evitar alimentos (y situaciones) acidificantes, y por otro
incrementando la provisión de bases a través de una mayor ingesta de
alimentos alcalinizantes. Todo esto complementado por un buen aporte de
oxígeno, a través del necesario movimiento, y un correcto funcionamiento
de los órganos depurativos encargados de eliminar los ácidos.
VISIONES PIONERAS
Según
los estudios de Ragnar Berg -médico sueco fallecido en 1956, pionero en
la investigación de la alimentación alcalinizante- un 85% de nuestra
dieta debe estar compuesta de elementos ricos en bases (de los cuales
una parte debe estar en estado crudo) y sólo un 15% debería estar
reservado a los alimentos acidificantes. Si bien Berg combatía los
procesos de acidificación con preparados de sales alcalinas y citratos,
sostenía que la mejor terapia era la de jugos frescos de frutas y
verduras.
Este hecho
resulta fácilmente comprobable cuando realizamos un día de ayuno
bebiendo solamente jugos de frutas. Al día siguiente sentimos una
sensación de alivio general en todo el organismo, ya que estamos
permitiendo el proceso de purificación de los residuos ácidos, gracias
al aporte exclusivo de bases y vitalizantes enzimas.
El
Dr. Berg determinó que las verduras silvestres poseen mayor cantidad de
sales alcalinas que las de cultivo. Esto ha sido confirmado por
estudios franceses y alemanes, que demuestran una disminución de estos
valores (y de otros nutrientes importantes), inversamente proporcional
al aumento del uso de abonos químicos. Ello se debe a la disminución de
minerales alcalinos y a la presencia de residuos ácidos.
También
se ha probado experimentalmente que la fruta madurada artificialmente
(en cámara) deja de comportarse como alcalinizante en el organismo. Son
comprobaciones científicas de la involución cualitativa de la producción
industrializada de nuestros alimentos.
William
Howard Hay, creador de la dieta que se popularizó en los años 30,
sugería una proporción en volumen del 20% en alimentos acidificantes y
80% en alcalinizantes.Arnold Ehret, propulsor de la dieta cruda, sugería
eliminar todos los alimentos acidificantes. Paavo Airola, naturópata
europeo, sostenía que necesitamos ambos tipos de alimentos, en sintonía
con el concepto de balance yin-yang de los orientales.
En
nuestro ámbito, el médico rosarino Samuel Sack hizo un aporte
interesante al tema del equilibrio ácido-básico, desarrollando una
técnica de remojo de alimentos ácidos en soluciones alcalinas (caldo de
repollo blanco o agua bicarbonatada). Su sistema se basa en las
propiedades alcalinizantes y neutralizantes de ácidos del repollo
blanco. Estas virtudes se encuentran mayormente en el repollo crudo y en
el agua de su cocción.
El
remojo de los alimentos en caldo de repollo no altera su calidad ni su
sabor, sino por el contrario, facilita su asimilación y transformación
en el organismo, influyendo positivamente en el equilibrio ácido-básico.
Al hervir, el repollo libera álcalis que pasan al agua y el proceso de
neutralización de los alimentos sumergidos en ella se realiza en forma
directa. El Dr. Sack recomendaba agregar siempre una hoja de repollo
crudo a las ensaladas (en exceso puede producir gases), desaconsejando
en cambio el consumo del repollo hervido.
Si
bien este sistema puede resultar útil para personas que realizan una
transición a una dieta alcalinizante, conviene circunscribirlo al
período de conversión de hábitos. Estamos viendo que muchas reacciones
metabólicas requieren condiciones de normalidad fisiológica, que estas
intervenciones pueden alterar, impidiendo el correcto funcionamiento de
procesos enzimáticos y vitamínicos.
Por
ello es siempre más recomendable evitar los alimentos problemáticos
(cárnicos, lácteos, refinados), antes que intentar “emparchar”. Hemos
visto que las proteínas necesitan un medio ácido para la correcta acción
enzimática de las proteasas que las degradan en aminoácidos. Por esto,
alcalinizar carnes y lácteos puede convertirse en arma de “doble filo”,
dificultando su asimilación o exigiendo esfuerzos extras al organismo, a
nivel de secreciones gástricas y enzimáticas. De allí, que resulte
preferible eliminar estos alimentos, antes que “corregirlos a ojo”.
ALCALINIZANTES Y ACIDIFICANTES
Veamos
que se entiende por alimentos acidificantes y alcalinizantes. Nuestros
nutrientes (como todos los elementos de la Naturaleza) tienen distintos
grados de acidez o alcalinidad. El agua destilada es neutra y tiene un
pH 7. Básicamente todas las frutas y verduras resultan alcalinizantes.
Si bien la fruta tiene un pH bajo (o sea que resulta ácida), debemos
evitar una generalizada confusión: no es lo mismo la reacción química de
un alimento fuera que dentro del organismo.
Cuando
el alimento se metaboliza, puede generar una reacción totalmente
distinta a su característica original. Es el caso del limón o de la
miel. Ambos tienen pH ácido, pero una vez dentro del organismo provocan
una reacción alcalina. Distinto es el caso de las células animales.
Tanto la desintegración de nuestras propias células como la
metabolización de productos de origen animal, dejan siempre un residuo
tóxico y ácido que debe ser neutralizado por la sangre.
Así
vemos la diferencia básica entre un alimento de reacción ácida (que
obliga a robar bases del organismo para ser neutralizado) y un alimento
de reacción alcalina (que aporta bases para neutralizar excesos de
acidez provocados por otros alimentos o por los propios desechos
orgánicos del cuerpo).
A
fin de servir como referencia didáctica, veamos la tabla que expresa en
grados de acidez o alcalinidad, la reacción metabólica de ciertos
alimentos en el organismo humano. Esta información es muy interesante a
título orientativo, pues nos permite comprender cómo funcionan ciertos
alimentos en nuestro cuerpo.
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 01:52 |
ALIMENTOS DE REACCIÓN METABÓLICA ALCALINA ALIMENTOS DE REACCIÓN METABÓLICA ÁCIDA
Pasa de uva 23,7 Panceta de cerdo 28,6 Porotos blancos 18,0 Pollo hervido 20,7 Almendras 12,0 Pavo asado 19,5 Dátiles 11,0 Carne de novillo 13,5 Remolacha 10,9 Maní 11,6 Zanahoria 10,8 Clara de huevo 11,1 Apio 8,4 Salmón fresco 11,0 Melón 7,5 Caballa fresca 9,3 Damasco 6,8 Crackers integrales 8,5 Naranja 6,1 Nueces 8,4 Repollo 6,0 Pan de harina integral 7,3 Tomate 5,6 Queso de vaca 5,5 Limón 5,5 Ricota 4,5 Manzana 3,7 Manteca de maní 4,4 Zapallo 2,8 Pan de harina blanca 2,7 Nabo 2,7 Arroz hervido 2,6 Uva 2,7 Fideo blanco hervido 2,1
Valores que indican grado de alcalinidad y acidez. Tabla elaborada por Bridges y modificada por Cooper, Barber y Mitchell
También
los minerales juegan un rol importante en el comportamiento
acidificante o alcalinizante de los alimentos y ello nos permite hacer
una elección más consciente. Por lo general resultan acidificantes
aquellos alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y
cloro. En cambio son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis
de calcio, magnesio, sodio y potasio.
En
general los cereales generan desechos ácidos al ser metabolizados:
ácido sulfúrico, fosfórico y clorhídrico. Esto resulta más marcado en el
trigo y el maíz (los indígenas americanos remojaban el maíz en agua de
cal). El mayor contenido en minerales alcalinos hace que otros cereales
resulten más alcalinizantes: mijo, cebada, quínoa, trigo sarraceno. El
arroz integral es considerado como neutro en la dietética oriental.
Por
su parte las legumbres y las semillas son ligeramente acidificantes por
su contenido proteico, aunque no todos por igual, con excepciones como
las almendras y los porotos blancos, aduki y negros. Loslácteos son
elementos acidificantes, aunque la leche fresca sin pasteurizar sea
ligeramente alcalina. La pasteurización acidifica la leche y por tanto a
todos sus derivados.
Mientras
la dietología clásica y la ciencia de la alimentación no dan
importancia o ignoran totalmente esta distinción, en una Nutrición
Depurativa es muy importante conocer la reacción de los alimentos.
Además es importante manejar otros aspectos que tienen que ver con la
preparación misma de las comidas.
Por
ejemplo: se ha demostrado que un 40-60% de los elementos minerales y un
95% de las vitaminas y bases se pierden en el agua de cocción de las
verduras. Resulta entonces que el alto contenido básico que poseen las
verduras -y que resulta tan útil para el equilibrio sanguíneo- se
desvaloriza. Incluso las verduras llegan a presentar naturaleza ácida
cuando se tira el agua de cocción.
De
allí la importancia del sistema oriental de cocer las verduras al vapor
en cestas de acero o bambú, o sea sin que estén en contacto directo con
el agua. También comprendemos el alto valor terapéutico de los caldos,
que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan
tan reparadores en enfermos y convalecientes.
Lamentablemente
la acidosis (disminución de la reserva alcalina en la sangre) se está
convirtiendo en una enfermedad social que provoca grandes problemas y
que generalmente no se diagnostica. Sin embargo nadie se preocupa por
advertir sobre el problema. Por el contrario, el bombardeo publicitario
incita al consumo masivo de productos industriales, que resultan
altamente acidificantes.
Dejemos
de lado (por lo obvio) carnes y hamburguesas, que muchas personas
logran disminuir o evitar. Gaseosas basadas en azúcares refinados y
compuestos acidulantes; bebidas alcohólicas, alimentos elaborados con
cereales, grasas y azúcares refinados; lácteos industrializados y
especialmente quesos; aditivos alimentarios, conservantes… forman un
coctel explosivo que se ingiere los 365 días del año,varias veces por
día y en grandes cantidades.
ÁCIDOS BUENOS Y MALOS
Claro
que no todos los ácidos son malos. En nuestros alimentos hay ácidos
beneficiosos y otros perjudiciales. Entre los beneficiosos podemos citar
a los frutales. El caso de los ácidos: cítrico, málico, tartárico,
fumárico, etc. Estos ácidos orgánicos débiles, una vez metabolizados en
el organismo se combinan con minerales (sodio, calcio, potasio) y dan
lugar a sales minerales, carbonatos y citratos (elementos que tienen la
capacidad de fluidificar y alcalinizar la sangre) o bien se oxidan en la
sangre y son eliminados del organismo como anhídrido carbónico,
activando la ventilación pulmonar.
He
aquí la explicación del benéfico efecto del limón, cuyo jugo ácido es
utilizado para la hiperacidez de estómago. Otro ácido interesante es el
láctico (fermentos), de benéfico efecto sobre el equilibrio de la flora
intestinal.
Definitivamente
nefastas para el organismo resultan las ácidas bebidas gaseosas, hoy
omnipresentes en la cotidianeidad alimentaria. Los azúcares de por sí
generan ácidos en su proceso metabólico (ácido acético). A ello se
agregan los aditivos acidulantes (ácido fosfórico pH 2,8) y el ácido
carbónico, generándose un coctel dañino, que se potencia con los grandes
volúmenes de consumo diario.
Párrafo
aparte para los ácidos presentes en carnes, embutidos y lácteos (úrico,
butírico, nítrico, sulfúrico). Como decíamos al principio, toda
desintegración de células animales -de nuestro propio cuerpo o de
alimentos animales- deja un residuo tóxico y ácido. Estos residuos,
además de consumir bases para poder ser neutralizados en la sangre,
deben ser luego eliminados del organismo.
En
la juventud, el buen funcionamiento de los órganos de eliminación
(principalmente riñones y piel), hacen que los ácidos sean eliminados
satisfactoriamente. Pero con el correr de los años, al acentuarse los
efectos nocivos de la acidificación en el organismo, estos órganos
pierden eficiencia. Al no poder ser eliminados del organismo, el ácido
úrico y otros residuos metabólicos de naturaleza ácida, son retenidos
fundamentalmente por el tejido conjuntivo, así como por los huesos y
cartílagos del cuerpo, con el objetivo de retirarlos del flujo sanguíneo
y poderlos eliminar más adelante.
Esto
sirve de origen a dolencias tales como: artritis, artrosis, reumatismo,
fibromialgia, enfermedades del corazón, de los nervios, ciática,
alergias, eccemas, herpes, urticaria, asma, nefritis, hepatitis,
cálculos, arteriosclerosis y un estado de enfermedad latente pronto a
manifestarse.
Las
consecuencias que tiene para la salud una acumulación persistente de
residuos o escorias (que el organismo debería eliminar y no puede), son
funestas. Según la naturaleza de cada persona, comenzarán a presentarse a
corto plazo los primeros síntomas del padecimiento de una u otra
enfermedad (signos de alarma), que variarán según cuales sean los
tejidos u órganos afectados.
Una
alimentación pobre en bases entorpece el normal proceso de combustión
en los tejidos celulares, dando lugar a la formación de estos residuos
de naturaleza ácida, muchos de los cuales no pueden ser eliminados por
la orina. Aportando una alimentación rica en bases y/o disminuyendo el
contenido proteico, posibilitamos una eliminación masiva de estos
desechos, depurando así el organismo.
Todo
esto nos permite comprender que aún una dieta que excluya la carne
(vegetariana) puede no ser ideal y puede resultar acidificante si se
consumen en exceso: huevos, quesos, legumbres, oleaginosas, cereales
refinados, café, té, chocolate, gaseosas y azúcar blanca. En una clásica
expresión que oímos de mucha gente, se puede advertir este involuntario
pero grave error de concepto."Pero si como sano; no como carne; como
acelga hervida, un poco de queso, fideos, tomo té negro con galletitas y
mermelada..." ¡¡¡O sea, todos alimentos acidificantes!!!
Para
finalizar, debemos considerar otros perjudiciales ácidos no
alimentarios, presentes en nuestra jornada cotidiana y que colaboran con
la acidificación corporal. Nos referimos al ácido nicotínico del
tabaco, el ácido acetilsalicílico de los analgésicos, el ácido
clorhídrico que genera el estrés y los ácidos provenientes del smog y la
contaminación ambiental. También debemos tener en cuenta los ácidos
generados en la incorrecta función intestinal, a raíz de los procesos de
putrefacción y fermentación.
ACIDEZ, ENZIMAS Y VITAMINAS
Ya
hemos visto la importancia de la actividad enzimática. Además de la
temperatura, el pH es otro de los enemigos de la correcta función de las
enzimas. Como se explica en el apartado “El proceso digestivo”, las
enzimas que actúan sobre hidratos de carbono y lípidos, requieren un
ambiente alcalino para funcionar correctamente. Por ello su acción se
interrumpe en presencia de las ácidas secreciones estomacales, que en
cambio permiten el trabajo de las proteasas sobre las estructuras
proteicas.
En este sentido,
resulta clave la adecuada secreción biliar para restablecer la
alcalinidad del bolo alimentario en el intestino delgado, donde amilasas
y lipasas deben completar su tarea digestiva sobre carbohidratos y
grasas.
Al igual que las
enzimas, las vitaminas son también sensibles a las variaciones de pH, o
sea a los distintos grados de acidez o alcalinidad presentes en el medio
donde deben actuar. Esto se ilustra en el cuadro del apartado “Pérdida
de nutrientes”, donde se aprecia la sensibilidad de vitaminas claves
como la A, la B1, la C, la D y la E.
Todo
esto nos lleva a una mayor valoración de la importancia que tiene el
correcto equilibrio fisiológico del pH en nuestros fluidos corporales,
sobre todo sangre, linfa y líquido intracelular. Es allí donde se
generan las condiciones para que enzimas y vitaminas puedan cumplir su
cometido específico. Muchas veces las carencias se intentan resolver con
el aporte de suplementos, que más allá de la dudosa eficacia de la
síntesis química, no podrán actuar en un medio incorrecto desde el punto
de vista del pH.
DIETA ALCALINA
Ante
todo debemos hacer del comer, un acto plenamente consciente. El estrés,
las obligaciones y las tensiones, han provocado la transformación de
nuestra nutrición en algo mecánico o apenas placentero. Nuestros
problemas de salud -que todos arrastramos, como consecuencia de años de
errores- nos deben servir como incentivo para comenzar a modificar
nuestros hábitos, prestando atención a qué y cómo comemos.
Tampoco
es cuestión de caer en el extremo de andar contabilizando y estudiando
cada cosa que llevamos a la boca. Pero sí comenzar a concientizarnos
para mejorar la calidad de nuestra nutrición y en definitiva la calidad
de vida. Atender al equilibrio ácido-básico de nuestro organismo nos
permitirá eliminar una gran cantidad de síntomas, muchos de los cuales
ya los consideramos normales, de tanto convivir con ellos.
El
éxito del cambio de actitud se basa en el gradualismo. Teniendo noción
sobre que alimentos son acidificantes y cuales alcalinizantes, es bueno
comenzar a modificar la ecuación de nuestra ingesta diaria. Proponerse
inicialmente un 2 a 1 (dos partes de alcalinizantes por cada parte de
acidificantes) para luego llegar a un óptimo 4 a 1.
No
debemos tener miedo a exagerar con los alimentos alcalinizantes. Ya
vimos que el problema está dado por el exceso de ácidos. De haber exceso
de bases -cosa muy poco probable en organismos recargados de desechos-
hay siempre en la sangre grandes cantidades de anhídrido carbónico para
neutralizarlas.
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 01:53 |
También
es importante que cada persona adecue la alimentación a su realidad
corporal, social y laboral. Las personas nerviosas, delgadas,
friolentas, alérgicas, con dolores articulares, neuralgias, con
tendencias a caries, cálculos u osteoporosis; obviamente tendrán mayor
urgencia y necesidad de alcalinización. Así como no todos somos iguales,
tampoco todas las épocas del año exigen los mismos nutrientes.Lo
importante es basarnos en el abundante consumo de frutas (de estación y
bien maduras) y verduras (preferentemente crudas, cocinadas al vapor o
consumidas con su agua de cocción en forma de sopas). Hacer mucho uso de
repollo blanco (crudo), zanahoria, apio, papa, batata, nabos, hojas de
ensalada, berenjenas, pepino y tomate. Las algas, por ser verduras
marinas, corresponden a este grupo y son muy alcalinizantes debido a su
riqueza en minerales básicos (magnesio, calcio, sodio, potasio). Entre
las frutas, usar: limón, caqui, cereza, manzana, melón, sandía, naranja,
mandarina, pomelo, damasco, ananá, banana, durazno, pera, arándano y
uva.Demás está decir la
importante que es consumir frutas y verduras de cultivo natural, o bien
silvestres, dada la mayor acidez que generan los cultivos industriales.
Esto puede parecer difícil en las grandes ciudades, pero es bueno
insistir en la búsqueda de productores orgánicos que están apareciendo
en los cinturones verdes de las urbes.Usar
los cereales menos acidificantes (arroz, trigo sarraceno) o
alcalinizantes (quínoa, mijo o cebada). Entre las frutas secas preferir
almendras, sésamo, dátiles, pasas de uva y castañas. Dentro del grupo de
legumbres, los porotos blancos, negros y aduki resultan ser los más
alcalinizantes.Como
endulzante preferir la miel de abejas o el azúcar mascabo integral. Usar
fermentos alcalinizantes, como el miso, la salsa de soja, el chucrut,
los pickles en salmuera, el agua enzimática (rejuvelac), las umeboshi y
los germinados en general, incluidas las semillas activadas.A
nivel hierbas, se destacan como alcalinizantes: el diente de león (por
suerte es una "plaga" a lo largo y ancho del país), la bardana, la
ortiga, la congorosa, el incayuyo y el té verde. También hay hierbas de
marcado efecto depurativo como el mil hombres, el palo azul, la espina
colorada, la ulmaria o la zarzaparrilla.Todo
esto no quiere decir que debamos dejar totalmente de lado los alimentos
"acusados" como acidificantes; simplemente debemos ingerirlos
balanceados por los alcalinizantes. Por cierto que el exceso de alimento
es causa de acidificación corpórea; una razón más para buscar la
frugalidad en base a alimentos “íntegros”, que con escaso volumen
satisfacen las necesidades básicas. Algo difícil de lograr cuando nos
alimentamos con calorías “vacías” de contenido nutricional, o cuando el
alimento se convierte en una descarga emocional o, peor aún, en una
adicción.Extraído del libro "Nutrición Depurativa"Y si quieren hacer trampa , pueden beber agua con bicarbonato que sube mucho el ph o agua con limon.
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 01:54 |
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 02:10 |
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 02:11 |
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 02:12 |
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 05:01 |
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 05:13 |
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De: kuki |
Enviado: 26/09/2014 05:36 |
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