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General: LA BRUJA SIMPÁTICA
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De: SILA4141 (Mensaje original) |
Enviado: 09/10/2014 18:19 |
LA BRUJA SIMPÁTICA
Érase una vez
una bruja muy simpática
con la escoba lista
para viajar.
Nunca se olvidaba
de su varilla mágica
y de los hechizos
para embrujar.
Convertía en ranas
a cuatro antipáticos
y a los niños malos
les daba palos, con su bastón. plas, plas
Bruja bruja bruja,
yo no tengo miedo de tus hechizos.
Bruja bruja bruja
yo no tengo miedo de tu bastón.
Allá por el horizonte
volando se ve pasar
y va cruzando los montes
hacia su cueva lejos del mar.
Bruja bruja bruja,
yo no tengo miedo de tus hechizos.
Bruja bruja bruja
yo no tengo miedo de tu bastón.
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De: Lalita2 |
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De: Marti2 |
Enviado: 11/10/2014 03:03 |
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De: Mima |
Enviado: 14/10/2014 23:34 |
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De: Marti2 |
Enviado: 15/10/2014 05:14 |
Aquelarre
El conductor frenó el camión y miró a Mauricio, estaba dormido. Tenía los brazos cruzados y había acomodado su gorro para que la visera le cubriera los ojos. Estaba de noche. La luna iluminaba un paisaje que variaba entre campos y bosques. - ¡Amigo! - ¡Sí!, ¿qué? - dijo Mauricio al despertar. Se acomodó el gorro y se enderezó en el asiento. - Lo puedo llevar sólo hasta aquí - le dijo el camionero - Tengo que dejar el camión en el estacionamiento de la empresa, y ya estamos cerca, y no nos dejan llevar pasajeros. - Entiendo. ¡Muchas gracias por traerme hasta aquí! - le expresó Mauricio. Tomó su bolso y se bajó. Cuando el camión se alejó se dio cuenta que estaba en una parte de la carretera que no conocía. Giró y miró el paisaje que lo rodeaba, no conseguía ubicarse. Tuvo la impresión de que el camionero le había mentido. Pensó que era algo innecesario, podía pedirle que se bajara en cualquier momento, sin tener que inventar algo. No le dio más vueltas al asunto. Mauricio era un verdadero vagabundo, y cualquier lugar le daba lo mismo. La noche estaba clara y la temperatura era agradable. Estaba pensando que hacer, si comenzaba a caminar o acampaba por allí, cuando escuchó una música, tambores. Venía de un bosquecillo cercano. Mauricio dudó, pero al final decidió, por curiosidad, acercarse a ver que ocurría. Bajo la luna, atravesó el campo que separaba la carretera del bosquecillo; mientras lo hacía recordó que era el día de brujas, y supuso que lo que acontecía en el bosque era algún tipo de celebración, algunos “locos” festejando halloween. No estaba del todo equivocado. Entre los árboles, las llamas de una hoguera formaba rayos de luz, y una multitud de sombras, se movían de tronco en tronco; y se hacían larguísimas en el suelo del bosque. Se acercó con cautela y espió, oculto detrás de un árbol caído. Un grupo bastante grande de gente, vestidas con túnicas negras y capuchas que le cubrían la cabeza, danzaba al son de unos tambores, en torno a una fogata y a un tronco que servía de mesa, donde además de velas encendidas, había cráneos humanos. A Mauricio no le gustó nada lo que vio. Aún estaba agazapado detrás del árbol cuando escuchó un ruido detrás de él. Sintió que algo le golpeó la cabeza y cayó noqueado. Cuando volvió en si, estaba sobre el tronco en donde había visto los cráneos, atado de pies y manos. La música había parado y los que allí estaban habían descubierto su cabeza. Estaba rodeado de ancianas horrorosas, llenas de verrugas y lunares peludos, Brujas. Mauricio vio que cada Bruja tenía un cuchillo en la mano, y algunas se relamían y babeaban. - ¡Déjenme! ¡Suéltenme! ¡Auxilio! ¡Aléjense malditas Brujas! - gritaba Mauricio mientras las Brujas se le acercaban más y más. |
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