Sonríe… lo haces muy bien. Al mirarte en tu propia sonrisa ves los detalles del amor en su mágico esplendor.
Sonríe… lo haces muy bien. Porque te acaricias el alma cada vez que te muestras contento.
Sonríe… lo haces muy bien. Es el reflejo de tu ser que se evidencia cuando enseñas lo mejor de tí.
Sonríe… lo haces bien. El brillo de tus ojos acompaña a tu sonrisa para explotar como estrellas brillantes en la oscuridad nocturna.
Sonríe… lo haces muy bien. Ya que al mostrar tu sonrisa se suaviza el momento del coraje que pasastes ayer.
Sonríe… lo haces muy bien. Es que tu sonrisa se proyecta hacia el cielo y perfuma el ambiente con gratos olores que suenan a libertad.
Sonríe… lo haces muy bien. Sonido de ternura que arropa los sentidos, los cuales se saborean los barriles de miel que hasta ellos llega cuando tú los dejas oír.
Sonríe… lo haces muy bien. Al hacerlo logras conquistar al mundo. Porqué ¿quién puede resistirse a tu hermosa, graciosa y dulce sonrisa?
Sonríe… lo haces muy bien. Es tu carta de presentación. Sonríe… lo haces muy bien. Ella nos deja ver al niño travieso que llevas por dentro.
Sonríe… lo haces muy bien. Dios se ha placido en regalártela por lo tanto es tuya y debes reciprocar el gesto a aquellos que a tu alrededor están.
Sonríe… lo haces muy bien. Esta te conduce a ser amigo, amado, estimado, apreciado, valorizado, esperado, invitado, distinguido, recordado. Y a disfrutar de los agradables, gustosos, placenteros, ricos, abundantes y plácidos instantes que te regala la vida.
Sonríe… lo haces muy bien. Es el paso de agradecimiento a tu Creador por dejarte vivir hoy, porque el ayer ya pasó.
Sonríe… lo haces muy bien. Es el peldaño que te sube por los tramos del deseo de vivir, de gozar, de soñar, de volver a sonreír. Es tu derecho ante la vida… tu obligación al mundo y ante ti mismo.
Y lo haces muy bien…
Y los que te rodean lo necesitan también.
Annie Ortiz