¿Cómo afrontar el: "hoy no puedo más"?
Hay días y días. Y todos nosotros hemos vivido esos en que sin saber muy bien cómo, no podemos salir de la cama para ir a trabajar. Para salir de casa y vestirnos con esa cotidianidad tan común donde uno es persona y avanza con tranquilidad con sus responsabilidades.
Nuestro cuerpo, y ante todo nuestro cerebro, disponen de magníficos mecanismos de defensa que nos permiten a menudo esconder nuestros problemas, heridas y debilidades mediante una férrea coraza donde aparentar sencillamente, “que no ocurre nada”. Ponemos el “piloto automático” y funcionamos con más o menos eficacia a lo largo de las semanas e incluso los meses. Pero llegará. Finalmente llegará ese instante en que aparecerá el verdadero problema y nuestro cuerpo deje de reaccionar. Perdemos las fuerzas y la debilidad nos impide ponernos en pie.
Esta vez nuestro cerebro ya es incapaz de aportarnos ese sedante suave donde se disimulan los problemas. En esa ocasión abre las ventanas y deja emerger todo lo que hay escondido. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo superar eso días en que, sencillamente, “no podemos más”?
1. APRENDER A ESCUCHARNOS
Son muchas las razones que están detrás de estas realidades. La más común sin duda son las situaciones asociadas a un alto nivel de estrés. A la ansiedad. A problemas no afrontados. Una de las finalidades que tiene el estrés en nuestro organismo es la de ponernos en alerta, la de avisarnos que existe algún hecho que nos obliga a ir más deprisa, a elevar nuestro nivel de energía para reaccionar, defendernos y actuar.
Esta situación podremos soportarla durante un periodo limitado de tiempo. Mientras, el cortisol irá haciendo ligeros cambios en nuestro cuerpo: eleva la tensión, acelera nuestro corazón, estimula nuestro cerebro, perdemos la capacidad de concentrarnos…
todo ello, poco a poco y día a día, irá dañándonos por dentro. Dispondremos de nuestro “piloto automático” particular y funcionaremos, pero tarde o temprano, caeremos.
Lo mismo ocurre con cualquier problema afectivo. Puede que tengamos un problema con nuestras parejas, puede que hayas perdido a alguien y aún no hayas tenido tiempo de afrontarlo. Hay personas que prefieren, sencillamente, volver a su vida normal sin haber experimentado el duelo. Es mejor no pensar, se dicen a ellas mismas
. Hasta que evidentemente acaba llegando ese momento en que ya no pueden. En que caen. En que algo les bloquea y les impide funcionar.Debemos pues permitirnos el don de escucharnos a nosotros mismos. De atender todo eso que acontece en tu interior. Esconder una realidad no puede traernos más que problemas a largo plazo. Hay que tenerlo en cuenta...
nadie puede aparentar eternamente que está bien.
2. Claves para superar el “ya no puedo más”
Como ya te hemos comentado, lo esencial sin duda es evitar llegar a estas situaciones. Aprender a gestionar el estrés, a establecer prioridades y asumir todo acontecimiento afectivo o emocional que se suceda en nuestras vidas. Sin desplazarlo. Pero cuando experimentes esta sensación amenazante que nos quita el aire con su hoy no podrás salir de casa y enfrentarte a tu vida”, vale la pena que pongas en marcha las siguientes pautas.
1. No te obligues. Si tu cuerpo y tu mente te indica que no vas a poder, escúchate y no fuerces lo inevitable. Si te inclinas por hacer el esfuerzo, coger el coche e ir a trabajar, lo más probable es que tu cuerpo reaccione con mareos y vómitos. Ha llegado el momento de obedecer y quedarte quieto/a. Es el momento de afrontar algo y de pensar en ti.
2. A partir de ahora tú vas a ser la prioridad en tu lista de obligaciones. Ha llegado el momento de atenderte y escucharte, lo mereces y necesitas hacerlo. Necesitas tiempo para ti. Averigua que ha desencadenado ese estado en el que te encuentras. ¿Es el trabajo? ¿Es alguien de tu círculo afectivo? ¿Ocurre algo contigo mismo/a? Analízalo con calma. Piensa en cómo te sientes y expresa tus sentimientos. Si necesitas llorar llora, si necesitas enfadarte, enfádate. El desahogo es esencial para después, iniciar el cambio.
3. Cuando hayas entendido qué origina tu estado, con calma, piensa en posibles soluciones. Piensa en cómo deseas sentirte de verdad y qué deberías hacer para conseguirlo. Piensa en objetivos asumibles. “Deseo estar tranquilo, llegar a casa y no pensar en nada más que en mi familia. Entonces ¿hace falta que siga teniendo las mismas responsabilidades en el trabajo?” “Deseo dejar de preocuparme, ser yo misma y recuperar mi autoestima. Entonces ¿no sería mejor que dejara a mi actual pareja que tan infeliz me hace?”. Vale la pena que hagamos estos razonamientos.
4. Una vez esclarecido a qué se debe nuestro estado, y conociendo cuales pueden ser los pasos para mejorar, es el momento de tomar decisiones. En ocasiones, dependiendo del problema en sí, hará falta tomar actuaciones dástricas. En otros casos, podemos ir poco a poco para ir cogiendo confianza y seguridad.
Convéncete a ti mismo, que todo en esta vida tiene solución.
Piensa que lo más importante es tu felicidad, tu tranquilidad, el despertarte cada mañana con una sonrisa y no con miedo. Nadie debería llegar a este estado.
Si está en nuestra mano el volver a sentirnos bien, no lo dudes, hazlo. Tienes todo el derecho a ser feliz y sin duda lo mereces.