Cuando estés cansado, cuando estés en desacuerdo con lo que te rodea,
cuando estés desesperado y te sientas profundamente desgraciado, acuérdate tan solo un momento, de los días hermosos.
Cuando te reías y bailabas, cuando estabas alegre con todo, como un niño sin problemas.
No olvides los días hermosos.
Cuando el horizonte por lejano que lo veas aparece oscuro y sin luz,
cuando tu corazón esté lleno de tristeza y quizás también lleno de amargura, cuando aparentemente toda esperanza de nueva alegría ha desaparecido, te lo suplico, busca cuidadosamente entre los recuerdos los días hermosos.
Los días en que todo marchaba bien, sin nubes en el cielo, cuando cerca de ti había alguien que te hacia sentir amparado, cuando podías todavía entusiasmarte.
No olvides los días hermosos.
Si los olvidas no volverán más. Vuelve a ser dueño de ti mismo.
Llena tu espíritu de pensamientos alegres, tu corazón de dulzura y de amor, tu boca de una sonrisa, y todo volverá a ir bien…