Cuaderno de Historias, en los más de tres años que llevo escribiendo en este blog, pero he de admitir que el protagonista del relato de hoy merece estar en una vitrina especial por lo singular de su historia y, sobre todo, por el heroico acto que protagonizó en uno de los momentos más terribles del pasado siglo, arriesgando su vida con el fin deayudar a todo un colectivo que poco o nada podían tener en común con él.
Muchos, y de lo más variado, han sido los personajes de los que os he hablado a través de los posts que he publicado enSu nombre era Witold Pilecki y a pesar de haber nacido en Rusia pasó gran parte de su vida en Polonia, donde le pilló siendo un adolescente el estallido de laPrimera Guerra Mundial, participando en éste conflicto y en la posterior guerra polaco-soviética, en ambas ocasiones en el lado del bando de su país de acogida.
Pero el acto que lo llevó a ser recordado y condecorado seis décadas después de su muerte tuvo lugar durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Tal y como sabréis, ésta comenzó a raíz de la invasión por parte del ejército alemán de Polonia el 1 de septiembre de 1939.
Por aquel entonces Pilecki ya era comandante de la 19ª división de infantería del ejército polaco, luchando en primerísima línea por la defensa del país ante la invasión. En noviembre de ese mismo año decidió fundar el Tajna Armia Polska –TAP- (Ejército Secreto Polaco) desde el que quería hacer frente a la agresión que estaba sufriendo Polonia por parte de soviéticos y nazis.
Tras los primeros meses en los que logró reunir un contingente de más de ocho mil hombres y un importante arsenal, decidió realizar una arriesgada y peligrosísima misión: ingresar como prisionero en el campo de concentración de Auschwitz y poder conseguir información de primerísima mano de lo que allí estaba ocurriendo, después la haría llegar a miembros del TAP que se encontraban fuera y así poder organizar la resistencia.
Se le proporcionó una identidad falsa bajo el nombre de Tomasz Serafiński y el 19 de septiembre de 1940 salió a pasear por las calles de Varsovia. Evidentemente ese paseo tenía un propósito claro, ser detenido en la redada que estaban llevando a cabo los nazis en la ciudad y ser enviado como prisionero al campo de concentración.
Allí crearía una célula interna de la resistencia y se daría cuenta del genocidio que estaba llevando a cabo el Tercer Reich con el pueblo Judío. A pesar de no profesar esa religión, Pilecki decidió ayudar a ese colectivo tan castigado e intentar levantar la moral de los prisioneros. Sabía que si el ánimo de los que allí estaban encerrados estaba arriba sería mucho más fácil organizar la resistencia desde dentro e idear un plan para que los Aliados pudiesen ir a liberarlos.
Pero los meses pasaban y a pesar de la numerosa información que Pilecki había hecho llegar a la TAP desde el interior de Auschwitz poca o nada era la ayuda que estaban recibiendo desde el exterior, comprendiendo que, para los Aliados, liberar a todos los presos del campo de concentración no era una de sus prioridades.
Fue entonces cuando planeó fugarse de allí. Estaba convencido que sería mucho más útil desde fuera que estando allí encerrado, viendo la pasividad de quienes tenían que haberles ayudado.
El 26 de abril de 1943 logró escapar de Auschwitz junto a tres de sus compañeros y a lo largo de los siguientes meses fue escondiéndose en lugares seguros con el fin de no ser atrapado y poder entregar la cuantiosa y valiosa información que portaba consigo. Cuatro meses después, en agosto, llegaba aVarsovia y se incorporaba como miembro del departamento de Inteligencia en la Resistencia Polaca, donde desarrolló una eficaz labor hasta que fue detenido un año después y pasó los siguientes meses encerrado como prisionero de guerra.
Tras el fin de la IIGM fue liberado, pero Witold Pilecki se encontró que Polonia (el país por el que había luchado y arriesgado la vida) quedaba en manos del régimen comunista de la Unión Soviética, por lo que decidió dedicar el resto de su vida a luchar contra éstos.
El infortunio hizo que fuese apresado en 1947 y ejecutado un año después, quedando su figura y heroico acto en el olvido.
Witold Pilecki fue otro de esos personajes ignorados por los libros de Historia y cuyo valiente y noble acto pasó desapercibido a lo largo de las siguientes décadas. No fue hasta la disolución del la URSScuando se comenzó a desclasificar documentos y vio la luz este apasionante relato sobre el héroe que entró en Auschwitz por voluntad propia y ofreció su vida y libertad por un país al que amó, a pesar de no haber nacido en él.
Fuentes de consulta: curiosidadesdelahistoriablog / Wikipedia / nytimes