5 maneras en las que los elefantes son como nosotros, pero mejores
1.Fortísimos lazos maternales: Si bien son muchas las madres del reino animal que protegen a sus crías recién nacidas, no son muchas las que les prestan tanta atención y por periodos tan largos. Una madre elefante protegerá a su cría de depredadores y le proveerá sombra. Especialistas han observado que cuando un elefante está a punto de nacer, las hembras de la manada se reúnen a hacer llamados. Cómo si no fuera suficiente, las elefantas tienen un periodo de gestación de 22 meses, el tiempo más largo del reino mamífero.
2. Complejos sistemas sociales: Como los humanos, los elefantes conviven en sociedades, aunque las suyas siempre son matriarcados. La elefanta más vieja tiende a ser la que domina al grupo, el resto de la manada consiste de sus hijas y sus crías. Los machos abandonan este núcleo cuando alcanzan la madurez, alrededor de los quince años de edad. Después caminaran solos y se aparearan con hasta doce hembras de diferentes grupos así maximizando la supervivencia de sus genes. De esta manera, mientras que hay una manada núcleo, también existe cierta libertad que garantiza la una mayor variedad genética.
3. Lamentan la muerte de sus familiares: Cuando un miembro de la manada muere, el resto se mantiene a su lado por periodos largos, algunos de ellos lo acarician y los huelen. Tras la muerte de su cría, las madres llegan a pasar días enteros junto al cuerpo y además pueden llegar a experimentar una depresión después, caminando lento y comiendo menos. En ciertas ocasiones ponen pasto o ramas sobre el cuerpo, llevando a especialistas a inferir que los elefantes entienden —hasta cierto grado— la muerte, por lo que pasan un periodo de duelo.
4. Disfrutan el momento: Por alguna razón muchos consideramos que esta especie es de las más serias del reino animal, sin embargo, son todo lo contrario. Los elefantes son capaces de demostrar muchas emociones, entre ellas felicidad y empatía. Los elefantes pequeños tienden a disfrutar jugar, “chapotear” y corretearse los unos a los otros. Por otro lado, los elefantes adultos se ven aliviados una vez que son liberados y participan en juegos para comunicarse con otros.
5. Pueden entender varios idiomas: De acuerdo a un estudio conducido por la Universidad de Sussex en Inglaterra, los elefantes pueden reconocer diferentes idiomas, reaccionar a los que conocen, diferenciar voces de hombres, mujeres y niños y además pueden comprender cuando una persona señala algo, cosa que muchos primates no hacen. También pueden inferir cuando un tono los amenaza, y los grupos con matriarcas mayores reaccionan más rápido a estas situaciones, agrupándose buscando protección.
Sin duda alguna, habrá muchas razones más por las cuales los elefantes (y quizá otros animales) a veces parecen ser mejores personas que nosotros. La inteligencia que demuestran, así como su sensibilidad y los fuertes lazos afectivos que forman nos recuerdan que debajo de esa dura y aparentemente impenetrable piel, hay seres sabios, juguetones y amorosos. Comprenden la importancia de la colaboración, saben que hay mayor seguridad en grupos y defienden siempre a los más jóvenes. Quizá es hora de recordar que, aunque muchas veces es más fácil pensar lo contrario, no somos los únicos animales que son capaces de sentir un amplio espectro de emociones y ahora, más que nunca, su supervivencia depende de nosotros.