Científicos de la Universidad de York y la Universidad de Zúrich proporcionaron evidencias de que “los chimpancés pueden "aprender" a hacer llamadas que hacen referencia a objetos particulares”.
Un grupo de chimpancés del Parque de Safari Beeke Bergen de Holanda sorprendió porque usaban una lengua diferente de los chimpancés del Zoológico de Edimburgo, Escocia; y el asombro fue mayor aun cuando se descubrió que después de unos años se adaptaron y aprendieron a hablar como los dueños de casa.
Los investigadores dirigidos por el Dr. Katie Slocombe, del Departamento de Psicología de la Universidad, revelaron que estos animales hacen gruñidos distintos cuando se encuentran frente a diferentes tipos de comida, “y otros chimpancés entienden el significado de esos gruñidos”, informó la Universidad de York el 5 de febrero.
La comunidad científica había sugerido que estas llamadas eran respuestas de excitación o entusiasmo frente a la comida preferida. Slocombe y su equipo cuestionaron la afirmación previa y evidenciaron que realmente se trata de “gruñidos 'aprendidos que se refieren a alimentos específicos”, señaló la Universidad. El encuentro de los dos grupos de chimpancés permitió además descubrir que se trata de un lenguaje propio de cada grupo, destacaron los investigadores.
"Antes de la integración [en 2010], los animales tenían diferentes gruñidos de las manzanas, así como diferentes preferencias para las manzanas. Ellos descubrieron que los chimpancés holandeses entrantes modificaron la estructura de sus gruñidos en referencia a las manzanas así que tres años después de la integración de los dos grupos, sus gruñidos resultaron muy similares a los producidos por los residentes chimpancés Edimburgo”, según el documento
El equipo de investigación encontró que “simplemente vivir juntos durante un año(..)no es suficiente para motivar a cualquier cambio en la estructura de la llamada", ya que no fue sino hasta 2013, cuando las amistades entre los animales se reforzaron entre los miembros de los subgrupos originales, que esto sucedió.
“Es importante destacar que las preferencias de los chimpancés para las manzanas se mantuvo estable durante este período de tres años, mostrando por primera vez que la estructura de estas llamadas referenciales no es simplemente un producto de la excitación, y que la estructura puede ser alterada independientemente de la preferencia por la comida”, concluyó Katie Slocombe.
Las evidencias mostradas por la doctora refuerzan las sugerencias de que los animales y plantas tienen sus propios lenguajes para comunicarse.
“Una característica extraordinaria del lenguaje humano es nuestra capacidad de hacer referencia a objetos y eventos externos con símbolos socialmente aprendidos, o palabras. Estos datos representan la primera evidencia de animales no humanos que modifican activamente y socialmente para aprender la estructura de una vocalización referencial significativa", dijo la investigadora de York.
Anastasia Gubin
La Gran Época