Porque eres mucho más que la belleza y mucho más que un cuerpo con una llamarada de gozo entre los flancos. Porque eres más que un vientre para el hijo y mucho más que la ilusión de un hombre que preñe tus silencios y marque con su aliento tu camino. Porque eres la mujer, el equilibrio, la sensatez, la calma, la cordura. Porque en tus manos guardas bendiciones, hay paz en tus palabras y estás hecha de aromas y ternura, rompe ya tus espejos, renuncia a ser fetiche y al metro con que miden tu figura y amamanta la historia con tus pechos de harina recobrando tu luz y tu estatura.
¡ Vuelve a ser la mujer! Vuelve a ser ese fuego donde arden el amor y la decencia, vuelve a ser tierra firme generosa y fecunda, vuelve a ser aire puro que agite alas y brazos, vuelve a ser agua limpia sin marcas ni amargura. ¡Vueleve a ser la mujer! Ya no escuches más cantos de sirenas, recupera tu esencia, tu destino, te lo suplica un mundo que agoniza, te lo reclama el hombre con su voz de martillo, antes de que se muera la esperanza, antes de que ya todo esté perdido.
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