Gimiendo en el nosocomio:
Desde la institución, no se percibe la realidad. Ese concepto ha quedado sepultado por la “hiperrealidad”. Jean Baudrillard, nos dejó claro el neologismo, de manera magistral y muy apropiada, para definir los tiempos en los que nos ha tocado existir.
![la-piedra-de-la-locura](https://periodismoalternativoblog.files.wordpress.com/2015/03/la-piedra-de-la-locura.jpg?w=902&h=912)
Explicar el mundo humano como un infierno, no es lo correcto. Tampoco lo es considerarlo un presidio; ni aún un manicomio. En la actualidad se ha convertido en un psiquiátrico penitenciario.
El perfil psicológico de un ciudadano medio, en la sociedad occidental, tiene cabida en cualquier texto de psicopatología psiquiátrica.
Los más alienados son los encargados de dirigir el establecimiento. Los locos eligen a los más locos de entre ellos, para que les manden hacer nuevas y más atrevidas locuras. Cuanto más excéntricas e imprudentes mejor.
Al ser psiquiátrico penitenciario, estás obligado a recibir la medicación, varias tomas diarias; (no sea cosa que por algún descuido, alcances un momentáneo lapso de razón).
No se atisba la posibilidad de retorno a la penitenciaría, digamos que prácticamente no queda ninguno, que no se halle en el pabellón psiquiátrico. En su fundamento la institución es cárcel, mas en la práctica frenopático.
Está permitida la reproducción, (pues los insanos parecen temer la soledad, y las locas están poseídas por un fuerte y primitivo instinto de procreación, que la prescripción no anula), pero a condición de que los nacidos, tomen de inmediato el tratamiento.
Apenas llegado al lugar, no queda en el nuevo ser, ni rastro de cordura. La droga es tan poderosa, que hasta ha mermado la capacidad de soñar.
Perturbó el don del lenguaje: balbucean, relinchan, aúllan, pero no se comunican, cada cual hace lo que su demencia le dicta. Hasta que el loco dominante obligue otra cosa.
No existe nada por encima de esto, que traiga de nuevo el juicio. El dispositivo se encarga de manera autónoma, en impedir la sensatez.
Es un agujero negro que se traga cualquier partícula de realidad.
Y así va a continuar hasta que los chiflados, gracias a su perturbación, provoquen el fin de su existencia.
Escrito por Rodrigo Tarensí para Periodismo Alternativo