En principio, la exploración mediante rayos X de la glándula mamaria, la "mamografía", se creó para detectar el cáncer en un estadio precoz y, de este modo, poder neutralizar el tumor.
Pero, lamentablemente, este modelo al que todas la mujeres se han acostumbrado tiene fisuras. Varios estudios revelan que la mamografía apenas aporta resultados concretos sobre las probabilidades de supervivencia en pacientes con cáncer de mama.
Y, además, conlleva riesgos.
Son muchas más las mujeres a las que se les diagnostica erróneamente este cáncer (y se les somete a un tratamiento laborioso y caro) que las que efectivamente son salvadas. El balance también es negativo en otros ámbitos de la detección precoz.
¿Debemos abandonar la idea de que se nos hace un favor a la búsqueda de un diagnóstico precoz?