En el tiempo que no usaba tarjeta de crédito , me iba más de una vez solo a mirar el amanecer ... era a la única cita que yo acudía sin ponerme nervioso , sin el temor que me dejara de seña como solía sucederme , sabia que el sol cumplía su palabra y saldría como siempre para llenarme los ojos de luz y de asombro. Eran los años en que miraba los árboles sin querer comprarlos , cuando la primavera no tenia precio y la tierra era de todos. En ese tiempo quizás me hubiese enamorado de ti a primera vista y te hubiese seguido a pie , en bicicleta , en balsa , en un tren de carga y habríamos hecho el amor a la orilla del río , bajo un puente , en una isla , en una estación abandonada , en una plaza bebiendo agua de lluvia y comiendo comida de paloma ... No tenia ningún vicio entonces , ni malas intenciones , ningún cansancio en el cuerpo , ninguna deuda en el alma. Me habría perdido en el azul de tu mirada , como un niño en una playa lleno de gente distraída . Me hubiese ido contigo colgado de tus senos , hasta el confín de tu sexo , hasta el fondo de tu amor ... me habría instalado en tu corazón como un pájaro en su nido , como un sueño en el sueño , como una raíz en el suelo. Nunca hubiese imaginado entonces , que esa piel de seda pura , esa cara de novia que cualquier madre quisiera para su hijo , estarían a la venta , como un vestido , un perfume , un par de zapatos ... tampoco hubiese aceptado en ese tiempo tu maravillosa oferta de mariposa nocturna , que te revoloteas en mis pensamientos y te posas sobre mi boca melancólica ... en ese tiempo ... pero hoy , en esta fría noche de otoño , me ofreces por una horas el calor de tu cuerpo en flor , por casi nada , no tengo que pensarlo dos veces , no lo pienso siquiera , te seguiré ... a pie , lentamente , discretamente , prudentemente , ansiosamente ... hasta tu lecho.