RELIGIONES DEL MUNDO
“ E L A V A T A R D E L A M O R ”
... “El plan y objetivo de las antiguas religiones de la India son sembrar las semillas del amor en el corazón humano para que puedan germinar y crecer en retoños de resistencia y florecer en tolerancia, rindiendo finalmente los frutos de la paz. El pináculo del pensamiento indio es la No Dualidad (Advaita), la experiencia del Uno, la negación de la dualidad. Algunos países marchan hacia el ideal de la libertad individual; otros buscan el predominio del Estado y la supresión del derecho del individuo a la libertad. Pero la India, desde tiempos inmemoriales, ha buscado inculcar en el individuo la lección de que él podrá ser libre sólo cuando conozca su identidad con todos; no los habitantes de su propio Estado o aquellos que hablan su propio idioma, o los de su propio color o creencia, sino toda la humanidad y todos los seres vivientes y no vivientes. La expansión es la clave de la felicidad y el amor es la infalible clave de la expansión. El hombre es pariente de todos, ésta es la enseñanza del Sanathana Dharma.” ... (1)
... “Lo Divino tiene en su visión a toda la humanidad; no puede ser limitado a una casta o un credo. Este avatar pudo haber nacido en determinada comunidad, pero ha venido aquí para ayudar a débiles, enfermos, desvalidos, menesterosos, los dedicados y orientados hacia lo Divino entre toda la humanidad. Ustedes se describen erróneamente como “sin guardián” (anatha), pero para cuidarlos y alentarlos está Dios, listo para responder a las súplicas, virtudes, bondades. Dios es el único anatha, ya que Él no tiene natha o guardián. Él es el guardián del universo. Nadie puede controlarlo, mandarlo o guiarlo. Cada ser que está afligido por el hambre tiene el derecho de pedirle a Dios comida. Él le ha dado el hambre, así que es su deber y su deleite proveer la comida que la puede mitigar. Por eso, ustedes también tienen el derecho de pedirle que les ayude a realizarlo a Él mismo.” ... (2)
... “Dios es inescrutable. Es imposible comprenderlo en el mundo objetivo; Él está en el corazón mismo de cada ser. Las piedras preciosas han de ser buscadas en lo hondo del suelo; no flotan en el aire; así, busquen a Dios en las profundidades de su ser, no en la tentadora y caleidoscópica naturaleza. El cuerpo les ha sido otorgado para este alto propósito; pero ahora lo están usando mal, como la persona que cocinaba su alimento diario en la vasija de oro engarzada con piedras preciosas que había heredado.
El hombre exalta a Dios como Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente; ¡pero ignora su presencia dentro de sí mismo! Por supuesto, muchos se aventuran a describir los atributos de Dios y lo proclaman como esto o aquello; mas no son sino conjeturas que reflejan sus predilecciones particulares.
¿Quién puede afirmar que Dios es esto o lo otro? ¿Quién puede aseverar que Dios no es de esta forma o con este atributo? A cualquiera le es posible tomar de la vasta extensión del océano sólo la cantidad de agua que contenga el recipiente que lleva. De aquella inmensidad sólo puede captar una cantidad mínima.
Cada religión define a Dios dentro de los límites de su credo y luego pretende haberlo aprehendido en su totalidad. Sucede como con los cuatro ciegos que hablaban del elefante como de un pilar, un ventilador, una cuerda o una pared, porque sólo tocaban una parte del animal y no lo abarcaban en su totalidad. Así también, las religiones hablan sólo de una parte de Dios y aseguran que su visión es completa.
Cada religión olvida que Dios es todas las formas y todos los nombres, todos los atributos y todas las aseveraciones. La Religión de la Humanidad es la suma y sustancia de todos estos credos parciales, pues Hay una sola religión: La Religión del Amor. Los diferentes miembros del elefante que parecían distintos y separados para los ciegos, eran nutridos y movidos todos por una sola corriente sanguínea; las diversas religiones y credos que se sienten separados y distintos han sido alentados por una sola corriente de amor.
Al sentido de la vista le es imposible concebir la verdad; da sólo una información falsa e inútil. Por ejemplo, hay muchos que observan mis acciones y empiezan a alegar que mi naturaleza es tal o cual. Son incapaces de apreciar la santidad, la majestad y la realidad eterna que yo soy. El poder de Sai Baba es ilimitado, se manifiesta siempre. Todas las formas de “poder” residen en la palma de mi mano.
Pero aquellos que proclaman haberme entendido –los sabios, los yoguis, los pandits (eruditos), los jñanis (que poseen el conocimiento espiritual)-, todos ellos se dan cuenta sólo de lo menos importante, de la causal manifestación externa de una parte infinitesimal de ese poder, o sea, los “milagros”. No han querido ponerse en contacto con la fuente de todo poder y de toda sabiduría que está a disposición aquí en Brindavan. Se sienten satisfechos cuando logran una oportunidad de exhibir su sabiduría libresca y hacer gala de su erudición en los Vedas, sin percatarse de que la persona de quien emanaron los Vedas, está entre ellos y ha venido para su beneficio.
Esto ha ocurrido en todas las edades. La gente puede estar físicamente muy cerca del avatar; sin embargo, vive su vida sin darse cuenta de su suerte; eso sí, exagera el papel de los milagros, tan mínimos cuando se equiparan con mi gloria y majestad como lo es el tamaño y fuerza de un mosquito comparados con los del elefante sobre el cual se posa. Por eso, cuando ustedes hablan de estos “milagros” debo sonreír de compasión para mis adentros, porque permiten que se les escape tan fácilmente el conocimiento precioso de mi realidad.
Mi poder es inconmensurable; mi verdad, inexplicable e insondable. Expongo esto acerca de mí, pues ha surgido la necesidad; pero lo que estoy haciendo ahora es sólo obsequiarles una “tarjeta de visita”. Permítanme decirles que entre los avatares, sólo Krishna ha hecho declaraciones rotundas de la verdad tan clara e inequívocamente. A pesar de ellas, verán que en el curso de su vida el mismo Krishna sufrió descalabros en sus esfuerzos y empresas en algunas ocasiones, aunque también deben notar que esas derrotas constituyeron parte del drama que Él había concebido y que Él mismo dirigió.
Cuando los reyes le rogaron que evitara la guerra con los Kauravas, confesó que su misión en la corte de los Kauravas para lograr la paz había “fallado”. Pero Él no había determinado que tendría buen éxito: había decidido que la guerra se libraría. Su misión había tenido por objeto dar a conocer la codicia e iniquidad de los Kauravas a fin de condenarlos ante el mundo entero.
Sin embargo, debo decirles que durante este avatar de Sai no hay lugar para esa clase de “drama”, con escenas de fracasos y derrotas. Lo que ordeno, se cumple; lo que planeo, ocurre. Yo soy la verdad, y en la verdad no hay dudas ni temores ni doblegamientos.
El “desear” es superfluo para mí, pues mi gracia siempre está disponible a los devotos que tienen amor y fe firmes. Como yo me mezclo con ustedes hablando y cantando, hasta los intelectuales son incapaces de aprehender mi verdad, mi poder, mi gloria y mi verdadera tarea como avatar. Puedo resolver cualquier problema, no importa lo complicado que sea. Estoy más allá del alcanza de la indagación más profunda y de la evaluación más meticulosa. Sólo quienes han reconocido y experimentado mi amor pueden asegurar que han vislumbrado mi realidad, pues el sendero del amor es el camino real que conduce a la humanidad hacia mí. No intenten conocerme por medio de los ojos externos. Cuando van a un templo y se ponen de pie ante la imagen de Dios, oran con los ojos cerrados, ¿no es así? Porque perciben que sólo el ojo interno de la sabiduría les puede revelar a Dios. Por eso, no ansíen de mí triviales objetos materiales: anhélenme a mí y serán recompensados. Esto no quiere decir que no han de recibir cualquier objeto que yo les obsequie en señal de gracia, de la plenitud de mi amor. Les diré por qué doy estos anillos, talismanes, rosarios, etcétera: es para afianzar el vínculo entre mí y aquellos a quienes se los doy. Cuando les ocurre una calamidad, el objeto vuelve a mí en un relámpago y regresa a ustedes en un relámpago, luego de haber tomado de mí la gracia reparadora de la protección. Esa gracia está a disposición de todos los que me llamen por cualquier nombre o forma, no sólo de quienes portan esos regalos. El amor es el vínculo que obtiene la gracia.
Consideren el significado del nombre Sai Baba. Sa significa divino; ai o ayi, madre, y Baba, padre. El nombre indica madre y padre divinos, al igual que Sambashiva, que también quiere decir madre y padre-divinos (Sa-amba-shiva). Acaso sus padres físicos cultiven el amor con cierta dosis de egoísmo; pero esta madre y padre Sai les brinda afecto o los reprende sólo con el fin de conducirlos hacia la victoria en la lucha por la autorrealización.
Este Sai Baba ha venido con el propósito de lograr la tarea suprema de unir en una sola familia a la humanidad mediante el vínculo de la fraternidad; de reafirmar e iluminar la realidad átmica de cada ser, a fin de revelar la divinidad, que es la base sobre la cual descansa todo el cosmos, y de instruir a todos para que reconozcan la herencia divina común que une a hombre con hombre, de manera que el ser humano se desprenda de lo animal y se eleve hacia la divinidad, que es su meta. Yo soy la encarnación del Amor; el Amor es mi instrumento. No hay ninguna criatura sin amor; hasta la más baja se ama a sí misma. Y su ser es Dios. Así pues, no hay ateos, aunque a algunos quizá no les guste Dios o lo rechacen, al igual que los enfermos de malaria rechazan los dulces, o los diabéticos, que rehúsan comerlos. Aquellos que se precian de ateos, algún día, cuando hayan sanado de su enfermedad, amarán a Dios y lo reverenciarán.
Me veo en la necesidad de decirles todo esto acerca de mi verdad, pues deseo que mediten sobre ello y obtengan consiguientemente felicidad, para que se inspiren en observar las disciplinas establecidas y avancen hacia la meta de la autorrealización, la realización de Sai que brilla en sus corazones.” ... (3)
_______________________________________________________________________
(1) Rajahmundry – 10-IX-69 – Mensajes de Sathya Sai – Vol. VII –
(2) Anantapur – 21-VI-71 – Mensajes de Sathya Sai – Vol. VIII –
(3) Brindavan – 19-VI-74 – Mensajes de Sathya Sai – Vol. IX –