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El Budismo
“Una cosa enseño: el sufrimiento y el fin del sufrimiento.
Es solo la enfermedad y su curación lo que proclamo."
Buda
El budismo es una doctrina filosófica y religiosa derivada del hinduismo. Proviene del sánscrito “Buddh”, que significa “despertar desde las tinieblas de la ignorancia para entrar en la luz del conocimiento”.
Surgió de las enseñanzas de Siddharta Gautama, posteriormente conocido como Buda “El Iluminado”, que nació en India en el siglo VI a. C. (aproximadamente en el año 563 a. C.). La Iluminación es la esencia de la enseñanza budista. Todas sus doctrinas y prácticas están orientadas para ayudar al ser humano, hombre o mujer, a alcanzar su potencial de Iluminación o Nirvana.
El Budismo es una de las religiones más importantes del mundo. De acuerdo con las estadísticas, el número oficial de budistas ronda los 300 millones. Pero al no existir iglesia o autoridad que pueda dar cuenta de la cantidad de practicantes y considerando las numerosas corrientes budistas, probablemente esta cifra podría duplicarse.
Vida del Buda
Siddartha nació en el reino de Kapilavastu, en el norte de la India (actual Nepal), en la dinastía de los Sakhyas. Era hijo del rey Sudodhama y la reina Maya Devi. Según la costumbre, Suddhodana llamó a un sabio para que vea a su hijo. “Signos supernaturales indican que este recién nacido será un gran asceta o se convertirá en un gran Rey”, le dijo el vidente. Al escuchar estas palabras, Suddhodana decidió resguardar a su hijo del mundo exterior y lo confinó al palacio, donde lo rodeó de placeres y riquezas. Entonces sucedió lo inevitable. A pesar de los esfuerzos de su padre, Gautama un día salió del palacio.
Vio cuatro cosas que cambiaron su vida para siempre: un anciano, un enfermo, un muerto y un renunciante. Al saber que las primeras tres no eran visiones extrañas sino el destino inevitable de todos los seres humanos, Siddartha se conmovió profundamente. A los treinta años decidió renunciar al lujo de la vida de palacio para encontrar la respuesta al problema del dolor y del sufrimiento humano. Se acercó a su esposa y a su hijo que estaban dormidos y se despidió de ellos en silencio. Posteriormente, ambos se volverían sus discípulos.
Siddartha llevó a cabo varias prácticas espirituales para realizar su verdadero Ser. Primero se encontró con cuatro ascetas que practicaban sus disciplinas con mucha intensidad. Decidió unirse a ellos y llevar una vida de renuncia extrema en los bosques. Pero pronto llegó a la conclusión de que ese tipo de existencia no conducía a la paz y a la auto-realización, sino que simplemente debilitaba la mente y el cuerpo. De aquí proviene otro de los puntos centrales de las enseñanzas del budismo: el sendero medio. De su experiencia en el palacio y en los bosques, Buda concluye que el camino no está ni en el extremo de los placeres sensuales ni en el de las austeridades y las penitencias.
Después de siete años de búsqueda, decide sentarse en meditación con la inquebrantable determinación de no moverse hasta haber comprendido y realizado la verdadera naturaleza del Ser. Mientras estaba en meditación profunda bajo una higuera conocida como el árbol de Bodhi (árbol de sabiduría), Gautama experimentó el grado más alto de conciencia llamado Nirvana. En sus propias palabras: “La realidad que vino a mí es profunda y difícil de ver o entender porque está más allá del pensamiento”. A partir de su iluminación, Siddartha Gautama fue conocido como Buda, "el Iluminado".
Al principio Buda estaba reticente a hablar de su experiencia: “Si intentara enseñar esta verdad, esta realidad, nadie me entendería, pensé. Todo el trabajo y esfuerzo no serviría de nada. Pero luego comprendí que debía enseñar esta realidad, porque también es felicidad. Hay gente cuya visión está levemente nublada, y sufren por no haber escuchado nunca sobre la realidad. Ellos están listos para conocer la verdad. Fue así como decidí propagarla”.
Buda comprendió que para alcanzar el estado de Nirvana era imprescindible hacer un uso correcto y sagrado de los cinco sentidos, cultivando Samyak Drishti (visión sagrada), Samyak Vaak (habla sagrada), Samyak Shravanam (escucha sagrada), Samyak Bhavam (sentimientos sagrados) y Samyak Kriya (acciones sagradas). Dio su primer sermón en Sarnath (cerca del actual Benares, India) donde habló por primera vez de las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Octuple Sendero.
Al comenzar su enseñanza, pronto tuvo muchos discípulos en India ya que la mayoría hindú había quedado apartada por el brahmanismo ritualista.
Buda proclamó su mensaje durante 45 años y estableció su comunidad de discípulos o Sangha. Murió a los ochenta en la luna llena de mayo o Vaisakha Poornima. Este día de mayo es el más sagrado para los budistas, ya que en él no solo nació y murió Buda, sino que obtuvo su iluminación.
Para el tiempo de su muerte, el budismo se había convertido en una fuerza importante en la India. Tres siglos más tarde se había extendido a toda Asia. Buda nunca dijo ser una deidad sino más bien un guía o "indicador del camino".
Su enseñanza
“Ustedes, que son esclavos del yo,
que le prestan servicio de sol a sombra,
que viven en un miedo constante
al nacimiento, vejez, enfermedad y muerte,
reciban las buenas nuevas:
su cruel amo no existe.”
El mensaje central de Buda es que todos podemos liberarnos del sufrimiento, producto de la servidumbre a deseos y ansias ilusorios. Buda enseñó que la causa de todo sufrimiento, físico, emocional o existencial, incluido el derivado de la muerte, es la ignorancia o el olvido de nuestra verdadera naturaleza.
Por otro lado, Buda exhorta a no creer nada que uno no pueda experimentar por sí mismo. El fundamento de las enseñanzas es que todos los seres tenemos la misma naturaleza de Verdad, Amor y Belleza, y no es posible que haya algunos que estén más cerca de esta Realidad que otros. Sólo hay unos que se dan cuenta y otros que no. Así, el objetivo de toda la práctica de las enseñanzas es el despertar a nuestra verdadera realidad, al Ser, llamado Iluminación en el budismo y Liberación (moksha) en el hinduismo.
Las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero
Este despertar no es posible sin antes erradicar la ignorancia, fuente de todo sufrimiento. Luego de su iluminación, Buda instó a comprender las Cuatro Nobles Verdades, caminar por el Noble Óctuple sendero y completar la práctica de las seis perfecciones (paramitas).
1. La primera Noble Verdad es que la naturaleza de la vida es sufrimiento (dukkha). “Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. Resumiendo, los cinco agregados del apego son sufrimiento”.
2. La segunda Noble Verdad es el Origen del sufrimiento. “Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Origen del Sufrimiento: Es el deseo que produce nuevos renacimientos, que acompañado con placer y pasión encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí, ahora allí. Es decir, el deseo por los placeres sensuales, el deseo por la existencia y el deseo por la no existencia”.
3. La tercera Noble Verdad es la cesación del sufrimiento. “Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad de la Cesación del Sufrimiento. Es la total extinción y cesación de ese mismo deseo, su abandono, su descarte, liberarse del mismo, su no dependencia”.
4. La cuarta Noble Verdad es el Sendero que conduce al cese del sufrimiento. “Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sendero que conduce a la Cesación del Sufrimiento. Simplemente este Óctuple Noble Sendero; es decir, es la Rectitud en el Entendimiento, Pensamiento, Lenguaje, Acción, Medio de Vida, Esfuerzo, Atención y Concentración”.
El Sendero óctuple comprendido en la cuarta Noble Verdad también es conocido como el Sendero Medio, llamado así por evitar los dos extremos, tanto la búsqueda de la felicidad a través de los placeres sensuales, como la auto mortificación.
Estos ocho factores o rectitudes deben desarrollarse simultáneamente, ya que están estrechamente relacionados entre sí y cada uno contribuye al cultivo de los otros. A su vez, las ocho rectitudes están divididas en tres grupos de acuerdo al nivel de la práctica: la sabiduría, la conducta ética y la disciplina mental.
A continuación se explica en qué consiste cada rectitud, y a cuál de las tres categorías pertenece.
La Sabiduría
1. El Entendimiento: es la comprensión de las cuatro Nobles Verdades. También implica el conocimiento, de la ley del karma o causalidad ( las malas acciones traen malas consecuencias y las buenas acciones, buenas consecuencias). Asimismo, es comprender la impermanencia de las cosas.
2. El Pensamiento: es pensar con desapego, amor, y no violencia. Es la ausencia de mala voluntad y de crueldad en el pensamiento.
La conducta ética
3. La Palabra: es decir la verdad de forma amable. Cultivar palabras amistosas, benévolas, agradables, verdaderas, dulces, significativas y útiles. Abstenerse de emplear formas de lenguaje erróneas y perniciosas, de hablar negligentemente, de mentir, difamar, calumniar o dañar a otros.
4. La Acción: es cultivar una conducta honorable y pacífica. Abstenerse de matar, robar, de llevar a cabo conductas sexuales impropias y tratos deshonestos.
5. La Ocupación: es ganarse la vida de forma honorable, irreprochable e inofensiva, evitando cualquier ocupación que pueda ser nociva para otros seres vivos.
La disciplina mental
6. El Esfuerzo implica los cuatro siguientes esfuerzos:
- Impedir el surgimiento de pensamientos malos.
- Apartar los pensamientos malos ya surgidos en la mente.
- Cultivar buenos pensamientos.
- Conservar los buenos pensamientos ya surgidos.
7. La Atención:
- Prestar atención al cuerpo.
- Prestar atención a las sensaciones y las emociones.
- Prestar atención a las actividades de la mente.
- Prestar atención a las ideas, pensamientos, concepciones y cosas.
8. La Concentración: es la disciplina que conduce a las cuatro etapas de meditación o absorción:
- en la primera etapa se abandonan los deseos y pensamientos apasionados e impuros,
- en la segunda, una vez desaparecidas las actividades mentales, se desarrolla la tranquilidad y la "fijación unificadora de la mente",
- en la tercera aparece la ecuanimidad consciente,
- en la cuarta desaparecen todas las sensaciones, tanto de dicha como de desdicha, de alegría y de desconsuelo, y se permanece en un estado de ecuanimidad y lucidez.
Este Noble Óctuple Sendero puede ser practicado y desarrollado por cada individuo, varón o mujer. Es una disciplina corporal, verbal y mental. Se trata de un sendero que conduce a la aprehensión de la Realidad última, a la liberación, la felicidad y la paz mediante un camino ético, espiritual e intelectual.
Las seis perfecciones o paramitas consisten en:
1- Dar: incluye todas las formas de dar y ayudar.
2- Pureza: destruye las malas pasiones y cualidades a través de la observación de los siguientes preceptos: abstenerse de matar, de robar, de tener una conducta sexual impropia, de mentir, de consumir intoxicantes, del habla grosera y difamatoria, de codiciar, de odiar y de tener creencias erróneas.
3- Paciencia: practicar la tolerancia para prevenir el enojo ante los actos realizados por personas ignorantes.
4- Perseverancia: realizar esfuerzos vigorosos y enérgicos en la práctica del Dharma (acción correcta).
5- Meditación: reduce el diálogo interno, la confusión mental y conduce a la paz y a la felicidad.
6- Sabiduría: desarrolla el poder de discernir la realidad.
La práctica de estas seis virtudes ayuda a eliminar la avaricia, el enojo y el odio, la confusión mental, la estupidez y las creencias erróneas. Junto con el noble óctuple sendero, enseñan a alcanzar el estado en el cual se destruyen las ilusiones para lograr paz y la felicidad permanentes.
Las tres advertencias de Buda:
“¿Nunca has visto a un hombre o a una mujer de ochenta, noventa o cien años, débiles, encorvados, descansando en muletas, con pasos tambaleantes, dientes rotos, de cabellos grises y escasos, o pelados?
¿Y nunca se te ocurrió que tu también estás sujeto al deterioro y que no puedes escaparte de él?”
“¿Nunca has visto a una mujer o a un hombre, que estando afligidos y mortalmente enfermos, sumergidos en su propia suciedad, fueron levantados por algunos y llevados a la cama por otros?
¿Y nunca se te ocurrió que tu también estás sujeto a la enfermedad y tampoco podrás escaparte?”
“¿Nunca has visto el cadáver de un hombre o una mujer, uno o dos días después de su muerte, chupado, de color gris y azul, y en proceso de descomposición?
¿Y nunca se te ocurrió que tú también estás sujeto a la muerte y tampoco podrás escaparte?”
Buda y el ego
Todo lo que tiene principio tiene fin. Toda preocupación por el yo es vana, el ego es como un espejismo, y todos los problemas que lo tocan tienen un final. Desaparecerán como una pesadilla cuando el soñador despierte.
El yo es un error, una ilusión, un sueño. Abran sus ojos y despierten. Vean la realidad tal como es y obtendrán alivio.
El que está despierto nunca más tendrá miedo a las pesadillas. El que reconoce la naturaleza de la soga que aparecía como serpiente, deja de temblar. El que ha descubierto que no hay un “yo”, dejará ir todo deseo.
Renuncia a la disposición codiciosa del egoísmo y lograrás ese estado de mente pura que transmite perfecta paz, bondad y sabiduría.
Aquel que no conozca un “yo” ni un “mi”, tanto al referirse al cuerpo como a la mente, aquel que no sufra por lo que no tiene, ese es un bhikshu (monje).
Buda y la verdad
La verdad es noble y dulce, la verdad puede liberarte del mal. No hay otro salvador en el mundo que la verdad.
Tengan confianza en la verdad, aunque de entrada no puedan comprenderla, aunque supongan que su dulzura es amarga, aunque al principio retrocedan ante ella. Confíen en la verdad.
Feliz es aquel que superó todo egoísmo, feliz es aquel que logró paz y feliz es aquel que encontró la verdad.
El yo es una fiebre, una visión transitoria, un sueño. Pero la verdad es completa, sublime, eterna. No hay inmortalidad excepto en la verdad. Porque solo ella es para siempre.
Buda y la paz
La persona debe buscar la paz dentro de sí misma y no depender de ninguna otra cosa. Porque, cuando uno está en silencio interior, el “yo” desaparece.
No hay olas en lo profundo del mar. Está quieto e imperturbable. Lo mismo con una persona pacífica. Al dejar ir los cimientos del yo, ya no construye orgullo y deseo.
Un monje puede ser muy gentil y pacífico mientras nadie lo ataque con duras palabras. Pero al recibir ataques es cuando debe ser realmente gentil y pacífico.
No te erijas como juez de otros ni creas conocer sus motivos. Puedes destruirte a ti mismo si insistes en mantener tus juicios sobre los demás.
Si quieres deshacerte de tu enemigo, la verdadera forma de hacerlo es darte cuenta de que tu enemigo es una ilusión.
Buda y el desapego
“Vacía tu bote, buscador, y viajaras más ligero. Aminora la carga de deseos y opiniones, y llegarás al Nirvana más rápido.”
Un hombre discutió con Buda: “Dices que todo es cambiante y por lo tanto su ser no es permanente. Pero las plantas dependen de la tierra para su crecimiento, y de la misma manera una persona es material y tiene necesidades, sentimientos, etc. Entonces afirmo que esta forma material (el cuerpo) y todo lo relacionado con ella soy yo”.
“¿Tienes el poder, entonces, de cambiar tu forma para que sea más baja o más alta?”, preguntó Buda.
“No”, admitió el hombre.
“¿Los objetos materiales, son permanentes?”
“No”.
“¿Es sabio entonces pensar que objetos transitorios como tu cuerpo te pertenecen o incluso que tú eres esa forma?”
“No, eso sería un error”, dijo el hombre. “Y lamento si te hablé agresivamente. Quisiera saber cómo fue que tus discípulos alcanzaron tu entendimiento.”
“Habiendo visto todas las cosas, incluso pensamientos y emociones, tal como son, fueron capaces de decir: ‘esto no es mío, esto no soy yo’. Así, están liberados de su ilusorio apego a ellos mismos”.
Buda y el amor
Sé amoroso, sé amable.
Y sigue el camino de la bondad.
De todos los caminos que puedas pensar, ninguno tiene ni la dieciseisava parte de valor que la amabilidad. La amabilidad es la libertad del corazón que abarca todo. Es luminosa, brillante e incandescente.
Baja todas las barreras y deja que tu ser se llene de amor. Deja que el amor impregne todos los confines del mundo así el mundo entero, arriba, abajo y alrededor, estará embebido de amor. Deja que sea sublime y más allá de toda medida, de manera tal que abunde en todos lados.
El que practica la amabilidad duerme y se despierta apaciblemente y no tiene pesadillas. Es querido por humanos y otras criaturas, ningún peligro lo puede dañar. Su mente puede concentrarse fácilmente y su expresión es feliz y serena.
El Budismo y su desarrollo
El Budismo originario no dio tanta importancia a la figura de Gautama Buda, que más tarde ocuparía un lugar prominente. En cambio, subrayó el valor del conocimiento supremo o Iluminación. Para lograrlo enfatizaba la práctica de las enseñanzas de Buda, que aspiran al logro de la ecuanimidad y a la extinción de la creencia en la propia individualidad.
Buda enseñó a todo tipo de gente: reyes y príncipes, brahmanes, granjeros, pordioseros, hombres cultos y corrientes. Sus enseñanzas se ajustaban a las experiencias, niveles de entendimiento y capacidad mental de sus interlocutores.
Buda formó la primera orden monástica en el mundo, llamada el Sangha. No se basó en la fe sino que adoptó el lema “ven y experimenta por ti mismo”. Después de establecer la Orden de monjes y monjas, instituyó reglas disciplinarias llamadas Vinaya como guía de la Orden o Sangha. El resto de sus enseñanzas fueron llamadas Dhamma, que incluyen sus discursos y sermones a monjes, monjas y laicos.
El primer Concilio
Alrededor de tres meses después de la muerte de Buda se realizó el primer concilio, al que asistieron alrededor de quinientos miembros para recopilar y organizar sus enseñanzas. En el Concilio, la enseñanza o Dhamma se dividió en varias partes y cada una fue asignada a un anciano y sus discípulos para memorizar. El Dhamma se transmitió de maestro a discípulo oralmente y en forma diaria para evitar omisiones o adiciones. Los historiadores concuerdan en que la tradición oral es más confiable que un reporte escrito de memoria por una persona años después del evento.
El segundo Concilio
Se llevó a cabo en la ciudad de Vaishali, alrededor de cien años después de la muerte del Buda. Sólo se discutieron asuntos pertenecientes al Vinaya (las reglas de la comunidad de monjes) ya que luego de cien años la coyuntura socioeconómica y política había cambiado. No se reportó ninguna controversia acerca de la enseñanza de Buda. Finalmente, un grupo de monjes dejó el Concilio y formó el Mahasanghika - la Gran Comunidad.
El Tercer Concilio
En el tercer siglo a. C., durante el tiempo del rey Asoka de Sri Lanka, se convocó el Tercer Concilio para discutir las diferencias de opinión entre los monjes de diferentes sectas. En este Concilio las diferencias no se limitaron al Vinaya sino que también estuvieron relacionadas con el Dhamma. La enseñanza aprobada y aceptada por este Concilio se conoció como Theravada.
Al terminar el Concilio, el hijo de Asoka le llevó las enseñanzas junto con los comentarios recitados en el Tercer Concilio. Los textos llevados a Sri Lanka se preservaron hasta el día de hoy sin haberse perdido ninguna página. Fueron escritos en Pali, que estaba basado en el lenguaje original de Buda (Magadhi). No había nada conocido como Mahayana en ese tiempo.
Recién entre el Siglo I a. C. al siglo I d. C., los términos Mahayana e Hinayana aparecen en el Sutra del Loto de la Buena Ley (Saddharma Pundarika Sutra). Alrededor del siglo II d. C., el Mahayana se volvió claramente definido.
Las principales tradiciones: Theravada y Mahayana
La mayoría de los estudiosos coincide en que la diferencia entre ambas corrientes es solo superficial. Theravada y Mahayana comparten las mismas enseñanzas básicas de Buda. La discrepancia principal es que Theravada enfatiza la iluminación personal y Mahayana (el gran vehículo) no solamente pone énfasis en la propia iluminación, sino también en servir a todos los seres en forma activa a través del logro del nivel de bodhisattva (el iluminado).
Al respecto, algunos tildan de egoísta a la corriente Theravada por su énfasis en la propia iluminación. Pero muchos consideran que esta acusación es errónea, simplemente porque no se puede alcanzar la iluminación sin desterrar al egoísmo. Además, iluminarse es el servicio más grande que se puede hacer a la humanidad.
Entre los años 900 y 1100 el budismo desapareció en la India casi por completo principalmente debido a las invasiones de los musulmanes, que destruyeron gran cantidad de monasterios y escuelas budistas y masacraron a los monjes.
Sin embargo, mucho antes de su desaparición en la India, el budismo se había extendido en diversas direcciones. En el siglo III antes de nuestra era, se había convertido en la religión oficial de Sri Lanka y, a partir de allí se había extendido hacia el sur y el este, popularizándose en Tailandia, Birmania, Camboya e Indonesia, en su forma Theravada.
La rama Mahayana se extendió hacia Asia Central a través de los Himalayas e ingresó al imperio chino. De allí llegó a Mongolia, Corea, Japón y Vietnam, con lo que se convirtió en la corriente más extendida del budismo.
La propagación de la rama vajrayana siguió un trayecto similar al del mahayana. Alcanzó los Himalayas, el Tíbet, China, Mongolia y Japón, aunque por su avanzada forma esotérica no tuvo tantos adeptos como el Mahayana.
Mahayana es común en China, Corea, Tíbet y Japón. Dentro de esta tradición hay muchas ramas, incluyendo al budismo Ch’an (China) Zen (Japón) y Tántrico (Tibet). Los theravadistas siguen las enseñanzas del Canon pali y los mahayanistas tomaron los Sutras escritos en Sánscrito.
El Mahayana ha creado muchos Bodhisattvas místicos mientras el Theravada considera un Bodhisattva como un hombre que dedica su vida entera al logro de la perfección, llegando en última instancia a ser un Buddha completamente Iluminado para el bienestar del mundo.
Mucha gente afirma que el Mahayana conduce a la Buddheidad mientras que Theravada conduce al Arahat. Sin embargo, ambos términos refieren a lo mismo: el estado de Iluminación.
Con el tiempo la fe budista, a través de sus principales corrientes, fue difundida por toda Asia. Los chinos introdujeron el budismo a Japón, y desde la India fue difundido hacia Sri Lanka durante el reinado del rey Asoka (270-232 A.C.)
El Budismo en Occidente
Occidente conoció al Budismo durante el siglo XIX. Algunos exploradores occidentales percibieron que esta tradición tenía algo importante que ofrecer, como lo expresa el poema de Sir Edwin Arnold, Buda es “La Luz de Asia”. La mayoría de los que escribían sobre budismo lo hacían con un interés académico. A los eruditos les atraía el planteo analítico y racional de la escuela Theravada y les interesaba que basara sus enseñanzas en escrituras tan cercanas a las palabras de Buda. Estos eruditos consideraban que el Theravada era el budismo “auténtico” y calificaban al Mahayana y al Vajrayana como corrupciones posteriores.
Durante la primera mitad del siglo XX, el budismo Theravada continuó siendo la forma más conocida y respetada en Occidente. Sin embargo, se empezaron a conocer otras tradiciones que llamaron mucho la atención. En la segunda mitad del siglo XX, se popularizaron ciertas escuelas budistas como el Zen japonés y el budismo tibetano (una composición de tradiciones Mahayana y Vajrayana, que además reconoce el valor de las enseñanzas preservadas por el Theravada).
Gran parte del interés que surgió fue puramente intelectual y aún hay muchos budistas occidentales “de biblioteca”. Pese a esto, existe un creciente número de practicantes budistas en diversos países de Occidente.
Lo cierto es que para los practicantes de todo el planeta, Buda es considerado no solo como la Luz de Asia, sino como la Luz del mundo. Su contribución a la evolución espiritual de la humanidad es inconmensurable y sus enseñanzas influyeron las vidas de millones. Tanto la cultura asiática como la occidental se vieron atraídas por la sabiduría, la tolerancia, la igualdad y el pacifismo promovidos por el Budismo.
TEXTO TOMADO DE: H2H LATINO
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