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General: EL PODER DEL AMOR - DR. BENITO REYES
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De: luistovarcarrillo  (Mensaje original) Enviado: 12/03/2011 15:18

EL PODER DEL AMOR

 

Ensayo del Dr. Benito Reyes,

Fundador de la Universidad Mundial, Ojai, Calif.

 

        La historia de la civilización puede ser resumida convenientemente a veces en cuanto la historia de la tenaz búsqueda del hombre por más y más fuentes de poder.  Casi todo movimiento importante en la historia del progreso humano fue producido por el descubrimiento de alguna poderosa fuente de poder en la naturaleza.

        El poder del viento, el poder del agua en movimiento, el poder encerrado en el carbón y el petróleo, el poder del vapor, el poder magnético, el poder eléctrico, y ahora, el poder atómico – el hombre los ha intervenido todos,  aprovechándolos para servir a sus necesidades y sus deseos.  De hecho, ha aprendido a hacer uso incluso del misterioso poder del pensamiento, como lo demuestra su creciente utilización en la guerra y la paz.

        Hay un poder, empero, que la gente en general no ha aprendido a usar en absoluto, o, de algún modo, se ha rehusado a usar para resolver tanto los problemas individuales como los colectivos.  Este es el poder del amor.  Ya sea que no tengan fe en él, o no sepan como usarlo eficazmente.  Una razón, probablemente, es que la mayoría de la gente por lo común identifica amor con sexo.  Como consecuencia de esta actitud errónea, pierde contacto con sus dimensiones superiores y sus inexploradas posibilidades, y por ende son incapaces para liberar sus ocultas e inagotables reservas de energía.  Esta gente no sabe que el sexo no es sino una de las muchas expresiones posibles del amor, y que el amor encierra poderes más abundantes, más profundos y más importantes que el de la procreación o la propagación de las especies.

 

 

*   *   *   *   *   *   *

 

        Cuando Jesús le dijo a sus discípulos que amaran a sus enemigos, no les estaba dando, como algunos de nosotros pudiéramos suponer, un consejo estúpido y hasta imposible.  Por el contrario, les estaba indicando hacer uso del mayor, más irresistible poder en el universo – el poder del amor.  No abogaba por el uso de ningún tipo de fuerza física o material.  Apoyaba claramente el uso de la fuerza espiritual del amor.  Sabía muy bien que la mayoría de los hombres enfrentarían el odio con odio.  Esa era la fórmula común.  Esa era la manera humana.  No obstante, al aconsejar el uso del amor en contra del odio, estaba subrayando una nueva técnica.  Esta nueva técnica buscaba derivar para el uso humano una inagotable fuente de poder – el corazón de Dios mismo.  Este extraordinario método liberaría desde las profundidades de la personalidad humana, en donde está Dios, el poder del amor para ser aplicado a la solución de los problemas humanos.  Este no es el común estilo humano.  Este es el estilo divino.  Es la manera en que Dios resolvería un problema.  En efecto, Jesús le indicó a sus discípulos que fueran divinos, que dejaran de ser meramente humanos, que se convirtieran en los hijos de Dios que eran realmente, al comportarse como tales, y a resolver sus problemas de la única manera en que Dios resolvería los suyos, vale decir, mediante el ejercicio del poder del amor.

        Algunos de nosotros podríamos pensar que amar a nuestros enemigos no es sino algún tipo de estrategia moral.  La verdad, sin embargo, es que no se trata de sólo un poco de moralidad.  De hecho, es una tecnología del más alto orden.  Es tecnología espiritual.   Es ingeniería humana en su más alto grado.

        Mucha gente pìensa que el amor es únicamente un sentimiento apropiado para la poesía o las novelas.  Cuan fácil es olvidar que el amor representa una ley tan ineludible en el mundo de las relaciones humanas como lo es la gravitación en el mundo de los objetos físicos.   Sin embargo es precisamente eso –una inexorable ley del pensamiento y la emoción, cuya violación puede conducir a corazones destrozadoss y a vidas destrozadas, tal como la violación de la ley de gravedad puede producir brazos fracturados y piernas fracturadas.  Siendo una ley, su operar involucra transformación energética.  La energía del amor es una clase de energía única en el universo.  Es creadora, es inteligente y es sabia.  Sus transformaciones constituyen la pura expresión de la Mente Divina misma.  Llena todo el universo, mas su más potente centro de operación está en el corazón humano.  Cada objeto en la naturaleza la manifiesta, mas el hombre y tan sólo él puede manipularla mediante el uso de su mente y, de esta manera, demostrar el funcionamiento de la mente de Dios.  Esta energía del amor, este poder del amor,  que es la pura energía de la creación misma, es la técnica  cuyo uso Jesús le aconsejara a sus discípulos al decirles "Amen a sus enemigos".     

        No es exactamente correcto decir que la técnica de "Amen a sus enemigos" es algo nuevo.  Le parece nueva sólo a aquellos que han estado acostumbrados a la técnica más común de "Odia a tus enemigos".  De hecho, es una técnica muy antigua utilizada entre quienes han descubierto que Dios es amor, como lo expresa muy claramente el cuarto evangelio.

         Todos los grandes maestros de la humanidad, desde los tiempos más remotos, lo enseñaron y demostraron en sus vidas.  Buda, Mahavira, Lao Tzu, Confucio, Zoroastro, Nanak, Mahoma, San Pablo – para no mencionar sino a unos pocos – todos declararon de diversas maneras que el amor es tanto la ley como el cumplimiento de la ley y que sin él, no hay paz, felicidad ni perfección posibles.

        Es bastante obvio sin embargo, que muy poca gente, no obstante el peso de la autoridad del Cristo tras de ello, cree en la técnica del "Amen a sus enemigos".  La mayoría de nosotros piensa que es demasiado el esperarlo de un simple hombre.  Mas eso es justamente el punto.  El Cristo ni por un momento asumió que no éramos sino meros hombres.  Expresó con fuerza que tenemos el poder de convertirnos en hijos de Dios, si sólo tuviéramos fe, fe en él y en el poder del amor que le permite al hombre elevarse por encima de sus limitaciones

humanas y llevar a cabo proezas suprahumanas, ya sea por el amor a la verdad que impele a los científicos a investigar incansablemente, o por la energía de la pasión que crea literatura o música, o erige el Taj Mahal.

        El amor encierra muchos poderes.  Comencemos por los más obvios.

 

*   *   *   *   *   *   *

 

        El amor tiene el poder de crear felicidad.  Este hecho es una experiencia tan común para la mayoría de la gente que ni siquiera sería necesario mencionarlo.  Y aunque la felicidad que crea sea a veces efímera, la razón sea probablemente que el amor que la crea es aún imperfecto.

        Resulta trivial decir que la escasez de felicidad en mucha gente se deba a la correspondiente escasez de amor entre ellas.  También es un lugar común decir que el hombre infeliz es, casi invariablemente, también un hombre carente de amor.

        Cierto, estas ideas son tan elementales que probablemente estemos cansados de oirlas.  Mas es un hecho que parece que tenemos una gran facilidad para ignorarlas o para olvidarlas.

        Nos olvidamos que el egoísmo se encuentra casi siempre en la base de toda la infelicidad y que el amor, el amor desinteresado, constituye la base para toda felicidad.   El hombre que dice, "me siento infeliz", proclama en realidad al mundo aquello que se avergonzaría de admitir francamente, vale decir que es egoísta.  Para ser feliz es necesario amar, y para amar verdaderamente es necesario ser completamente desinteresado.  Sólo el corazón desinteresado es capaz de amar y únicamente el corazón amante es capaz de sentir felicidad.

        Existe una gran ley de la felicidad que, a mi entender, debiera figurar en importancia con cualquier otro gran descubrimiento de la ciencia.  Es la ley que dice :  Ningún hombre es capaz para sentir felicidad si es incapaz de amar a otra persona fuera de sí mismo.

        A esto lo denomino como la Ley del Mínimo de Felicidad.

 

*   *   *   *   *   *   *

 

        Un poder del amor que lo hace único, es el poder de crear bondad, o al menos de despertarla.  El amor es la bondad básica, y si fuera verdad que sólo el amor puede despertar amor, cabría concluir que sólo el amor puede despertar la bondad.  En psicología es un hecho que un niño criado en una atmósfera de odio, generalmente se vuelve cruel.  Un hombre cruel es muy a menudo un hombre no amado que, casi con toda seguridad, fuera una vez un niño no querido.

        Es cierto que la bondad no puede ser impuesta desde afuera, que debe crecer desde adentro.  Sin embargo, este crecimiento interno ni siquiera podría comenzar sin el toque estimulante del amor.  Teóricamente un niño criado entre lobos crecería probablemente para aullar como un lobo.  El amor es el poder que hace que un niño crezca como un ser humano.  Ello es obra de la fuerza humanizadora en la familia humana.

        La bondad podría despertar el amor, aunque podría despertar también la envidia o el resentimiento o incluso un decidido odio.  Puede que amemos a un hombre porque es bueno, pero podemos también aprender a tenerle aversión debido a que representa un contraste para nuestra maldad.  Sin embargo, el amor nunca fracasará en despertar, tarde o temprano, la bondad,  La razón estriba en que el amor es más básico que la bondad.  No decimos que Dios ama porque es bueno; sino decimos más bien que Dios es bueno porque está lleno de amor.   Incluso un criminal empedernido podría hacerse bueno, si se enamorara: y el amor que despierta dentro de él puede significar su resurrección.

 

*   *   *   *   *   *   *

 

        Cuando Romeo vió a Julieta en el balcón, quedó tan encantado por su belleza que exclamó, "Esa es la aurora y Julieta es el sol".  Cuan bella era Julieta para Romeo, aunque le hubiera parecido desagradable a su familia.  Cuan apuesto era Romeo para Julieta, aunque a su familia él le parecia poco atractivo.

        Georg Santayana dijo una vez que la belleza es simplemente placer o felicidad objetivada.  Si esto fuera cierto, entonces la belleza sería una creación del amor, puesto que la felicidad es  creada por el amor.  Mas, verdadero o falso, una cosa sí puede hacer el amor : puede irradiar el rostro de un amante con belleza y con atractivo.

        Tal vez no sea sino una especie de magia.  Mas el hecho es que la magia está allí, la magia del amor.  Y si esta magia pudiera ser duradera, la belleza podría ser eterna.  Nunca, nunca se extinguirá la belleza, mientras haya amor.

        Tal vez cuando se está enamorado, uno no vea el cuerpo sino el alma.  Tal vez el amor sea clarividente y pueda penetrar el velo de la carne y ver al radiante espíritu interior.   Tal vez la vejez y la fealdad sean la ilusiòn, y la juventud y la belleza la realidad, la cual sin embargo, no podemos ver cuando no estamos enamorados o hayamos dejado de amar.   Entonces, el amor es la visión de lo eterno, la experiencia de lo inmortal, lo infinito.

        Tal vez no hayamos nacido para envejecer y morir.  Tal vez hayamos nacido para ser siempre jóvenes y vivir para siempre.  Mas de alguna manera hemos olvidado la sabiduría del amor, hemos perdido el poder del amor.  De modo que ahora, por falta de amor, debemos envejecer y debemos morir.  Mas no realmente, porque, de algún modo, por muy pequeños y por muy transitorios que seamos, somos capaces de experimentar el milagro

del amor.  De algún modo, algunas veces somos capaces de levantar el velo del tiempo y de vernos como si realmente estuviéramos en la eternidad, como dioses, porque todos somos hijos de Dios, cuando nos enamoramos.  Bendita, bendita experiencia.  Cesamos de ser meramente humanos.  Nos convertimos en ciudadanos del eterno reino de Dios.  Nos presentamos como seres divinos.  Entonces blandimos el potente poder del amor y nos hacemos de nuevo jóvenes y de nuevo bellos  y de nuevo eternos.

        Si sólo pudiéramos estar enamorados cada minuto de nuestras vidas.  Si pudiéramos estar completamente libres de odio, sin ira, sin rencor, sin maldad, sin venganza, sin temor, sin preocupaciones, sin envidia, sin mentiras, sin engaños, sin crueldad, sin codicia, sin egoísmo, sin ningún pensamiento o emoción negativos; entonces, estoy seguro, no tendríamos ya enfermedad, vejez ni muerte.

        Esto no habría de ser visto como una asombrosa fórmula de juventud e inmortalidad.  De hecho, es un lugar común entre las declaraciones de los maestros espirituales del género humano.  Buda prometió el Nirvana a cualquiera que pudiera abolir los fuegos del odio, la lujuria y la codicia.  El Cristo prometió el reino de los cielos a cualquiera que pudiera estar completamente lleno de amor por el género humano.  La ciencia moderna misma, en particular en el campo de los estudios psicosomáticos, no deja de indicar  que la enfermedad, la vejez y una vida acortada son la consecuencia de pensamientos insensatos y emociones desatinadas.  En especial, se enfatizan las orientaciones del egoísmo y del odio como las principales causas de muchas dolencias psicosomáticas.

        No cabe duda que, algún dia, la ciencia será capaz de demostrar que el amor es en verdad el elixir de la juventud y la inmortalidad.

 

*   *   *   *   *   *   *

 

        No hay manera de explicar todavía, en términos de los conceptos de la psicología oficial, los variados poderes del amor que reconoce la psicología oriental.

 

--      El amor, se acuerdo a los sabios del Este, tiene el poder de conferir sabiduría.  La Biblia lo declara cuando dice que el amor es la sabiduría de Dios.  Esto se llama Prajna o el poder de la cognición directa    de cualquier cosa.

 

--      El amor confiere el poder de comprobar o discernir el propósito de las cosas, incluso el propósito de todo    el universo mismo.  Esto es llamado Dhi.

 

--      El amor tiene el poder de transformar cualquier cosa a la naturaleza de lo divino, el poder de hacer santas         las cosas.  Esto es llamado Medha o sacrificio.

 

--      El amor tiene el poder de la unificación, de fusionar lo individual en lo universal.  Esto es llamado Shemushi.

 

--      El amor tiene el poder de la palabra inspirada, el poder de construir palabras..  Esto es llamado Dishana.

 

--      El amor confiere el nacimiento espiritual, el nacimiento al reino de los cielos.  Esto es llamado Manisha.

 

--      El amor da el poder de la fe.  Esto es llamado Mati.

 

--      El amor confiere el poder de la memoria eterna que representa la base de la consciencia empírica.  Esto es llamado Smriti.

 

        Estos son los ocho poderes del amor que los sabios orientales prefieren llamar Buddhi, o Sabiduría del        Amor.

 

*   *   *   *   *   *   *

 

        Una palabra más como consejo y es muy importante.  Muchos y  maravillosos son los poderes del amor.  Crea felicidad.   Despierta bondad.  Genera sabiduría.  Conserva la salud.   Prolonga la juventud.   Crea belleza.  Induce una larga vida.  Confiere el cielo.  Hace muchas cosas que son placenteras y deseables.

        Mas tengan cuidado, sean muy, muy cuidadosos.  Amen sin egoísmo, amen sin pensar en sí mismos.  Amen no por las cosas que el amor pueda dar, incluso el cielo mismo.  Amen únicamente por amor al amor mismo.

        De lo contrario, hasta las cosas que el amor pueda brindar, pueden desaparecer como el humo en el aire.

 

oo—oo—oo

 

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Ensayo del 5 de junio, 1955

Traducción de Herta Pfeifer

Santiago 



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