El nacimiento humano le es concedido a un ser viviente en cuanto corona por sus logros durante muchas vidas. Sepan que esta vida es muy inestable, la muerte está siempre al acecho y nadie sabe cuando le arrastrará a uno. No se demoren en elegir el objetivo correcto de la vida ni en decidir acerca del mejor medio para alcanzarlo. Dénle la espalda al mundo externo y sus atracciones, volviéndose hacia el ámbito interno de la consciencia. Este viaje interior será bien recompensado con el precioso tesoro del éxtasis. El mar esparce en la playa sólo conchas y espuma. Mas si uno osara sondear en sus profundidades será recompensado con corales y perlas. Esta debiera ser su verdadera misión. Si la pasaran por alto, vivirán y morirán como un animal que nada sabe de sus fuentes internas de alegría. Si descubren la fuente interna de alegría, serán Aathmaa Raama – felices, contentos, apacibles y llenos de amor. - Divine Discourse, Jan 15, 1979. |