MEDITACIONES ACERCA DE LOS AVATARES - V
Prof. G. Venkataraman
La Historia de Krishna (continuación)
Un afectuoso Sai Ram y saludos desde Prasanthi Nilayam. Retomamos este viaje a través de los Avatares, continuando desde donde lo dejara la última vez. Si lo recuerdan, les estaba relatando los primeros años del Avatar de Krishna.
El Señor Krishna Despacha a Varios Demonios
Pasaron los años y Krishna se convirtió en un adulto. Sus experiencias fueron numerosas, mas Sus encuentros con los malvados no cesaron. Uno de los cuales con los que tuvo frecuentes choques era Jarasanda, el suegro de Kamsa. Enfurecido porque Krishna había dejado viudas a sus dos hijas casadas con Kamsa, Janasanda atacó repetidamente a Mathura, en donde Krishna se había establecido. Intentó dieciocho invasiones, y esto llevó a Krishna a crear, muy lejos sobre la costa occidental, una nueva ciudad llamada Dwaraka.
Una vez que Dwaraka estuvo terminada, Krishna transportó instantáneamente a toda Su gente desde Mathura a Dwaraka mediante el uso de Sus poderes. Finalmente, Krishna usó a Bhima como Su instrumento para matar a Jarasanda. Incidentalmente, la Dwaraka de hoy es una ciudad creada más tarde en la historia - la Dwaraka de Krishna se supone que se hundiera en el mar hace muchísimo tiempo. Recientemente, algunas exploraciones submarinas costa afuera de Gujarat revelaron lo que podrían ser las ruinas de una antigua ciudad. Es posible que esos sean los restos de la Dwaraka de Krishna, sin embargo, se requerirá de más trabajos para confirmarlo.
Aquí viene al caso una observación entre paréntesis acerca de los misteriosos estilos del Señor. Pueden preguntarse legítimamente, si Krishna era en verdad el Señor del Universo, ¿por qué soportó las dieciocho invasiones de Jarasanda a Mathura? Por qué, puesto que hizo uso de Sus poderes para transportar a los habitantes de Mathura a Dwaraka en un instante, ¿hubo de utilizar a Bhima para librarse de Jarasanda? ¡Nunca lo sabremos! Como dice Swami, las acciones de Dios jamás se entenderán. Él se mueve de manera misteriosa y lleva a cabo Sus maravillas -- ¡eso es todo! En verdad, esto es cierto también para el Avatar actual.
Un día, después que los Pandavas se habían establecido en Indraprastha (esa historia vendrá más adelante), Yudhishtira decidió que había de celebrarse el más auspicioso Rajasuya Yajna. Fueron enviadas invitaciones a todos los reyes más importantes, a principes y caudillos, y hubo una abrumadora respuesta. Al finalizar los ritos, se debía rendir homenaje a los más importantes de entre los huéspedes reunidos, y surgió la interrogante sobre quién había de ser así honrado.
Surgió el nombre de Krishna y Yudhishtira lo aceptó. No obstante, la idea no fue favorecida por todos y Sishupala, hasta recientemente el comandante en jefe de las fuerzas de Jarasanda, se levantó no sólo para dejar sentada su objeción, sino también para cubrir de insultos a Krishna. Este no reaccionó, sino que simplemente no hizo más que sonreir, porque le había dado Su palabra a la madre de Sishupala que iba a aceptar los insultos -- claro que hasta cierto punto... El ver sonreir a Krishna enfureció aún más a Sishupala y sus denuestos brotaron ahora como un torrente.
Finalmente, Krishna decidió que Sishupala había sobrepasado todo límite de decencia (incluso en cuanto al número de improperios) y que ya no estaba atado a la promesa dada a la madre del descarriado. Con absoluta calma, decapitó a Sishupala. (La tradición dice que Krishna lanzó Su Divino Chakra o disco, mas Swami ha aclarado que Krishna no hizo sino lanzar un plato que sostenía y que, con su vuelo giratorio, cercenó la cabeza de Sishupala). Y, ¡oh maravilla! Un resplandor abandonó el cuerpo de Sishupala, voló hacia Krishna y se fundió en Sus Pies.
Yudhishtira, quien fuera testigo, se sintió tanto sorprendido como decepciondo. ¿Cómo podía alcanzar la liberación alguien tan malvado? Observando su confusión, Narada que estaba entre los presentes, llevó a un lado a Yudhishtira y le relató rápidamente la historia de Jayan y Vijayan y su indiscreción. Agregó, "Este Sishupala no es otro que Jayan renacido. No hay duda que odiaba a Krishna, pero no hacía más que pensar en Él. Por curioso y extraño que pueda parecer, uno que odie constantemente al Señor también es un Yogi. Obviamente la práctica de este Yoga es muy rara; mas es esta práctica la que le diera a Sishupala su liberación. Cae de suyo que este tipo de Yoga no es recomendado."
Narada continuó, "Con Jayan fuera de juego, Krishna habrá de ir tras de Vijayan ahora, es decir Dantavakra, y ese día no está muy lejos. Entretanto, te das cuenta, O Yudhishtira, que este Krishna con el que tu y tus hermanos alternan tan libre e informalmente, no es otro que Narayana Mismo y que este tipo de privilegio no está al alcance, ni siquiera de quienes han pasado por largos períodos de Tapas (penitencia)?" En pocas palabras, esto fue lo que el Sabio Narada le dijera a Yudhishtira.
Poco después del fin de Sishupala, Dantavakra, la encarnación de Vijayan, también encontró su fin a manos de Krishna, precisamente como se lo había predicho Narada a Yudhishtira. Se pensaría que luego de "misión cumplida" Narayana retornaría a Su base, mas no, no lo hizo. Porque había una tarea mucho mayor esperándole, es decir la proclamación de Su Divino y Eterno Mensaje.
Krishna comenzó a involucrarse crecientemente con los Pandavas y sus asuntos, y lo describiré pronto en detalle. Baste decir por el momento que, después de la guerra del Kurukshetra, Krishna reinó por muchos años en Dwaraka.
El Sneha Bhava (divina amistad) del Señor Krishna con Sudhama
En una oportunidad durante este período llegó un día a la corte de Krishna un Brahmin llamado Sudhama (conocido también como Kuchela). Sudhama y Krishna habían estudiado juntos en el Gurukulam de Sandipani, aunque sus caminos se separaran más adelante - mientras Krishna se convertía en gobernante, Sudhama vivía en la pobreza. Un día, su mujer le convenció para que fuera hasta Dwaraka, visitara a Krishna y viera si podía ayudarle. Por una serie de razones, Sudhama se mostró renuente a hacerlo, pero finalmente cedió ante la insistencia de su mujer. Inició, dudoso, el viaje a Dwaraka, mas justo antes de partir, se dijo, "No se si Krishna me va a reconocer; después de todo Él es un gran rey mientras que yo no soy sino un pobre Brahmin. De todos modos, si siguiera siendo como solía ser, debiera llevarle algo de arroz inflado, ya que Le gustaba tanto en esos días. ¡Cierto que es un regalo trivial para llevárselo a un Rey, pero soy pobre y voy justamente allá a mendigar!" Pensando así, Subhama llevó consigo un atadito de arroz inflado para entregarlo como una humilde ofrenda.
Subhama caminó lentamente hacia Dwaraka y, después de tratar exitosamente con varios guardias reales, llegó finalmente hasta la presencia de Krishna. Este era el momento de la prueba -- ¿lo reconocería el gran Krishna, o haría que lo expulsaran? Lo que sucedió realmente fue algo para lo que Subhama no estaba preparado. Krishna no sólo corrió a su encuentro y le estrechó en un fuerte abrazo, sino que le extendió todos los honores tradicionales debidos a un huésped, ¡incluyendo el lavado de sus pies! Y luego llegaron las gratas reminiscencias -- "O Sudhama, te acuerdas..." "O Krishna, te acuerdas..." -- aquello que sucede cuando viejos amigos se reencuentran después de largo tiempo. Esto se prolongó por unos momentos y Sudhama se olvidó totalmente del 'regalo' que había traído, mas ¿dejaría el compasivo Señor que un olvido así se mantuviera? De modo que, repentínamente, Krishna tomó el atado con el arroz inflado y dijo, "O Sudhama, ¡Cómo pudiste olvidarte de entregarme el amoroso regalo que Me enviara Mi hermana (la mujer de Subhama)!" Y así diciendo, tomó del arroz y no sólo lo fue comiendo a puñados, sino lo compartió también con su consorte Rukmini. Subhama se sentía absolutamente abrumado y mudo de emoción.
Pronto llegó el momento para partir y, después de una tierna despedida, Sudhama partió de regreso a su aldea. Sólo mucho tiempo después realizó con sobresalto que se había olvidado por completo de pedirle ayuda a Krishna. ¿Qué le iba a poder decir a su mujer ahora? Ella se enfurecería por haber perdido la oportunidad de su vida. Pensando en como poder hacer frente al temporal que le esperaba en casa, siguió muy triste su camino. Mas, al acercarse a su hogar, una extraña escena le recibió. En el lugar en que estuviera su patética choza, se levantaba ahora una gran mansión, y, al entrar, su mujer le saludó con grandes sonrisas, envuelta en carísima vestimenta y luciendo costosas joyas.
Sudhama reflexionó para sus adentros, "Krishna ciertamente sabía de mis necesidades. Me dio la oporutnidad para expresarlas, pero yo arrobado por Él pasé el tiempo en adoración, olvidando por completo mis deseos. Eso, supongo es de lo que se trata el Bhakti o devoción; y por supuesto, a Krishna sólo le preocupa el Bhakti, ¡hasta la más insignificante ofrenda de un Bhakta o devoto es para el una gran cosa! Para Él, el Bhakta está por sobre todo lo demás y una vez que el Bhakta se ha ganado un lugar en Su corazón, ni siquiera tiene que pedir -- toda necesidad que tenga será solucionada, de manera automática."
Dándose cuenta de la profunda importancia de la fortuna que le había caido en suerte, Sudhama le aconsejó a su mujer de no dejarse llevar por el aspecto mundano de la generosidad de Krishna, sino de prestarle más atención a la Divina Gracia recibida. De este modo, Sudhama y su familia, aunque eran ricos ahora, pasaban todo su tiempo pensando en Krishna.
Y la historia se convirtió en un eterno ejemplo de como el Señor no se interesa por el valor material de lo que Le es ofrendado, sino por el sentimiento con el que se hace la ofrenda. (Resulta pertinente en este contexto el mencionar, al pasar, un incidente relatado en un ejemplar del Sanathana Sarathi, acerca de un muchacho que entregó una pequeña contribución al fondo para el hospital, del dinero que había ahorrado, ¡y como Swami declarara que esa contribución había valido más que un millón de dólares!)
Pasaron los años y todos en Vaikuntam comenzaban a sentir la prolongada ausencia de Narayana (más o menos lo que sienten los habitantes de Puttaparthi cuando Swami se mantiene lejos por un período extenso, como lo hace a veces) En el nombre de los lánguidos moradores celestiales, Brahma descendió junto a los Devas para exponerle un ruego a Krishna. Dijo, "O Señor, encarnaste para destruir las formas humanas de Jayan y Vijayan. Eso lo cumpliste ya hace tiempo. Luego Te seguiste quedando para entregarle a Arjuna (y al género humano) Tu inapreciable joya, el Bhagavad Gita. ¿No es tiempo ya para que retornes a Vaikuntam? Por favor, hazlo de inmediato, porque sin Tí estamos tan solitarios."
Krishna sonrió y replicó, "Cierto, he hecho todo lo que dijeras, pero queda aún pendiente una tarea más pesada. Los propios miembros de Mi clan, los Yadavas, con los años se han vuelto lascivos, vanidosos y arrogantes. Hasta ahora estoy ejerciendo control sobre ellos, por lo cual no se han desenfrenado como para causar tantos estragos como serían capaces. Una vez que Me fuera, saldrían de estampida, lo cual es inaceptable. Por ende, debo ocuparme del problema de los Yadavas antes de regresar. Pero no te aflijas, porque estaré de vuelta pronto."
Uddhava consigue la Gloriosa Enseñanza Final del Señor Krishna
Krishna es el Amor personificado y fue Su Amor por Arjuna (y la humanidad como un todo) que Le hiciera entregar Su glorioso y atemporal mensaje. Se comprende que el Gita sea en verdad famoso, pero Arjuna no fue el único en ser favorecido con la directa enseñanza Divina --hubo otro igualmente afortunado, vale decir Uddhava.
Uddhava era uno de los Yadavas quien era profundamente devoto a Krishna. Poco tiempo antes de que fuera bajado el telón, Krishna recompensó la devoción o Bhakti de Uddhava favoreciéndole con consejos especiales, a los que se hace referencia a veces como el Uddhava Gita. A diferencia del diálogo con Arjuna, severamente restringido por la inminente batalla, la conversación de Krishna con Uddhava fue más relajada. Uddhava ansiaba saber muchas cosas y Krishna le complugo pacientemente.
El Señor dijo, "Uddhava, Me siendo complacido por tu sed espiritual. Permíteme saciarla con algunos consejos. Primero, voy a recordar brevemente lo que Dattatreya le dijera a mi antepasado Yadu. En sus vagabundeos, Yadu llegó a cruzarse con Dattatreya, en torno al cual había un aura o resplandor de paz interior. Cuando le preguntó sobre el secreto de esto, Dattatreya respondió,
"O Rey, la Naturaleza es el mejor maestro. Mis maestros han sido la tierra, el cielo, el agua, la Luna, el Sol, una paloma, una pitón, el océano, una polilla, la abeja melífera, el cuidador de una colmena, un elefante, un ciervo, un pez, una mujer llamada Pingala, un animal parecido a una ardilla llamado Kurari, un niño, una niñita, un arquero, una serpiente, una araña y una avispa."
Viendo la confundida expresión en el rostro de Yadu, Dattatreya continuó. "Me explicaré con algunos ejemplos.
* Observé que la tierra lleva en silencio todas las cargas. Esto me enseñó paciencia y la necesidad de ser firme como una montaña.
* Luego el cielo. Cuando está nublado, pensamos que está cubierto de nubes, mas eso no es cierto, porque no hay contacto entre las nubes y el cielo. De esto aprendí que aunque el Atma está encerrada en un cuerpo que está compuesto por los cinco elementos, ella no está involucrada con el cuerpo; en otras palabras, el Brahman está siempre separado de Su manifestación.
* El agua de un rio es pura y dulce y purifica a todos los que llegan hasta ella. De igual manera, los hombres buenos sirven para purificar a la humanidad con su presencia (Darshan), su toque (Sparsan) y sus palabras (Sambhashan)
* ¿Qué hay de la pitón? Como has de saber, la pitón nunca se sale de su camino para obtener alimento, se contenta con comer todo lo que se le cruza, grande o pequeño. A veces padece hambre por días seguidos, mas siempre espera pacientemente. Esto me enseñó que el hombre debiera aceptar con fortaleza todo lo que le ofrezca la vida, sea o no favorable.
* Como sabes, la polilla es atraída hacia la llama, para la que será una presa en algún momento. Es víctima del sentido de la vista que la seduce. De esto aprendí que a menos que una persona controle sus sentidos, corre el peligro de ser destruida.
* Vamos a la abeja. Noté que no daña a la flor de la que succiona el néctar. También, que nunca saca más que una pequeña cantidad. Del mismo modo, un sannyasi debe aceptar de una dueña de casa justo lo que le de y no más.
* Luego el Kurari. Una vez consiguió un pedazo de carne. Lo rodearon entonces grandes pájaros y comenzaron a atacarle ferozmente. El Kurari sufría mucho y no podía espantar a los atacantes. Finalmente, soltó el pedazo de carne e instantáneamente los ataques terminaron. Para mí esta fue una lección en cuanto a que la renunciación conduce a la paz.
* La serpiente evita la compañía y vive sola en un hoyo en el suelo. De manera similar, un renunciante o sannyasi debiera evitar la compañía y vivir por sí mismo en una apartada cueva o ermita.
* Entonces, la araña me enseñó la última lección. Un día me encontré observando a esta araña posada en una rama. De pronto escupió saliva y comenzó a tejer hilos para convertirlos en una linda red. Más tarde, se comió los hilos y nada quedó de la tela. Del mismo modo, al comienzo de un eon o Kalpa, el Paramatma o Señor Supremo se manifiesta a Sí Mismo como el Universo fenoménico el cual, más tarde al final del Kalpa, Él recoge dentro de Sí Mismo."
"Esto, O Rey", concluyó Dattatreya, "debiera darte alguna idea acerca de como aprender de la Naturaleza, de como configurar tu vida y derivar paz interior."
Krishna le dijo entonces a Uddhava, "Ves Uddhava, en todas partes hay lecciones de las cuales aprender. Esta lecciones aparecerán únicamente si te entrenas a tí mismo para mirar por debajo de la superficie y buscar un significado. La creación es bella, pero no te dejes deslumbrar por ella, porque de eso es lo que se trata Maya (ilusión). ¡Mira más allá de ella y verás al Creador que es mucho más grandioso!
(Hablando con un humor similar durante Su Divino Discurso dictado el 17 de febrero de 1997, durante la
celebración del Año Nuevo Chino en Prasanthi Nilayam, Bhagavan Baba describió las lecciones que uno podía aprender de la vaca, la serpiente, el asno, el perro y el loro)
Empezando así, Krishna le repitió a Uddhava, en esencia, la enseñanza que antes le había impartido a Arjuna. Uddhava escuchó atentamente, como Arjuna lo había hecho antes, e hizo muchas preguntas. Finalmente, dijo, "Krishna, este Bhakti me parece ser lo más maravillloso. Por favor, háblame más acerca del Bhakti y de Tus Bhaktas (devotos)." Sonriendo amplimente, Krishna dijo, "¡Uddhava, tu ciertamente pareces saber lo que más Me gusta!" y luego siguió para exponer la grandeza del Bhakti, como también el como adora a Sus devotos.
Uddhava preguntó entonces, "Krishna, podrías por favor describir a Tu Bhakta?" Krishna replicó, "Con gusto. Mi Bhakta se reconoce fácilmente por su naturaleza compasiva y la blandura de su corazón. Ama hablar de Mí y cantar Mis alabanzas. Nunca bebe o come nada sin ofrecérmelo primero. Si otros Bhaktas hablan de Mí,
pone atención de inmediato. Mientras lleva a cabo su trabajo, su cuerpo funciona como un robot, en tanto que su
mente está totalmente absorta en Mí. Para él nada más existe en el Universo salvo Yo y, a dondequiera que se vuelva, no ve otra cosa que a Mí.
Brotan lágrimas de alegría en sus ojos cuando piensa en Mí, en verdad, ¡incluso cuando oye mencionar Mi nombre! Un Bhakta está loco por Mí, pero créeme Uddhava, la locura de Dios es algo mucho mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar. Y permite que te diga una cosa más. Para Mí, Mi Bhakta es más preciado que cualquier otra cosa en el mundo. No Me importa ni Me interesa si la gente Me insulta o denosta, pero créeme que no toleraré en absoluto cualquier agravio a Mi amado devoto."
Uddhava fue el último en recibir el beneficio de las Divinas enseñanzas de Krishna. Fue enviado luego por Krishna al Ashram de Badri, en las riberas del Ganges, para meditar y pasar el resto de su vida allá. Una vez que partiera Uddhava, Krishna pudo dedicarse al resto de los asuntos pendientes, vale decir la eliminación del clan de los Yadavas.
El Clan Yadava atrae una Terrible Maldición
Siendo el magistral autor teatral que es, el Señor ya tenía preparado el guión de la destrucción de los Yadavas, ¡como también Su propio 'mutis' ! Mucho antes, Krishna creó una especie de urgencia en algunos grandes sabios por visitarle. Fue así que un grupo de sabios, encabezados por el Sabio Vishwamitra, emprendió una peregrinación que incluía una visita a Dwaraka. Cuando entraban por las rejas de palacio en Dwaraka para rendir homenaje a Krishna, un grupo de muchachos Yadava decidió hacer una travesura. Vistieron a un chico como una niña, le llevaron ante los sabios y preguntaron, "O Sabios, esta niña está embarazada. ¿Dará a luz a un niño o una niña?"
Los sabios vieron a través del juego y lanzaron una maldición, "Nacerá un mortero de fierro que será más adelante la causa de la destrucción de toda la comunidad Yadava." Terriblemente asustados, los bromistas huyeron de ahí. Más tarde, cuando se le quitó el disfraz de niña, se encontró entre las telas un mortero de fierro. Los mayores que supieron del incidente se sintieron alarmados, y ordenaron que el mortero fuera reducido a polvo y que éste se lanzara al mar.
Se hizo así, pero una pieza aguzada del mortero no pudo ser pulverizada, aunque también fue lanzada al mar. Los Yadavas respiraron ahora más tranquilos, convencidos de haber neutralizado la maldición. Mas no se trataba que los Rishis hubieran pronunciado espontáneamente el anatema; sino más bien, el Señor manifestó Su voluntad para que lo hicieran como parte de Su Plan Maestro. ¿Podría ser impedido tan fácilmente?
El polvo de fierro lanzado al mar fué barrido hacia la costa, en donde brotó como un cañaveral, que creció a gran altura, esperando jugar su rol cuando llegara el momento. Y esto sucedió treinta y seis años después de la guerra del Kurukshetra. Un buen día, Krishna convocó a todos los Yadavas y dijo, "Últimamente, muchos malos presagios han estado apareciendo. Por lo tanto, debemos orar, practicar austeridades y ofrecer sacrificios. Sugiero que todos salgamos de Dwaraka con estos propósitos. Las mujeres y los niños pueden irse al cercano punto de Sangotra, mientras el resto nos vamos hacia Prabhasa, a orillas del mar.
Poco después, los miembros varones encabezados por Krishna y Balarama llegaron a Prabhasa para llevar a cabo varios ritos. Un día, junto con la comida, los Yadavas bebieron vino, de manera bastante generosa. En poco tiempo, todos se habían embriagado, y las amistosas discusiones se fueron transformando en acalorados debates y luego en enfrentamientos físicos. Buscando por armas que usar, vieron las altas cañas que eran tan fuertes como barras de fierro. Cada cual se fue armando con ellas y muy pronto, los Yadavas se estaban matando entre sí a golpes.
Era una visión espeluznante, mas parado en actitud indiferente, Krishna observaba en silencio; después de todo, ¿no era parte de Su guión? Balarama observaba también desde cierta distancia, mas a diferencia de Krishna, se sentía absolutamente asqueado. Silenciosamente se alejó caminando para abandonar su cuerpo mortal. Al final los Yadavas habían muerto todos y sólo Krishna quedó de pie allí. Era ahora Su turno de partir, ¡y había escrito también el guión correspondiente! Mas, antes que entre en eso, lo que será en mi próxima charla, les diré algo acerca de la guerra del Kurukshetra, a comienzos de la cual le fuera dado el Bhagavad Gita a la humanidad por el Señor. Pero aquí quisiera declarar lo siguiente : Muy luego después de la guerra del Kurukshetra, Krishna se dirió a Hastinapura para consolar a Dhritarashtra y Gandhari, los acongojados padres cuyos hijos habían muerto en la guerra. Ella estaba absolutamente consciente que sus hijos eran maldad pura, mas aún así, siendo la madre, no podía consolarse. Ante Krishna. gimió, "O Krishna, podías haber desviado fácilmente esta tragedia, mas no lo hiciste. Así como mis hijos han sido todos aniquilados, Te maldigo para que Tu clan de Yadavas, sea similarmente exterminado y Tu con ellos, en treinta y seis años más a partir de ahora."
Krishna sonrió y replicó, "Venerable tía, sé como te sientes y acepto con gusto tu maldición. Mas habrás de conceder que hice todo lo posible por evitar el conflicto. Se lo advertí muchísimas veces a Duryodhana, mas no quiso escuchar. Como sea, el pasado es pasado y no tiene mucho sentido darle vueltas. Consuélate con la idea que, después de todo fue la voluntad del Señor." Krishna recordó esa escena que se produjera tres décadas antes. Los Yadavas habían desaparecido ahora y faltaba por ser interpretada una escena más antes que pudiera bajarse el telón sobre el Dwapara Yuga, y ella era Su propia retirada de escena.
El Elegíaco Final de la Vida Terrenal del Señor Krishna
Krishna se retiró entonces a la floresta, eligió un bello árbol, se sentó bajo él y entró en meditación; como lo hacía usualmente, estaba vestido de seda amarilla. A cierta distancia, iba pasando un cazador. Viendo el ropaje amarillo entre el follaje, creyó que Krishna era un ciervo moteado y disparó una flecha, la que atravesó el tobillo de Krishna. Krishna lanzó un grito y, oyéndolo, el cazador corrió al lugar. En lugar del ciervo, vio a Krishna
tirado en el suelo y sangrando profusamente. Atontado y horrorizado, cayó a los pies de Krishna pidiendo perdón. En respuesta, Krishna dijo, "No llores ni lo sientas. No estoy enojado contigo. No es tu falta en absoluto, digamos sólo que fue la voluntad de Dios y que tu representaste admirablemente tu parte en el Drama Cósmico, por lo cual el cielo será tu recompensa. Vete en paz."
Entretanto, Daruka, el auriga de Krishna estaba buscando a su Señor. Sabía que Krishna se había alejado caminando del sitio de la carnicería junto al mar, yendo hacia la floresta. Guiado por el aroma de las hojas de 'tulsi' que Krishna llevaba como guirnalda, llegó finalmente hasta el lugar en el que Krishna yacía mortalmente herido. Abrumado por la angustia, clamó, "¡O Señor, como pudo suceder algo tan terrible!"
En un tono desapasionado, Krishna replicó, "Daruka, no queda tiempo ahora para hablar sobre todo eso. Déjame darte rápidamente algunas instrucciones. Primero, debes volver de inmediato a Dwaraka y darles con delicadeza las noticias sobre Mí y también sobre el final de los Yadavas, a Mis padres. Sin duda que van a quedar consternados, pero debes consolarles. Después de Mi fin, las aguas del Mar entrarán a Dwaraka y la ciudad quedará sumergida, por lo tanto las mujeres y los niños no deben regresar de Sangotra. Pídele a Arjuna que escolte a todos hasta Hastinapura, en donde podrán vivir. Y ahora, por favor, arranca esta flecha antes que te vayas."
Llorando como un niño y con manos temblorosas, Daruka hizo como se le mandaba. La punta de la flecha que Daruka extrajo, había sido fraguada del pedazo de fierro del mortero que no se había desecho antes. Mientras estaba en el mar, el pedazo había sido tragado por un pez. Más adelante, cuando el pez fuera pescado, al abrirlo se encontró el pedazo de fierro, El cazador lo usó para hacer una punta de flecha, y, finalmente, por designio Divino, esa misma punta de flecha le ayudó a Krishna abandonar su cuerpo mortal, ¡respetando de paso la maldición que se había pronunciado en contra Suya!
Una vez extraída la punta de flecha, Krishna le pidió a Daruka que corriera de regreso. El lloroso Daruka dio tres vueltas en torno a Krishna y se apresuró en volver a Dwaraka para cumplir con las tareas que se le asignaran. Habiendo terminado Su Misión, Krishna sonrió por última vez y se sumió luego en un trance Yógico. En ese estado se separó del cuerpo que Le había servido por más de un siglo, y retornó a Vaikuntam, para deleite de todos los seres celestiales.
El Dwapara Yuga había terminado y el género humano habría de esperar cinco mil y tantos años antes que el Señor se dignara descender de nuevo como un Poorna Avatar.
(Continuará...)
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Traducido por Herta Pfeifer
Santiago, julio 2008