¡Genteee, ya estoy aquí de nuevooo!
Pos sí, la cosa ha ido genial, ya no tengo ese saco papas que tanta lata me ha estado dando durante meses y lo que es mejor jajajaja, os váis a reír, tengo 4 agujeretes de ná jejeje.
Me operaron el pasado día 14, es decir, la semana pasada por la mañana. La operación estuvo programada para las ocho y la verdad es que me han tratado fenomenal y me lo he pasado genial.
La tarde del ingreso, fue bastante buena y me dejaron dormir por la noche con mi pijama que me había llevado; al día siguiente por la mañana, me pusieron el termómetro, me duché y me puse esa batota tan feota que llegaba hasta los pies y cuando salí del baño... ¡Zas, a la cama porque ya fueron a llevarme al quirófano! Vamos que, ni siquiera dió tiempo de ver llegar a mi hermano ni a mi padre pero bueno, fue fantásstico.
Cuando llegamos al primer piso, al quirófano y antes de entrar, me dieron el gorrito y se me presentaron uno a uno todo el ejército quirúrgico. Digo "ejército" porque me veía totalmente rodeaíta de tanta gente allí dentro no del congelador pero sí de la nevera jajajaja. Desde una amiga mía que es enfermera hasta el anestesista que me había entrevistado en diciembre para rematar la presentación la doctora que me operó y al verme tan abrigada, me hizo tocar sus manos y me dijo: "jolín, tú sí que estás calentita pero yo tengo mis manos heladas". Nos reímos a carcajada la dos.
Desde luego, me dejaron enterarme de lo que me estaban poniendo: una vía en el dorso de la mano para la anestesia y demás, una vía en el mismo brazo pero en el antebrazo para el suero, los electrodos y... ¡Un cacharrito de esos que le ponen a uno a la altura de la cadera derecha con un cable o gomita que cuelga hacia el suelo!
Al final, lo de la anestesia fue genial porque el anestesista me dijo que me ponía la mascarilla esa que deja a uno dormidito hasta que le ponen a uno el antídoto y así fue, la mascarilla en nariz y boca y pocquito a poco, me volví a dormir toda la mañana jajajaja. ¡Menuda soy yo volviendo a dormir toda la mañanita jijiji!
A propósito, cuando desperté, tan solo noté unas molestiazas por las grapitas esas de marras y un pequeño dolorcillo en el lado derecho de arriba a abajo pero lo más gracioso fue el ombliguete que quedó hinchadito.
Al día siguiente, me dieron el alta por la mañana y tenía la cara roja. Mi madre se asustó y le dijo a la doctora que fue a visitarme para hacer el parte clínico del alta que si me podían poner el termómetro porque quedó alarmada y me lo pusieron. La doctora volvió por si alguna reacción alérgica o fiebre pero al final, nada de fiebre.
Mañana voy a retirarme los puntillos por la mañana...
¿Niña? Pues... ¿Qué queréis que os diga?
La nena se dejó besuquear cuando volví a mi casa pero la noche del ingreso y la noche siguiente, se la pasó buscándome como una loca y no consentía que la abrigaran ni que la pusieran en la almohada porque se empeñaba en seguir a los pies de la cama de mis padres esperándome.
Tengo que seguir haciendo una dieta estricta porque el señor Hígado, que es muy sabio, es ahora el que se encarga de controlar todo lo que coma de ahora en adelante y se va a poner como un mono vigilante para rechazar lo que es malo y aceptar lo que es bueno. Vamos, que al señor don Hígado no se le puede engañar dejando pasar comidas grasas, picantes, fritos y legumbres.
Los dos primeros días, hice dieta blanda pero a partir del tercer día, dieta supersanísima a base de pescado y carne a la plancha, ensalada ligera, cremas o puré de verduras, patatas hervidas y asadas (las asadas las he comido el Domingo y están riquísimas así).
Bueno amigos y amigas, lo importante es que ya estoy de vuelta y dispuesta a dar guerra a lo loco jajajaja.
Mil besotes a toda la gente guapa y a todos los peludos que habitan en este Olimpo de los gatos.
Valle, preparando la artillería en la trinchera jijiji.