Mi problema es Lince, no es que no se deje cepillar, es que no se está quieta, se retuerce, se escapa, jamás se tumba para poder cepillarla la tripa... y sinceramente me gustaría cepillarla mejor porque lo necesita, porque a pesar de su actitud esquiva ronronea como una loca, osea que le gusta, y porque me pilla muy cansada y muchas veces pierdo la paciencia.

 

Con Laro y Toffe no tengo más problema que encontrar la forma de interrumpir el cepillado porque lo disfrutan una barbaridad, se dejan cepillar por todos los lados como peluches blandengues y no me dejan acabar. De hecho, cuando Toffe me ve con el cepillo en la mano, no me derriba en mitad del pasillo porque pesa 4 kilos y la inercia de la carrera no da para tirarme al suelo. Laro espera su turno circunspecto, pero el muy ladino sabe que tiene un pelaje que ya quisieran para si las nutrias. Puedo asegurar que no tiene menos de 6 capas de pelo y que cepillarle me lleva un buen rato. Así que cuando llego a Lince que espera como una cenicienta al otro extremo de la habitación observando y deseando que la cepille, ya estoy cansada, los brazos con agujetas y lo último que deseo es una gata que no para quieta y que tengo que sujetar para que no escape, a pesar de que se que le gusta que la cepillen.

 

¿Sabeis de alguna técnica para que Lince se tranquilice al cepillarla y podamos disfrutarlo las dos? Porque hay días que se me escapa al primer cambio de cepillo de mano y no hay forma, entonces pierdo la paciencia y la dejo sin cepillar.

 

Lines.