Todavía estoy alucinando.
Hoy me he dedicado a hacer un poco de limpieza profunda (total, como aquí en Santander sigue siendo octubre a pesar de lo que diga el calendario
y no quiero pasarme las vacaciones llorando sin hacer algo de probecho con mi vida). Mi sorpresa ha sido que limpiando debajo de un mueble apareció un diente pequeño. Parece una muela. Es muy pequeña así que lo primero que pensé es que era de uno de mis gatos, pero aun siendo pequeña me parecía demasiado grande para ser de Laro (le achaqué la caida dental por ser el más mayor y por ser el más grande de tamaño).
Pobre Laro, medio psicótica intenté mirarle las encias para ver cuántos dientes le faltaban, sinceramente, me he encontrado con uñas, bigotes, pero no sospeché que encontraría dientes tirados por el suelo. Total, que no he conseguido verle la dentadura, el pobre se revolvía sospechando que le iba a hacer tragar alguna pastilla y no hubo manera.
Así que me bajé al veterinario a que me corroborara que la muela era de gato.
Pues resulta que no es de gato. Tampoco de perro. Si vamos al caso no tiene ni idea de a qué ser puede pertenecer esa muela.
Y aquí me teneis con una muela desconocida, que no tengo ni idea de cómo ha llegado a mi casa. No he tenido más visitas que mis padres ultimamente, Y desde luego mia no es.
La tengo guardada en un frasquito, estoy tan sorprendida y es una historia tan curiosa que sospecho que en algún momento me voy a enterar de porqué está esa muela en mi casa.
Lines.