Algunos mininos se adaptan a su nueva casa casi al instante y otros necesitan su tiempo para acostumbrarse. Es bueno que preparemos la casa y a toda nuestra familia ¡por adelantado!. ...Entonces… ¡manos a la obra!!! Empecemos como pretendamos continuar. Comprobemos que el minino esté sano y démosle un espacio seguro y personal y tiempo para que lo explore.
Cuando llevemos el gato a casa, dejémoslo que lo recorra a su ritmo. Dejemos, por ejemplo, un bol de comida o unas cuantas chucherías para romper el hielo. Ni bien podamos, pongámosle el collar y la chapa por si alguien deja la puerta abierta y se va corriendo. Cuando lo llamemos, usemos siempre el nombre que le hayamos puesto, es preferible que sea corto e inconfundible (he llegado a conocer personas que pusieron “Ceferino Namuncurá” como nombre para su gato) ¿?¿?¿? ¡Sí, como lo ha leído: “Ceferino Namuncurá” ¿pobre gato? ¿sí o no? ¡Ceferino Namuncurá! ¡Vaya nombre!
El minino necesitará que le demos tiempo para que pueda adaptarse a su nuevo entorno. Recordémosle a los niños, en caso que haya, que no hagan demasiado ruido cuando lleguemos con el gato. En vez de jugar a pasarlo de mano en mano, dejemos que nuestro amiguito felino (el recién llegado) investigue la habitación en la que lo tendremos al principio. Dejemos que encuentre la caja de arena. Dejemos unos cuantos juguetes esparcidos para animarlo a jugar. También es un buen momento para que les enseñemos dónde está el poste rascador, de tal manera que lo podemos colocar cerca de la zona de donde va a dormir, ya que los mininos son unos marcadores de su territorio “impresionante”.
De nosotros dependerá dónde dormirá el minino, aunque la inclinación natural muchas veces se basa en su edad y experiencia. Aunque le proporcionemos una cama cómoda y especial, los cachorros siempre preferirán dormir con uno, mientras que los gatos adultos e independientes intentarán encontrar un lugar cómodo que ellos consideren.
Cariños
SERGIO
KAL EL