Hola Rosy:

Aquí estoy de vuelta. Tu post fue tema de conversación con algunas compañeras de mi trabajo, lo que has hecho y dicho es impresionante.

Cuánta verdad en estas palabras que dijiste, palabras con las cuales me he sentido identificado:

“…LA MEJOR: No dejo de sorprenderme...cuando estoy a punto de perder la fe creyendo que NADIE MAS ME ACEPTARÁ UN GATO, Dios me sorprende.”

¡Ojalá que Dios te siga sorprendiendo tantas veces como gatos encuentres!

Por mi parte, ya se me hizo difícil dar en adopción a algún minino, porque he utilizado todos los recursos que estaban a mi alcance, y ya no me quedan los que antes sí tenía.

En la actualidad, cuando recojo un gatito de la calle, suelo sacar avisos en los dos diarios que tiene mi provincia, pero no en la parte de los clasificados de la línea gratuita, sino en la parte del rubro de veterinarias, en donde se debe abonar dichol mensaje (es más efectivo). Por lo general abono la publicación para que salga durante una semana seguida, en donde informo que me comprometo a hacerme cargo de la castración. La estadística de los llamados telefónicos que recibo por día, cuando publico un aviso, son de dos a cuatro llamadas. Aproximadamente de cada cuatro llamadas, existe un interesado verdadero, y de cada CUATRO o CINCO interesados verdaderos, uno es el que adopta al minino.

De los interesados que desean llevarse al minino/a, he aprendido a la fuerza a desarrollar un “sexto sentido”, porque con el tiempo comencé a darme cuenta de que no era cuestión de entregar al felino al primero que lo solicitaba, pues me di cuenta de que muchas veces no lograban llenar los requisitos que mis pensamientos me conducían como una posible “familia” para el animalito. En varias ocasiones, sentí que el deseo de quien quería adoptarlo, era sólo un entusiasmo pasajero y, en ese caso, le decía a esa persona que yo ya me había encariñado con el animalito y que había cambiado de idea, que ya no deseaba darlo en adopción  (y esto era cierto) a menos que, apareciera alguien que me brindara la confianza de que realmente lo cuidaría con amor y que lo quería de verdad al minino.

Tengo amigas que se llenaron de perros/as y gatos/as en sus casas, a tal punto que ya no cabe ni uno más… pero el problema de los animales callejeros continúa. En mi opinión, la solución a este problema, debe ser encarado en la raíz del mismo, algo que es imposible. Durante mucho tiempo pertenecí a sociedades protectoras de animales y levantamos firmas solicitando al gobierno la castración masiva de animales callejeros, pero el resultado fue siempre el mismo: nunca recibimos ayuda por parte del gobierno. Hoy en día las asociaciones protectoras de animales, más bien pasaron a ser asociaciones que necesitan de protección, pues ya no dan abasto, por mi parte me dedico a ayudar en forma particular en la medida que puedo. Las formas de ayudar, no siempre son económicas, como las personas creen. Se puede ayudar de múltiples maneras, como por ejemplo adoptando una mascota en lugar de comprar una. Concientizar a las personas, es otra forma de ayuda, o disponer de un vecino con vehículo para el traslado de una mascota, etc.

¡En fin!

¡Hacemos lo que podemos! ¿o no?

SERGIO

KAL EL