OZZY, EL GATITO QUE TUVO VARIOS NOMBRES

Ozzy tenía 3 meses cuando llegó a mi vida. Fue encontrado por el hijo de mi amiga Katza en el umbral de una casa en el barrio de Paternal, agonizando; se estaba dejando morir de la tristeza.

Pese a que ella ya tenía 8 gatos, no dudo ni un instante en albergarlo, darle calor, comida y muchísimo amor. Al principio no fue bien recibido por su corte felina, por lo que decidió separarlo y ponerlo en la habitación de David, quien lo salvo de la muerte. Pero el pequeño gatito se puso más triste aún debido a que se sentía solo y no quería comer. Además, era muy difícil alimentarlo, dado que antes que comer prefería caricias, por lo que mientras comía Katza lo mimaba constantemente. Era un gatito muy pequeño, con orejas y ojos enormes, y muy flaquito. Ella pensó que era una hembra, y lo bautizó Isabel.

Finalmente y como se sentía cada vez más triste en la habitación, decidió bajarlo y presentarlo nuevamente a sus gatos. Una de ellas, llamada Churrygatita, estaba muy triste porque había perdido a su hijito Marshall hacía pocos días, había decidido ser mamá nodriza de otro gatito, Cuquito. Seguramente ella se dio cuenta que Isabel necesitaba cuidados, y enseguida la adoptó también a ella. La cuidó, la lavó y la amamantó durante un mes. Isabel rápidamente se fue recuperando y se puso muy hermosa. Pero cuando fue creciendo, vieron que no era una gatita, sino un gatito, y le pusieron de nombre Juancito.

En una de mis tantas visitas a su casa, veo a Juancito, un gatito muy dulce y mimoso. Enseguida comenzó a pedir mimos y se me subía a upa todo el tiempo. Katza me preguntó si quería adoptarlo, ya que no podía quedarse con él, y vio que él ya me había elegido a mí. Le dije que lo pensaría, porque mi gata Isis estaba bastante enferma en ese momento. Un día ella me envía un mail diciéndome que había encontrado un adoptante, pero Juancito en cuanto la vio comenzó a gruñir y bufar, por lo que se frustró su adopción.

Ante su insistencia, el 11 de febrero de 2006 decidí traerlo a casa y probar como se llevaba con Benjamín y sobretodo, si Isis toleraba la presencia de un bebe gatito estando ella enferma y debil. La única condición era que yo le pusiera un nombre de algún cantante de Heavy Metal, la música preferida de David, su salvador. Lo bauticé Ozzy, por el cantante Ozzy Osbourne, uno de mis favoritos. Al llegar a casa, Ozzy se puso muy contento, enseguida comenzó a ronronear, acariciarme las piernas, se me subía a upa y pedía mimos constantemente. Mi mayor sorpresa fue cuando se lo presenté a mis gatos, y vi no solo que Benjamín lo aceptó desde un primer momento, sino que Isis lo adoptó como su hijo, también comenzó a lavarlo, a ayudarlo a comer y enseñarle a jugar. No lo pensé más y llamé a mi amiga para decirle que Ozzy se quedaba conmigo, que sería mi nuevo hijo felino.

A la semana de estar en casa, Ozzy comenzó a tener mucha fiebre y no se movía del piso. Lo llevé inmediatamente al veterinario, quien diagnosticó herpesvirus. Estuvo muy grave durante un mes, con medicación diaria y mucho reposo. Mi amada gata Isis no lo dejó nunca solo, dormía todo el día con el, lo besaba, lo abrazaba y le daba calor, incluso le llevaba alimento balanceado a su camita. Y así, con su medicación y el amor que Isis y yo le brindamos, Ozzy se recuperó de su enfermedad, y se transformó en un gato muy grande, de pelo larguísimo y de unos brillantes y grandes ojos verdes. Tienen una mirada penetrante pero muy dulce.

Es muy inteligente, utiliza sus manitos para abrir puertas, tomar agua, comer y acariciarme. Sigue siendo el mismo gatito dulce y mimoso de siempre, el que me espera detrás de la puerta cuando llego, el que se para al lado mío y me mira fijo pidiendo mimos, o que le de de comer con la mano. Ozzy es un gato maravilloso, muy amistoso con los demás gatos, siempre los invita a jugar y a trepar por los muebles.

Hoy Ozzy tiene dos años y medio, es un gato realmente precioso, pero por sobretodo bueno, cariñoso y agradecido, y me lo demuestra todas las mañanas cuando amanece abrazado a mí o amasando mi brazo. La verdad es que lo amo muchísimo y me alegra la vida todos los días. Les agradezco con todo mi corazón a David, a Katza y a Churrygatita, una gata que pese a estar triste por la muerte de su hijito se convirtió en mamá nodriza de dos gatitos enfermos, haber conocido y hacer que Ozzy llegue a mi vida.