Humano, llevo tanto tiempo a tu lado que ya ni lo recuerdo, porque mi tiempo no es tu tiempo. Yo no lo mido ni le pongo símbolos, solo divido el tiempo en dos tipos, cuando estás conmigo y cuando no estás y he de decir que el segundo se me hace mucho más largo.
Me habéis deificado y adorado pero también me habéis demonizado y perseguido. Hasta decís de mí que soy traicionero y doy mala suerte. Me tratáis de plaga, cuando he sido yo el que os ha librado de muchas de ellas. Aún así, sigo a vuestro lado, yo lo elijo. Yo decido cuando aparezco en vuestras vidas y cuando me marcho. Soy vuestro compañero, vuestro protector. Aparezco cuando tenéis frio para acurrucarme en vuestro regazo. Juego con la cosa más absurda cuando os veo aburridos para arrancaros una sonrisa. Ronroneo para calmaros y haceros sentir bien. Os sigo por toda la casa para que os sintáis acompañados. Aparezco cuando me necesitáis, pero también sé cuando marcharme. Os necesito, pero también necesito mi independencia. Os maúllo para que me hagáis caso cuando estáis sumidos en los problemas que nublan vuestra mente. Hasta he cambiado mi hábitat para vivir a vuestro lado en casas de las que no puedo salir coartando mi libertad. Pero no me importa, soy dulzura, temperamento, alegría.
A cambio de todo esto yo os pido muy poco, que me entendáis y me dejéis ser lo que soy. Que entendáis que soy un cazador y que saltaré por las alturas y perseguiré las cosas más simplonas. No me riñáis si araño muebles, enseñadme como y donde hacerlo. Revuelvo y tiro objetos cuando me aburro, es mi curiosidad. La curiosidad que me lleva a olisquearlo todo y a querer mirar por la ventana, poniéndome incluso en peligro para poder ver lo que hay al otro lado. A veces me gustaría que sintieras en mi piel lo que se siente al estar parado al sol, por eso pelearé por el lugar de la casa en el que entre el mejor rayo de luz. Si no puedo salir fuera ya no podré cazar, pero no me pidas que deje en paz a tu precioso canario. Lo dejaré todo lleno de pelos y de huellas. Maullaré cuando me aburra, cuando tenga hambre, cuando considere que mi arenero no está lo suficientemente limpio, cuando necesite cariño. Seré sociable y demandaré atención, pero también necesitaré estar solo. No soy un muñeco, ni un peluche, ni un trofeo. Os quejáis de todos mis comportamientos, me abandonáis y no os acordáis de que yo no he pedido muchas de las cosas que hacéis conmigo y aún así las aguanto. Alguien dijo de mí una vez que Dios me hizo para que el ser humano pudiera acariciar un tigre. Yo solo quiero vuestra compañía y lo más importante de todo, solo pido una cosa: que me dejéis ser lo que soy, UN GATO