CALENDARIO GREGORIANO Y LA FALSA FRECUENCIA DE TIEMPO 12:60
A través de la mayor parte de su historia de 26.000 años, el homo sapiens ha seguido a la luna y utilizado calendarios lunares. Según cálculos actuales, la luna gira sobre su eje cada 29,5 días, la duración de una lunación sinódica, razón por la cual siempre vemos sólo un lado de la luna. Una lunación sinódica de 29,5 días, la duración de un ciclo lunar visto desde la Tierra, es sólo uno de los ciclos lunares de los cuales pueden hacerse cálculos lunares.
Existe también el ciclo de lunación Sideral de 27,33 días (el tiempo que le lleva a la luna volver a un punto fijo en el cielo); el ciclo Tropical de 27,32 (tomado de la longitud celestial) y el ciclo Dracónico de 27,2 días (el tiempo que le lleva a la luna volver al mismo nodo).
Hasta los humanos preagrícolas del siglo XX, tales como los Lakota, han seguido un calendario lunar vago e indeterminado.
El hecho es que durante un año solar siempre hay una 13ª lunación que transita de un año solar hasta el siguiente.
Al parecer la naturaleza tabú del número 13 proviene de la misteriosa 13ª luna. Hay una discrepancia de 11 días entre la duración del año solar de 365,242199 días y las 12 lunaciones sinódicas completas de 354,36706 días.
El número de días en 13 lunaciones sinódicas asciende a 383,5, una discrepancia de 18,25 días más que en el año solar.
La discrepancia entre los días del año solar y los ciclos de lunación sólo se convirtió en un problema para el hombre civilizado, porque la mujer siempre ha llevado naturalmente dentro de su ser a las 13 lunas.
El ciclo menstrual femenino de 28 días es el promedio entre el ciclo de lunación sinódico de 29,5 días y los otros ciclos de lunación de menos de 27,5 días.
Dividan el ciclo lunar promedio de 28 días por el año solar y el resultado es 13 lunas, 364 días, un día menos que un año solar promedio; este calendario lunar tiene una frecuencia 13:28.
Este día extra es el "día fuera del tiempo" y se considera especial porque marca el punto crítico para salirse del tiempo circular y convertirlo en espiral, sinónimo de evolución.
Una vez que se desarrollaron los estilos de vida agrícolas en la zona del planeta ahora conocida como el Medio oriente, el clero masculino tomó el poder. El tema del calendario pasó a ser una cuestión de crear una herramienta de poder. El poder masculino se asoció con el sol, mientras que el femenino fue asociado con la luna. Pasó a predominar el calendario basado en la exclusividad del año solar.
La división egipcia del círculo en 360º, subdividido en 12 partes de 30º cada una, le dio al clero masculino de Egipto y Mesopotamia la norma para sus jerarquías “solares masculinas” orientadas a lo celestial. Esto ocurrió hace unos 5.000 años, alrededor del 3.000 a.C.
Así pues, en Babilonia y Egipto surgieron las 12 casas del zodíaco y la astrología occidental tradicional y el calendario compuesto de 12 meses. Como 12 meses de 30 días dan como resultado sólo 360 días, se agregó un período de purificación extra de cinco días para completar el año solar.
La principal función de los sacerdotes babilónicos de las calendas fue hacer que los ciclos de la luna fueran correlativos con el año solar.
Para el año 1.500 a.C., el sistema de 360 grados del círculo dividido en 12 como aproximación o incluso como reemplazo de los ciclos de lunación se extendió a la India y la China. El 12 se basa en la división del espacio: un círculo; no del tiempo: una espiral evolutiva.
De Babilonia y Egipto el “poder solar” del círculo de 12 se difundió hasta Grecia y de ahí hacia Roma. Fue Priscius Tarquinus, antiguo emperador de Roma (616-579 a.C.) a quien se le atribuyó la creación del calendario a partir del cual se derivó finalmente el calendario Gregoriano.
Los nombres de los meses gregorianos provienen todos del Latin y fueron desacomodados de sus posiciones originales (Septiembre se refiere al séptimo mes y está en el 9º, Octubre se refiere al octavo y está en el 10º; Noviembre al 9º y está el 11º; Diciembre al 10º y está en el 12º); el motivo fue puramente bélico, ya que el Calendario romano era un sofisticado sistema de creación de un poderoso ejército, que duraba 12 meses entre la selección del General del ejército hasta la formación de ese ejército y planificación de la táctica apropiada.
En el 133 a.C., (en la invasión romana de España), el caos y la derrota de los romanos se sucedían en las guerras numantinas que duraron 20 años de resistencia y 11 meses de asedio contra el pueblo Celtibérico de Numancia, lo que ahora se conoce como Soria.
La razón principal era que cuando el ejército estaba listo para la batalla, en Numancia era invierno, la nieve y las temperaturas por debajo de los cero grados acababan con sus aires de grandeza y todos sus generales fueron derrotados. La solución fue retrasar 2 meses el año de los preparativos, lo que les haría llegar a tiempo en la primavera, clima más favorable. El siguiente paso fue un cerco de más de 9 Km alrededor de Numancia dirigido por su militar más famoso, Pluvio Cornelio Escipión, que duró hasta el siguiente invierno, evitando que se abastecieran de provisiones y agua. Todos los supervivientes numantinos se suicidaron antes de caer prisioneros.
En el año 45 a.C., Julio César reformó el calendario con la ayuda del astrónomo egipcio Sosígenes: dispuso que el año fuera de 365 dias y el bisiesto, cada 4 años, de 366; dividió el año en12 meses, asignó a la mitad de ellos 31 días y a la otra mitad 30, con excepción de febrero, que en años ordinarios tendría 29, y dio su propio nombre, julio, al mes llamado "quintillis"; Augusto, sucesor de César, le dio su nombre al llamado "sextillis" y para que agosto no quedara con menos días que julio, le aumentó uno quitándoselo a febrero.
Para el tiempo en que apareció la iglesia cristiana, en el 500- 1000 D.C., el calendario romano de 12 meses compuestos de días irregulares sin tener en cuenta los ciclos lunares fue un hecho establecido. A principios de la Época de la Conquista, 1.500 d.C., se lo conoció como el calendario Juliano y se basó en el año sinódico de 365,25 días. El calendario Gregoriano se basa en el año tropical de 365,242199 días.
Como el calendario Juliano no correspondía con los ciclos de la naturaleza, debido a la acumulación de esos errores, en 1582 ocurrió un equinoccio de Primavera el día que el calendario señalaba como 11 de marzo, en vez del 21. En octubre de 1582, para corregir tal irregularidad, el Papa anuló 10 días y decretó que el siguiente al 4 de ese mes fuera el 15; y dispuso, además, que de los años que terminan un siglo sólo serían bisiestos los divisibles por 400 (como el 2000, por ejemplo).
El calendario gregoriano representa la Era Cristiana, es decir, cuenta los años a partir del supuesto nacimiento de Cristo (considerado en el año 1 y no en el año cero, que no existe, o sea que en realidad se numeran los años 365 días antes de que se cumplan).
Por más insignificante que sea la mínima diferencia entre los años sinódico y tropical, no debe opacar el hecho de que el calendario Gregoriano constituye una distribución despareja e ilógica de días que deriva de la tradición del clero masculino que proviene de la civilización babilónica. Se trata de una tradición de computación del tiempo basada en la división egipcia del círculo, que es una división del espacio y no del tiempo, y en la cual se incorporan completamente todos los tabúes del número 13.
Fue precisamente este poder del 13, asociado con la brujería y el demonio, lo que los conquistadores europeos confrontaron directamente cuando llegaron al “Nuevo Mundo”. Porque allí existía una tradición del tiempo y el conocimiento todavía más precisa y plenamente desarrollada que en Europa, basada por entero en el 13.
Aquí nos referimos al sistema calendárico y matemático de los mayas, en el cual se basaba toda la civilización mesoamericana (México y América Central). En cuanto a los sacerdotes cristianos y sus fervorosos soldados, verdaderamente no hubo oportunidad de dialogar. Se dio muerte a eruditos y se quemaron bibliotecas. Se despojó al mundo de una comprensión del tiempo que no se basaba en las divisiones espaciales del círculo, sino en el poder galáctico-lunar del número 13.
El año solar maya se divide en dieciocho períodos de 20 días denominados vinales. En realidad los 18 vinales, además del uayeb de cinco días, constituyeron un medio de correlacionar el año solar con el tzolkin basado en 13:20. A este calendario se le conoce coma Haab o Calendario de la Tierra porque mide las estaciones de las cosechas en la Tierra (los 18 vinales) más el uayeb un período de 5 días donde la Tierra no es fértil, dedicado al agradecimiento y la adoración. La frecuencia del Haab es 18:20 y 1:5.
El Haab y el Tzolkin se sincronizan exactamente cada 52 Haab o 73 Tzolkin, llamado Sendero de 52 años.
Durante largo tiempo fue un acertijo para los arqueólogos occidentales, quienes no tardaron en comprender su asombrosa sofisticación y complejidad; el calendario y las matemáticas mayas se han considerado sin embargo una curiosidad anómala que no se aplica al mundo moderno, a pesar de su exactitud sólo superada por los relojes radioactivos de cesio!
La frecuencia de Tiempo maya es 13:20.
El trece se refiere a los 13 tonos galácticos o poderes de la creación, los cuales también están codificados en las 13 lunas o lunaciones anuales.
El veinte se refiere a las 20 frecuencias solares codificadas como los 20 íconos o sellos solares, presentes en los vinales del calendario Haab.
En esta frecuencia temporal 13:20 se basa el Tzolkin o “Calendario Sagrado-Calendario del Sol” de 260 kines.
Combinado con el ciclo de 365 días de la Luna y del Haab, el Tzolkin dio a los mayas el patrón fractal por el cual pudieron construir calendarios y sistemas de tiempo que demuestran el orden armónico del sistema solar y de la galaxia en general.
Dentro de estas construcciones, los mayas también mantuvieron sus calendarios lunares y ciclos de eclipse de suma precisión.
Como el calendario maya se basaba en el tzolkin de 260 kines y no en el círculo de 360°, no había necesidad de correlacionar el ciclo de lunación con el año solar mediante el concepto irregular y abstracto de “meses”.
Las matemáticas mayas, basadas en un elegante sistema de notación más sofisticado punto-barra, es vigesimal y no decimal, es decir, se basa en los 20 antes que en los 10. Esto le da al sistema matemático maya una flexibilidad fractal y exponencial que no aparece en el sistema decimal o duodecimal (por los 12) en el cual se basa el calendario Gregoriano.
La verdad es que el calendario maya contiene la enseñanza del tiempo tetradimensional que ha eludido la ciencia moderna, inmersa como está en el control incuestionable del tiempo tridimensional gregoriano.
Augusto Comte (1798 - 1857, firma galáctica Dragón Galáctico Rojo), filósofo francés, fundador de la sociología y la escuela del positivismo lógico, fue el 1º en iniciar el calendario perpetuo de 13 meses de 28 días cada uno. Al día 365º le llamó "día del año" y caería entre el 28 de Diciembre y el 1 de Enero.
Alrededor de 1930 un movimiento para refornar el calendario utilizando el calendario perpetuo de 13 meses ganó gran aceptación oficial, para ser relegado sólo por la Segunda Guerra Mundial.
El quid de la enseñanza maya es la aplicación de la frecuencia 13:20 a la creación e implementación del Calendario de las 13 Lunas.
Según los cálculos de los investigadores, se ha llegado a sincronizar las cuentas mayas con el calendario gregoriano, y como resultado el primer día de los Ciclos mayas corresponde al 26 de julio.
En Haab por tanto el 26 de julio se llama: 0 POP (o asiento de POP), en el Tzolkin sería un Sello de la familia Portal (Semilla, Luna, Mago, Tormenta) con su tono correspodiente según el año.
Por ejemplo el 26 de julio de 2013 sería: 0 POP, 8 Semilla (Asiento de POP, Semilla Galáctica amarilla).
Así podemos convertir fechas gregorianas a mayas simplemente contando hacia adelante o hacia atrás en el tiempo.
Afortunadamente se han desarrollado herramientas y software que traducen las fechas gregorianas a la interpretación maya del Dreamspell de José Argüelles, como la Brújula Galáctica (El encantamiento del Sueño, José Argüelles 1991-1992), el Codificador de Tiempo Galáctico Tzolkin del Calendario por la Paz del Año de los Magos de la Tierra "Mago Resonante Blanco" (publicado en México por Mª Esther Hernández Meza, Enlazadora de Mundos Resonante Blanco) o el programa Dream Spell Calendar Viewer (Gary M. Cook 1996) entre otros.
La frecuencia 12:60 es consecuencia de la medición del Tiempo en ciclos de 12 meses, días de 12x2=24 horas, de 60 minutos cada una y 60 segundos por minuto; partiendo todo de un círculo, donde la medida cualitativa del tiempo es el dinero que puedes hacer de él: "El tiempo es Oro" cuyo símbolo es el reloj... Como escribió Julio Cortázar:
"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj, te regalan un infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, Te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofreden para el cumpleaños del reloj." historias de cronopios y de famas (Julio Cortázar,1962)
La frecuencia de Tiempo maya es 13:20, "el Tiempo es Arte", el Tiempo es la oportunidad que tenemos de ser mejores cada día, de usar sin abusar de los recursos que tan generosamente recibimos de la Tierra, de realizar cualquier actividad que beneficie al bien común con el Arte del Amor Universal, dar lo mejor de uno mismo para que quien lo reciba lo amplifique y lo devuelva multiplicado, 13:20 es vivir en armonía con el Todo.
El Tiempo es Arte, nunca Oro; el Tiempo es 13:20, no 12:60. |