De: Alias de MSNAMALUZ47 (Mensaje original) Enviado: 16/02/2006 16:05
CONSEJO DE VISIONES
No todo lo que reluce es Oro
Por puro Karma, nací clarividente, esto que a muchos puede parecerles seductor, no es sino una verdadera desgracia con la que se vive día a día y de la que no te puedes librar. Pero no quiero hablaros de este tema. Se trata de dar alguna respuesta al fenómeno de la publicación de las figuras irreverentes de Mahoma, que ha causado tanto revuelo entre los países musulmanes. No por que vaya a hablar de este gran profeta, sino de otro tema que puede aplicarse a esa cuestión.
Hace algún tiempo me tocó trabajar con varias compañeras; lógicamente no puedo decir sus nombres para preservar su identidad. El caso es que una de las jóvenes compañeras con la que convivía a diario, tenía sobre su aura una llama, que a veces se ponía combustible. Yo me preguntaba siempre por que, pero no encontraba respuesta. El caso es que la llama permanecía sobre su cabeza siendo solo visible por mi y no por el resto de las otras compañeras, y por supuesto ni por la propia persona.
Uno de los días que coincidimos para comer, la llama brilló más fuerte, a la vez que un personaje con una túnica blanca se presentó a su lado, sin que ella lo percibiera y me dijo:
- Esta compañera tuya ha sido en otra vida el que vosotros llamáis San Andrés. El discípulo, primero de Juan el Bautista y luego de Jesus el Cristo.
Dicho esto, el tuniquero (que así les llamo yo en forma cariñosa) desapareció.
Toda esa tarde no pude trabajar puesto que tal información me había causado un verdadero trauma. ¿Cómo es posible que aquella compañera fuera un personaje de tal talla espiritual?
¿Cómo podía ser posible, que aquella compañera, egoísta, despreocupada, sin valores especialmente elevados, mentirosa, con trastornos psicológicos y con un despiste mayúsculo, habría sido tal personaje?
No es que mi amiga fuera especialmente mala, sino que tenía una humana personalidad, absolutamente corriente, en la que virtudes y defectos se mezclaban en la vivencia diaria, sin que resaltara ninguna característica propia de la santidad. Por el contrario, además de engañar a su esposo, sus conceptos espirituales, además de errados, eran muy peculiares.
Tres años antes, había tenido otra experiencia parecida puesto que había conocido a un hombre que también habría sido en la vida pasada otro personaje sagrado; es decir, alguien que hoy se le considera Santo y contemporáneo de Jesus el Cristo. Voy a omitir el nombre por respecto. El caso es que aquel viejo amigo, tenía una vida patética, complicada, sectaria y además errático en su trayectoria moral y espiritual.
Ciertamente algo no estaba claro o bien habría que reescribir la historia.
La respuesta llegó aquella misma noche, puesto que el mismo sujeto “tuniquero” que habría aparecido junto a San Andrés se apareció en la noche, antes de conciliar el sueño y entabló conmigo una conversación telepática en cuarta dimensión. Es decir, en un solo segundo llenó todos los interrogantes.
- Vosotros habéis hecho santos a personajes absolutamente normales, con defectos y con virtudes, pero en absoluto santos. El hombre de la Tierra, por lo que vosotros llamáis frustración, proporcionáis a ciertos personajes, las virtudes y maravillas, que vosotros mismos no podéis alcanzar. Esto os da dignidad y de esta manera no conectáis con vuestra verdadera naturaleza limitada y poco evolutiva.
- Hacéis dioses de hombres y les atribuís todo tipo de poderes, al igual que en este tiempo hacéis Superman o los super-héroes. Atribuyéndoles lo que os gustaría conseguir.
- Jesus el hijo de Maria fue compenetrado por el espíritu de Cristo, y de esta manera, al ser cristificado manifestó virtudes y “poderes” que sorprendieron a propios y extraños. Lo doce apóstoles en la misma medida fueron compenetrados por seres superiores y fueron activados con unas máquinas sutiles que nosotros llamamos “sincronizadores” y que vosotros llamasteis “lenguas de fuego”. Era a través de estos mecanismos todavía impensables para vosotros, que les indujimos fuerza, ideas, espiritualidad y voluntad de acción. Pero antes de esto, eran seres humanos, con debilidades, con defectos, y con un coeficiente intelectual absolutamente inferior a un simple niño de vuestra actual generación. Eran de una u otra manera dos mil años, mas atrasados que vosotros.
- El verdadero misterio, no estaba en los personajes, sino en la Ley Universal que actuaba detrás de ellos. Pues Jesus, tomó la conciencia Solar y los doce apóstoles la conciencia planetaria de vuestro Sistema Solar, para que se realizara a nivel macro-cósmico un cambio energético de crecimiento, que cada 2160 años se da por imperativo de la Ley de las Esferas. Y ese cambio de arriba, se expresó en lo bajo a través de los personajes que elegimos para representar ese cambio de conciencia.
- Tenéis el defecto de deificar a los seres antropomórficos, por que sois incapaces de concebir un Dios más grande que vuestros pequeños conceptos culturales. No entendéis que el milagro esta en la causa invisible, no en la forma manifestada en vuestra dimensión.
- Estos seres eran pescadores, pobres en inteligencia, sencillos, simples y con todos los defectos y virtudes de seres de su época, de hecho fueron elegidos más simples, para poder condicionar mejor sus comportamientos y poder compenetrarles conocimientos sin preconceptos.
Yo además de escucharlo, lo veía todo. Veía sus formas, sus figuras, sus defectos, sus debilidades. Y os aseguro, que por no causar traumas en vuestras creencias, no puedo deciros algunos actos, pecados y debilidades tremendas que manifestaban en su día a día. Ni más ni menos que los de cualquier otro ser humano de nuestro tiempo. Veía como la Iglesia les ha atribuido castidad, y os maravillaríais de verlos actuar en este sentido, incluso a seres que consideramos vírgenes, virtuosos o incapaces de relacionarse sexualmente con otros seres. Simplemente lo que nos han contado es un cúmulo de suposiciones y proyecciones de nuestros preconceptos. Hemos hecho mitos de seres normales. El verdadero milagro esta en lo invisible, no en lo visible. Pero el comprenderlo no esta a la alcance de cualquiera. Solo rebasando las barreras culturales y dogmáticas en las que vivimos podemos acercarnos a la verdad. Pero aceptar la verdad es quedarnos desnudos y desheredados de lo que hemos construido. Desamparados de un Dios hecho caprichosamente por utopías y exageraciones culturales.
Se dice: “Conoceréis la verdad y esta os hará libres”, pero no es cierto, conocer la verdad es quedarse aislado, marginado, en profundo silencio, pues si la contáis, os costaría la muerte o el más profundo descrédito.
En estas reflexiones, venía a mi mente las decenas de personas que de una u otra manera se atribuyen la reencarnación de tal o cual apóstol para reforzar el “mito del héroe” que llevamos dentro. Si de verdad conocieran al personaje que pretenden encarnar, se sentirían frustrados al comprobar que el más tierno de nuestros niños es superior a cualquiera de aquellos seres mitificados.
Si hoy matamos o morimos por tal o cual Santo, por tal o cual profeta, sencillamente estamos errados y no hemos entendido nada. Dios es mucho más que seres antropomórficos vestidos de carne.
Las creencias son legítimas, y el que más o el que menos tiene a su Dios, a su Santo y a su Profeta deificado. Y nadie debe ridiculizarles ni insultarles, pues el respeto a cada ser vivo y a sus creencias es sagrado. Pero esgrimir un palo, una espada o una antorcha para defender tal o cual figura religiosa, es en igual medida un error tremendo que habla de fanatismo y de una supina ignorancia de la realidad histórica, que ha servido de base para crear mitificaciones absurdas.
Esto es lo que viví.
Juan Oliveras |