El ser humano hoy puede asumir la paz
Del libro “NISKALKAT. Un mensaje para los tiempos de emergencia”, de Trigueirinho /
La paz existe y puede ser vivida en todos los niveles de la existencia. No es necesario teorizar sobre ella, tampoco transformarla en objeto de especulación. Proviene del encuentro de la consciencia con las leyes rectoras del universo en el que habita. Es fruto de la relación armoniosa entre las energías creadoras y las fuerzas engendradas durante la creación. En ese proceso, el ser humano ocupa una posición fundamental y le corresponde asumirla. Debe reconocer su papel evolutivo y cumplirlo sin tardanza según las leyes del amor y del servicio.
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha sido ayudado a consagrarse a la vida superior por la presencia, inclusive física, de seres excelsos. Muchas veces, esa ayuda constituyó una oportunidad de ascensión mutua: los que la recibían, se liberaban de la ilusión material, y los que la prestaban, ascendían a niveles de consciencia de una potencia inimaginable.
Ese procedimiento perduró hasta los días de hoy, y continuará vigente hasta que la transición planetaria se complete, pues, a partir de entonces, toda la vida en la Tierra se habrá modificado, y las leyes a las cuales estará vinculada serán otras.
Hay impulsos cíclicos que llevan a núcleos internos del ser hasta la manifestación y que en esta época son percibidos claramente. Cuando la energía de esos núcleos emerge y alcanza al yo consciente, es capaz de conducirlo a consagrarse cada vez más a metas suprahumanas. La reverencia brota de manera espontánea en los que son tocados de ese modo. El magnetismo peculiar de esa energía enciende la llama del amor en el centro de los átomos. Elevando la calidad vibratoria de la materia concreta a niveles desconocidos.
Entretanto, además de estos impulsos, que en ciertas ocasiones promueven mayor movimiento y en otras parecen estar ausentes, en esta época hay un llamado continuo que no se puede dejar de oír: resuena en el universo interior de los que aspiran a la verdad, y trae consigo bálsamos curativos. Aun cuando los desórdenes del mundo, muchas veces acogidos por el aspecto material de los individuos, intenten sobreponerse a ese llamado, él silenciosamente le indica a la consciencia que es tiempo de retornar al equilibrio. Pacifica y transforma al ser que lo acoge; anuncia el poder que impregna a los que se donan al servicio impersonal.
Para que pueda responder a ese llamado, hecho que colocará a la Tierra en otro estado energético, es fundamental la plena entrega del ser a la Consciencia Suprema.
Del libro “NISKALKAT. Un mensaje para los tiempos de emergencia”, de Trigueirinho |