El Mundo Astral
Los estudiantes de ocultismo, tanto orientales como occidentales, hallan en las obras de antiguos autores muchas referencias a los planos constituyentes del mundo astral inmediatamente superior al mundo físico; pero notan diferencia en cuanto al empleo de los términos.
Algunos autores denominan conjuntamente plano astral a toda la serie de planos que desde el mundo físico se suceden hasta el plano espiritual exclusive, cuya naturaleza es un arcano para la mente del hombre vulgar.
Entre los modernos tratadistas hay quienes designan con el nombre de plano astral los planos inferiores del mundo astral que están más cercanos al mundo físico. Estas divergencias en punto a terminología confunden a los principiantes en el estudio del mundo inmediatamente superior, al físico.
En este volumen, como en los demás, hemos seguido el ejemplo de los autores antiguos y damos el nombre de mundo astral al conjunto de planos que desde el físico se suceden hasta el plano espiritual, ambos extremos excluidos.
Hemos preferido esta denominación colectiva por lo más sencillo y porque no confunde al estudiante con diversas denominaciones técnicas.
El mundo astral consta así de numerosos planos y subplanos que se extienden en serie ascendente desde el más cercano al mundo físico hasta el más cercano al mundo espiritual.
Entre estos dos extremos se puede observar innumerable variedad de fenómenos y fases de existencia.
En los subplanos inferiores del mundo astral se manifiestan las actividades psíquicas llamadas clarividencia, clariaudiencia, telepatía, psicometría, etc.
También se manifiestan en estos subplanos inferiores ciertas formas de ectoplasmas, espectros y otras apariciones de almas desencarnadas que a veces perciben el hombre y algunos animales. Asimismo actúan y se mueven en estos subplanos los seres humanos vivientes en el mundo físico que se desprenden temporáneamente de su cuerpo físico durante el sueño o el éxtasis, o deliberadamente.
Los colores astrales son los de las auras que circuyen el cuerpo físico de todo ser humano, y se manifiestan en algunos subplanos del astral.
En otros subplanos se manifiestan los fenómenos psiquismo, las formas de pensamiento, las ondas y nubes mentales que influyen en la mente y el ánimo de quienes tienen su misma tónica psíquica.
Mencionemos todo esto a título de información general y sin entrar en, pormenores, porque ya hemos tratado de estos fenómenos en otras obras.
Algunos subplanos inferiores del mundo o plano astral son muy repulsivos y desagradables para el hombre inexperto.
El ocultista rehuye y esquiva todo lo posible, y aconseja a los novatos y entremetidos en ocultismo que eviten esos subplanos del astral tan psíquicamente miasmáticos como evitarían los parajes pantanosos y palúdicos del plano físico.
Muchos se perjudicaron gravemente por haber penetrado en estos ínfimos subplanos sin exacto conocimiento de ellos, y no pocos se lisiaron de cuerpo y mente por la imprudencia de haber establecido condiciones psíquicas que los forzaron a actuar en dichos subplanos.
A estos imprudentes se les puede aplicar el antiguo adagio que dice: "los locos se meten donde temen entrar los ángeles". Algunos subplanos inferiores del astral están llenos de las formas astrales de los desencarnados que todavía sienten afición a las cosas terrenas.
También allí residen por algún tiempo los que fueron la hez de la vida humana, atraídos por las cosas del mundo físico sin que nada los impulse a los planos superiores. Muy deplorable es ver que quienes hubieran repugnado el trato con semejantes entidades en la vida terrena, admitan con ellas comunicación psíquica en el mundo astral, creyendo que son espíritus bienaventurados y almas benditas.
Fácilmente se comprende la ingrata sensación experimentada por las personas sinceras cuando asisten a las sesiones en que se comunican los "espíritus", si se conoce la verdadera índole de las entidades que habitan en los subplanos inferiores del astral.
Algunas de ellas son tan truhanas que frecuentemente se fingen parientes y amigos del que evoca a los difuntos.
En los subplanos superiores moran las almas desencarnadas de evolucionada espiritualidad.
Gradualmente se eleva el nivel de los subplanos y planos hasta llegar al de la temporánea morada de los que alcanzaron un alto grado de espiritualidad.
Es el "cielo" de las religiones que cada cual describe según su credo tradicional. Y así como las religiones concretaron la idea del "infierno" en oposición a la de "cielo", así también en el mundo astral hay subplanos inferiores donde las almas desencarnadas que en la tierra tuvieron brutales inclinaciones sufren las forzosas consecuencias de sus obras.
La diferencia está en que el infierno o lugar inferior del mundo astral no es eterno, sino que el alma desencarnada puede purificarse y aprovechar la ocasión que se le depara de mejorar de ambiente.
La idea católica del "purgatorio" también tiene su realidad en algunos subplanos inferiores del astral, donde, como dice el espectro del padre de Hamlet : "las insensatas culpas que cometí en el mundo se están quemando para purificarme".
Pero no las quema un fuego material sino que basta el del remordimiento.
Así vemos que en el conjunto del mundo astral se encuentran casi todos, sino todos los conceptos religiosos referentes a la escatología del hombre, en todos los tiempos y países.
Estos conceptos no fueron hijos fortuitos de la fantasía sino resultado de las experiencias de quienes se relacionaron psíquicamente con algunos subplanos astrales, y cada cual, según su temperamento e inclinaciones, refirió cuanto había experimentado, y lo referido se introdujo en las enseñazas religiosas.
Conviene advertir que cada religión tiene su peculiar idea de los "lugares" a donde van las almas de los difuntos, y aunque las descripciones varían notablemente, coinciden en algunos puntos.
Más adelante veremos cómo se obtuvieron informes del mundo astral y cómo cabe sincréticamente armonizarlos.
La palabra "astral" significa "lo relativo o perteneciente a los astros", y se empleó en un principio porque creían las gentes que el "otro mundo" estaba situado más arriba de las nubes, en la región que entonces se llamaba sidérea o de las estrellas.
Aun en nuestros días, a pesar de que la idea del cielo como un lugar se ha desvanecido de la mente de los discretos, todavía al hablar del cielo es costumbre levantar la vista o señalar un punto lejanísimo y altísimo para indicar la morada de los bienaventurados.
Dificilísimo es desvanecer los rutinarios conceptos de la humanidad, y aunque sabemos que en el universo no hay "arriba" ni "abajo", ni "derecha" ni "izquierda", persiste el racial hábito de suponer los planos superiores del alma "tan altos como las estrellas".
Análogamente ha persistido el calificativo astral en nuestra terminología.
De nuevo advertimos al lector que no confunda la idea del plano astral con la de uno o varios lugares.
El plano astral no es un lugar determinado ni está arriba ni abajo ni en ninguno de los cuatro puntos cardinales.
No se extiende en ninguna dirección definida, y sin embargo se extiende en todas direcciones.
Siempre es un estado o condición y nunca un lugar.
Es una fase o grado de vibración y no una parte de espacio. Son sus dimensiones las del Tiempo y no las del Espacio.
Si empleamos los términos "reino", "`región", "'alto", `"bajo", "superior", '"inferior", es en sentido figurado, como si dijéramos un alto o un bajo grado de vibración.
Creemos necesario insistir en esta advertencia porque la mayoría de los estudiantes incurren en el error de identificar la idea de plano con la de lugar, cuando no hay asociación mental entre ambos.
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[1] Se evitarían estas confusiones substituyendo el nombre de "plano" por el de "mundo" y el de "subplano" por el de "planos", pues si se dijera mundo astral en vez de plano astral, ya no fuera propio hablar de subplanos sino en todo caso de planos. [N. del T.] |