LO SAR: Año Nuevo Tibetano
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El período del Año Nuevo Tibetano aglutina al mismo tiempo festividades de origen espiritual y de origen laico. Se considera un momento importante en la vida de los budistas. |
Tras los primeros días de la luna creciente del mes de febrero y hasta la luna nueva siguiente, converge todo un conjunto de celebraciones y prácticas que tienen como objetivo finalizar el año en curso y dar inicio al siguiente, creando las mejores condiciones para que esta transición resulte lo más auspiciosa posible para nosotros, nuestros allegados, la comunidad budista, y para todos los seres en general. Dice la tradición, que estas condiciones y conexiones favorables, son garantía de buena salud y de abundancia para el año que comienza. Durante este primer mes del año lunar Cho Trül Daua, los beneficios de las prácticas y actos virtuosos que realicemos se multiplican por 100.000. En el ámbito religioso, las prácticas del Protector celebradas como preludio de las festividades permiten purificar los actos negativos que hayamos cometido durante el año que termina. En el día de la luna nueva, que señala el final del año, se lleva a cabo la gran plegaria Shangpa Kagyü que concentra toda la transmisión del linaje para poder obtener un pronto renacimiento en Deuachen. Se realizan ofrendas de velas y Tsok a las divinidades. El día de año nuevo tibetano se practica el ritual de Guru Rimpoche, o el de Milarepa, la ofrenda de Tsok Köncho Chidi, y la ceremonia de ofrenda de humo blanco que todo lo purifica (Ri Uo Sang Chö). Estas ofrendas tienen como objeto, que durante el nuevo año reine la paz, terminen las guerras, las enfermedades, y que sea completamente positivo y auspicioso para todos los seres. Durante la mañana se realiza también el lanzamiento de harina al cielo, que según la tradición tiene la capacidad de alargar la vida al teñir de blanco nuestros cabellos, mientras se grita “La Gyel Lo” como expresión de júbilo y buenos deseos.
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