El Tantra o el Arte del Amor y el Gozo Total
Hoy día hay tres tendencias que son imparables en la sociedad: Una es la
liberación de la mujer, otra es una mayor conciencia hacia la
Naturaleza y la tercera un creciente interés por la sexualidad, viéndola
como algo positivo y buscando la información necesaria para disfrutar
de ella de una forma sana y natural.
Estas tres corrientes tan en boga hoy eran impensables no hace mucho
tiempo pero todavía más en los siglos pasados de represión y dominación
masculina.
Sin embargo son una realidad cada vez más evidente y fue profetizada por
los textos tántricos hace casi dos mil años porque cuando la represión
sexual y las sociedades patriarcales iniciaban su dominio, los tántricos
vaticinaron que retornaría el Poder de la Diosa.
Ssu retorno se expresa en todo esto que he dicho: el reconocimiento del
poder de la mujer como ser mágico y el culto a la naturaleza, al cuerpo y
la sexualidad como algo sagrado; siendo claro que la revolución sexual
que estamos viviendo desde hace algunos años no sería posible
precisamente sin la liberación de la mujer.
Cuando el sexo es sagrado
En esta serie de artículos quiero guiaros en un viaje que rompe todos
los viejos dogmas que nos han enseñado, siempre empujándonos a elegir
entre espíritu y materia, entre virtud y placer entre tantas otras
cosas, porque el Tantra es precisamente el camino mágico que hace la
sexualidad trascendente, que une espíritu y materia de la misma forma
gozosa que se unen hombre y mujer.
Ya no tienes que renunciar al Cielo para disfrutar de la Tierra, ya no
tienes que renunciar a ser espiritual para disfrutar de tu cuerpo y tu
sexo porque el Tantra dice: Todo lo que es parte de la Naturaleza merece
ser respetado, todo lo que es natural tiene un sentido porque la Vida
en su conjunto es sagrada.
Así el Tantra propone algo tan revolucionario como que tu cuerpo es
sagrado, el amor y el sexo son una parte esencial de tu vida, parte de
ti, parte de la Naturaleza, son una manifestación de la divinidad que
llevas dentro y por lo tanto sagrados.
Esto que parece una utopía fue realidad hace más de dos mil años y creo
que ahora es el momento, antes de seguir, de llevaros de viaje a los
orígenes del Tantra y así podáis saber con más certeza de lo que se
trata.
Quisiera invocar vuestra imaginación para que veáis cómo era la India
antes de la invasión musulmana y su multitud de templos llenos de
hermosos relieves y estatuas de hombres y mujeres haciendo el amor en
las más insólitas posturas.
Había parejas, grupos, sexualidad oral y toda la imaginería erótica
posible. Sí, al igual que nuestras catedrales están llenas de santos en
actitud piadosa, los templos tántricos estaban llenos de hombres y
mujeres en atrevidas escenas sexuales celebrando el ritual sagrado del
amor. Esto desagradó tanto a los invasores que destruyeron casi todos
los templos menos algunos que lograron salvarse para que la posteridad
pudiese ser testigo de esa época y arte maravillosos.
Entre los que permanecen destacan los mundialmente famosos de Khajuraho,
salvados por estar en una zona desértica y remota.
Después vendrían tiempos de oscuridad y opresión de la mujer pero como
profetizaban los viejos libros de Tantra, el poder de la mujer y el
concepto sublime del sexo volverían a la Tierra muchos siglos después.
Cuando la represión sexual engendra los demonios que condenan a la mujer
Durante los últimos dos mil años se ha intentado reprimir la sexualidad,
suprimirla y demonizarla, pero hubo otra cosa aún peor: la condena del
sexo ha ido pareja a la condena del cuerpo y sobre todo de la mujer,
porque en la nueva moralidad patriarcal "ella es la tentadora y la causa
de todos los problemas" por eso era necesario hacerla inferior,
condenarla, encerrarla, quitarle su magia y su poder.
La sexualidad entonces sería algo oscuro y ni siquiera en el matrimonio
el sexo podía ser gozoso sino meramente reproductor o como mucho un
varonil desahogo. Pero nadie puede contener la fuerza de la Naturaleza
así como no se puede coger el agua del mar con las manos y, desde la
oscuridad a la que arrojaron al sexo, éste retornó en forma de
peligrosos demonios: violencia sexual, violaciones, perversiones donde
se busca el placer humillando y dañando a los demás, explotación sexual
de la mujer, sexo compulsivo, hastío, frigidez, impotencia...
Un verdadero infierno que ha durado y dura muchos años y que contrasta
con la maravillosa y hermosa sensualidad que predica el Tantra para
fusionar al hombre y la mujer.
Las mil y una formas luminosas de amar y gozar
Me gustaría llevaros con la imaginación para que vieseis un ritual de
maithuna: la ceremonia sagrada de hacer el amor entre hombre y mujer.
Así podréis ver su diferencia con la oscuridad de estos siglos pasados:
Para el amante tántrico su amada es la encarnación de la Diosa, la
shakti y en ella habita una fuerza que hay que saber despertar.
No importa que no sea una reina de la belleza, para él es una diosa y
debe acercarse con devoción y respeto porque es la más hermosa y mágica
de las mujeres. La habitación estará bellamente decorada. Habrá cojines
por los suelos, frutas y flores para regalar el paladar y la vista. Las
velas serán la representación del fuego sagrado y se quemarán olorosos
perfumes que exalten los sentidos.
El dormitorio de la pareja se convierte en un templo y la esposa es una
diosa, una maga a la que hay que saber tratar para que pueda destilar
todo su poder. El ritual de bañarse juntos, de perfumar y masajear los
cuerpos, de prepararlos para el amor y el gozo son sólo los prolegómenos
de las mil y una delicias que a los amantes les esperan, porque sobre
todo no tendrán prisa ni límites en la variedad de sus besos, de sus
caricias y sus posturas de las que el famoso Kamasutra es un hermoso
testimonio.
El arte tántrico de hacer el amor es sobre todo un arte, una esmerada y
refinada forma de despertar uno a uno todos los sentidos: el de la vista
con el hermoso decorado y la propia contemplación de la belleza sagrada
de los cuerpos desnudos, pero también es el despertar del gusto, del
tacto, de los olores sensuales y del oído, porque los amantes sabrán
intercambiar no solo hermosas palabras sino todo un repertorio de
grititos y suspiros que ayudarán en su escalada a las más altas cumbres
del placer.
El hombre sabe que el fuego mágico de su amada tardará en despertarse,
por eso es paciente y se entrega a ella con toda su alma para destilar
su exquisito elixir. Tiene el conocimiento de que cuanto más goce su
amada más energía engendrará todo su ser, por eso la esencia del tantra
en lo que se refiere al hombre está en su habilidad para alargar el acto
amoroso, para contenerse, para hacer más prolongada e intensa su unión
sexual y solamente cuando su amada alcance las más altas cimas del gozo,
sólo cuando el fuego sagrado inflame todo su cuerpo y toda ella sea una
resplandeciente hoguera, él podrá abandonarse y se unirá a ella para
disfrutar juntos del poder y la magia que han invocado, para arder
juntos en el fuego sagrado del amor.
Entonces los dos se fusionarán en un orgasmo cósmico, en un orgasmo que
no es sólo sexo, que es también amor, emoción, espíritu, placer e
intensidad unidos como las llamas formando parte de una misma hoguera.
Y así, cabalgando en la ola cósmica del placer, los dos amantes llegarán
al cielo, retornarán a la naturaleza divina que hay en ellos. Ya no
serán dos sino uno solo, el hombre será también mujer y la mujer hombre,
pero no sólo eso sino que serán también más que humanos, serán en ese
momento divinos, mágicos, poderosos.
Cuando el sexo se convierte en la magia más poderosa
Aquí llegamos a otro punto importante, llegamos al arcano más oculto del
Tantra porque si he hablado de sus delicias, de la hermosa fusión que
propone entre espíritu y materia, hombre y mujer; es también cierto que
ese poder superior que los amantes alcanzan durante el orgasmo,
debidamente canalizado da origen a otro arte mucho más oculto: la magia
sexual.
Los amantes estudiarán las posiciones de sus estrellas para elegir el
momento apropiado, harán el amor de la forma que antes he descrito y en
el momento mutuo de su orgasmo poderoso pronunciarán juntos un mismo
deseo, visualizándolo con toda claridad para que junto al poder
despertado por el misterio de sus sexos, tenga la fuerza necesaria para
hacerse realidad.
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