El Origen de la Vida
En respuesta a la cuestión del origen de la vida o de la generación espontánea de la vida, o abiogénesis (todos estos términos están siendo extensamente empleados en la actualidad), sólo podemos señalar aquí que el estudio de los orígenes no es, hablando estrictamente, ciencia. No había observadores científicos cuando la vida se originó, ni cuando vinieron a existir los diferentes tipos de organismos. Estas cosas no están teniendo lugar ahora en nuestro mundo presente, por lo que el problema de los orígenes, sencillamente, no se puede solucionar por medios científicos. La pretensión del origen espontáneo de la vida no es más capaz de prueba científica que el que la vida se deba a una creación específica. Estas dos filosofías de orígenes, evolución y creación específica, son las únicas que están en la actualidad a disposición de los hombres de ciencia. Cada uno tiene que tomar su postura en base de una de estas dos. La réplica
Es necesario saber que la mejor contestación a todo el tema del evolucionismo se halla en el lugar en el que uno no lo esperaría, en la Edición del Centenario de El Origen de las Especies de Darwin (edición en inglés de la Everyman's Library). Con una retadora introducción, el Profesor W. R. Thompson, F.R.S., anterior director del Instituto de Control Biológico de la Commonwealth, de Ottawa, Canadá, vuelve del revés el adulador veredicto que escribió Sir Arthur Keith 25 años antes acerca de Darwin y de su obra. Dice el doctor Thompson:3
Como ya sabemos, existe una gran divergencia de opinión entre los biólogos, no sólo acerca de las causas de la evolución, sino incluso acerca del mismo proceso. Esta divergencia existe porque la evidencia es insatisfactoria y no permite llegar a ninguna conclusión cierta. Por ello, es justo atraer la atención del público no científico a los desacuerdos existentes acerca de la evolución. Pero algunas afirmaciones recientes por parte de algunos evolucionistas muestran que creen que esto es irrazonable. Esta situación, en la que hay científicos que se lanzan a la defensa de una doctrina que son incapaces de definir científicamente, y más incapaces aún de demostrar con rigor científico, tratando de mantener su crédito ante el público suprimiendo críticas y ocultando las dificultades, es anormal e indeseable en el campo de la ciencia. (pág. XXII; énfasis añadido).
Sería difícil encontrar una réplica más decisiva que ésta a todo el problema de la evolución como hecho>> científico aceptado. La dificultad reside en que son tan pocas las personas que saben que existe una respuesta tan adecuada. Cualquier persona que disponga de esta introducción a El Origen de las Especies de Darwin quedará advertida antes de aceptar algunas de las conclusiones que se hallan en esta obra.
Es la firme convicción del presente escritor que si el público estuviera mejor informado, la doctrina evolucionista sería reconocida por lo que es: un esforzado intento de explicar el origen de todo el mundo de lo viviente desde una postura filosófica que excluye de entrada al Creador. Éste punto lo expresa bien el cosmólogo materialista C. F. von Weizsäcker en su obra La importancia de la ciencia:
No es por sus conclusiones, sino por su punto de partida metodológico por lo que la ciencia moderna excluye la creación directa. Nuestra metodología no sería honesta si negase este hecho. No poseemos pruebas positivas del origen inorgánico de la vida ni de la primitiva ascendencia del hombre, tal vez ni siquiera de la evolución misma, si queremos ser pedantes.4
Todavía no entendemos demasiado bien las causas de la evolución, pero tenemos muy pocas dudas en cuanto al hecho de la evolución; ... ¿Cuáles son las razones para esta creencia general? En la última lección las formulé negativamente; no sabemos cómo podría la vida, en su forma actual, haber venido a la existencia por otro camino. Esa formulación deja silenciosamente a un lado cualquier posible origen sobrenatural de la vida; así es la fe en la ciencia de nuestro tiempo, que todos compartimos.5
Esto es, no se cree en el Evolucionismo debido a que existan unas pruebas positivas reales que lleven a tal postura como conclusión científica. Más bien, el hombre moderno>> toma su punto de partida en un rechazo de toda posible revelación de Dios, e interpreta todo el mundo que le rodea en términos de una filosofía que de entrada rechaza a Dios. Así, el Evolucionismo y la mentalidad racionalista atea no son una conclusión necesitada por el estudio de la realidad, sino la filosofía de partida en base de la que se interpreta la totalidad de la realidad, y que toda persona reflexiva hará bien en examinar cuidadosamente. |