A cada amanecer entramos en la zona de la Tierra iluminada por el Sol (el día) y ganamos línea de visión del Sol. Solemos decirlo como que el Sol sale (saliente). Después, gradualmente, mientras la Tierra gira y nos arrastra, vamos viendo al Sol más arriba en el cielo con respecto al horizonte hasta que al alcanzar la mitad de la zona de luz (mediodía, el punto más cercano al Sol en el que recibimos los rayos más directamente) lo vemos en el punto más alto. Este momento y punto es el Culmen o Cénit del Sol cada día. Un cénit a mayor escala se produce en el solsticio de junio para las personas que habitamos en el hemisferio norte y en el solsticio de diciembre para las que habitamos el hemisferio sur.
Pero sea como sea, para determinar el momento del cénit usamos como referencia al horizonte, el que nosotros vemos desde nuestra posición en la superficie del Planeta.
La Tierra también tiene su Horizonte, pero lógicamente no en la Tierra sino en el cielo físico, el Espacio. Tal Horizonte es la proyección de su Ecuador como Ecuador Celeste. Si viviéramos miles de años, por el Horizonte Celeste también podemos ver estrellas y constelaciones saliendo o amaneciendo, como la constelación de Orión y ella en especial porque actualmente es cortada por la mitad por el Ecuador Celeste. En el caso del Sol como lo vemos desde la Tierra, su amanecer hasta el mediodía dura 6 horas de media. En el caso de las estrellas y constelaciones dura miles de años y depende de cada estrella.
Podríamos pensar que por tratarse de miles de años la cuestión no vale la pena o como mucho sea una cuestión de curiosidad o de cultura, pero sabemos lo importante que es orientarnos en el día horario según la posición del Sol, o en el calendario, por si hay algún día festivo y no darse el madrugón, o incluso en la Historia según el año oficial, establecido desde el supuesto momento del nacimiento de Jesús. Así de importante para nuestro ser natural universal es orientarse en el Tiempo de la Madre Tierra con respecto a las estrellas, entre las que la constelación de Orión es una inestimable referencia.
Orión nos sirve como una importante referencia para leer la evolución del movimiento de bamboleo del Planeta Tierra en el que estamos, pues ello puede indicar un momento cumbre. Dado que el Ecuador Celeste es la proyección del Ecuador de la Tierra hacia el Espacio y que la Tierra, además de su giro y traslación, se mueve lentamente como una peonza, la línea del Ecuador Celeste funciona como la de un scanner que barre el cielo ante el fondo fijo de las estrellas.
En la siguiente animación se reproduce el barrido del Ecuador Celeste durante 4.600 años, los últimos 3.600 años y los próximos 1.000. La línea verde es el Ecuador Celeste, proyección del Ecuador Terrestre, la cual barre el cielo cortando a cada una de las estrellas de Orión. En cada uno de estos momentos se muestra la fecha de la Historia en la que el Ecuador Celeste cortaba a cada estrella, así como ciertos momentos significativos: la fundación de Roma, el inicio de la Era Cristiana, el Final del Calendario Maya y el Inicio de la Era de Acuario. Durante unos 50 años alrededor del momento establecido como inicio de la Era Cristiana, el Ecuador Celeste cortaba por la estrella Spica de la constelación de Virgo (la Espiga de la Virgen).
Al año 2009 y Final del Calendario Maya (21/12/2012) se puede ver que la Tierra está concluyendo su movimiento de oscilación para llegar a un impás durante unos 500 años (hasta el año 3000) e iniciar un nuevo ciclo. Un fenómeno como este lo experimentamos a nuestra escala de tiempo prácticamente a cada momento, pues es como el momento entre la inhalación y la exhalación en la respiración, o como los dos momentos de equinoccio del año, que son los dos días de equilibrio perfecto en la distribución de luz y sombra en los dos hemisferios del Planeta Agua, Aire y Tierra en el que estamos.
Podemos considerar el Ecuador Celeste (línea verde) como el Horizonte Celeste. Así, si fijamos el Ecuador Celeste como si la Tierra estuviera quieta, estaríamos viendo la salida de Orión como si fuera un Sol al amanecer, lo que pasa es que este amanecer dura 4.600 años. Y dado que la constelación semeja la figura del torso de un ser humano, es como si un ser humano cósmico hubiera estado asomando por el Horizonte Celeste durante los últimos 3.600 años hasta su cintura (Cinturón de Orión). En la siguiente animación vemos lo mismo que en la anterior pero como si la Tierra no se moviera ni por tanto el Ecuador Celeste y sí las estrellas. Esta vista aparente es realmente lo que veríamos desde la Tierra durante 4.600 años, igual que durante el día vemos al Sol desplazarse (aunque realmente no lo hace sino que gira la Tierra).