Las profecías de la virgen de Heede, en Alemania El 1 de noviembre de 1937 se apareció la Virgen María a cuatro niños. La última aparición se dio en 3 de noviembre de 1940.
Algunos de los Mensajes proféticos de la Virgen:
"Donde la gente demuestre la mayor confianza en mí y se le enseñe que yo puedo hacer todo, allí prepararé la paz. Cuando todos reconozcan mi poder, vendrá la paz.
Yo soy la señal del Dios vivo. Pongo la señal en la frente de mis hijos. La estrella del infierno perseguirá mi señal, más mi señal prevalecerá sobre el infierno. Yo soy la poderosa mediadora de la gracia. Puesto que el mundo sólo encontrará misericordia del Padre Eterno por medio de la inmolación del Hijo, asimismo encontraréis la benevolencia del Hijo por mi mediación.
Se desconoce a Jesucristo porque se me desconoce a mí. El Padre Eterno derramó el cáliz de su cólera sobre las naciones por haber rechazado a su Hijo. El mundo se consagró a mi corazón inmaculado; pero la consagración misma aporta una responsabilidad terrible. Exijo al mundo respetar su consagración. Tened confianza sin límites en mi corazón inmaculado, reconoced que poseo influjo absoluto sobre mi Hijo. Sustituid vuestros corazones pecaminosos por mi corazón inmaculado, entonces yo seré quien atraerá el poder de Dios y el amor del Padre Eterno renovará la plenitud de Jesucristo en vosotros. Cumplid mi voluntad para que Cristo reine como rey de la paz.
El mundo tendrá que agotar hasta las heces el cáliz de la cólera divina por sus pecados innumerables, que ha herido al Sagrado Corazón de Jesús. El furor de la estrella del infierno sobrepasará en violencia y causará devastación terrible, porque ya sabe que su tiempo es corto y porque ya ha visto los muchos que se reúnen alrededor de mi señal. Sobre éstos no tiene poder, aunque matará los cuerpos de muchos, por estas inmolaciones hechas por mí, aumentará mi poder para conducir el resto de la hueste a la victoria. Algunos han aceptado ya la impresión de mi señal. Su número crecerá continuamente.
Pero quiero avisar a mis hijos para que no pierdan de vista que la cruz misma de estos días sangrientos es una gracia y deben dar al Padre Eterno gracias por esta cruz.
¡Rogad y sacrificaos por los pecadores! ¡Ofreceos vosotros mismos y vuestras obras al Padre Eterno por mi mediación y entregaos a mí sin reservas! ¡Rezad el Rosario! ¡No pidáis tanto por las cosas exteriores! Se trata de cosas más importantes en estos tiempos.
No esperéis milagros y prodigios. Trabajaré en secreto como poderosa medianera. Procuraré para vosotros la paz de corazón, si vosotros cumplís mi voluntad. Entonces Jesucristo reinará como rey de la paz sobre las naciones, haced de vuestra parte por dar a conocer esta, mi voluntad, por todo el mundo. Yo soy la poderosa medianera de la gracia. Es la voluntad del Padre Eterno que el mundo reconozca este encargo, dado a su esclava. La gente tiene que reconocerme como la esposa eterna del Espíritu Santo, la mediadora fiel de todas las gracias. Mi señal ya aparece, Dios lo quiere así.
Solamente mis hijos conocen esta señal, pues se revela en secreto y, por lo mismo, dan gloria al Eterno. Todavía no puedo manifestar mi poder al mundo en general. Aún tengo que mantenerme apartada con mis hijos. En secreto haré maravillas en las almas hasta llenar el número requerido de víctimas. De vosotros depende acortar el período de las tinieblas.
Vuestras sangres y vuestros sacrificios destrozarán la imagen de la bestia. Entonces podré manifestarme a todo el mundo por la gloria del Todopoderoso. Elegid mi señal para que pronto pueda ser adorado y honrado Dios trino y uno. Rogad y ofreced sacrificios por medio de mí. Orad siempre. Rezad el Rosario. Haced vuestras peticiones al Padre por medio de mi corazón inmaculado; si son conducentes a su honor, él las concederá. En vuestras plegarias no pidáis cosas pasajeras, sino las gracias para las almas particulares, para vuestra comunidad, para las naciones, para que todos lleguen a amar y honrar al Divino Corazón. Guardad los sábados que se me han consagrado según mi deseo.
Los apóstoles y los sacerdotes deben consagrarse a mí especialmente para que los grandes sacrificios demandados de ellos por Dios puedan, puestos en mis manos, aumentar en santidad y en valor. Traedme muchos sacrificios como ofrendas.
Ofreced vuestras preces a mí, como sacrificios. No seáis interesados con vosotros mismos. Estos tiempos requieren la demostración de honor al Eterno y la expiación. Si vosotros os aplicáis sin reserva, yo cuidaré del resto. Cruces pesadas como la mar pondré sobre mis hijos, porque los amo en mi Hijo inmolado. Os ruego estéis, prontos a llevar la cruz para que se alcance la paz.
Encomiendo a la gente con ahínco el cumplimiento de mis deseos prontamente, pues hoy y siempre el cumplimiento de mi voluntad es menester para la mayor honra y gloria de Dios.
El Padre Eterno amenaza con una desgracia terrible a todos los que rechazan su voluntad.
El anuncio de estas revelaciones debe hacerse, en primer lugar, al público en general. Sin embargo, la muchedumbre no les tomará en serio. Se les reservará para un grupo pequeño y dentro de este grupo solamente para los que disciernen cosas secretas. Obraré maravillas como nunca se han hecho, en las almas de aquel grupo pequeño, que empiece a hacer mi voluntad".