La Vieja Energía se Agota Nirav Sucre
La humanidad, en su inmensa mayoría y desde tiempo inmemorial, ha sido víctima de un intenso condicionamiento, impuesto por una minoría siempre ávida de poder y más control. La estrategia para dominar ha sido el hacernos sentir culpables de lo que sea- o cuando menos de hacernos creer que somos inadecuados, que tenemos que "aprender" a hacer las cosas "bien", que necesitamos de jerarquías espirituales "elevadas" para obtener nuestra "salvación" y, en el peor de los casos, hacernos dependientes de otros seres humanos "acreditados" para ser representantes de Dios que fungen como sus exclusivos intermediarios. Haciéndonos culpables o inadecuados, nos hacen creer que tenemos que pedir perdón, sufrir penas y renunciar al disfrute del aquí y el ahora. Asi es que una minoría explota a la mayoría. Sin distinción de credos, razas o culturas, casi todos hemos sido inculcados con las más diversas creencias, para hacernos sumisos y dependientes de una ³organización² sea ésta política, social, económica, cultural, familiar y, por sobre todo, religiosa, cuyas cúpulas buscan fortalecer su poder a costa de sus miembros. Pero gracias a las nuevas energías planetarias, todo eso se está desmoronando.
En estos tiempos de acelerada transformación, se está incrementando exponencialmente la cantidad de personas que abandonan creencias impuestas, o "aprendidas" en libros y que rechazan los conceptos e ideas producto del condicionamiento a que han sido acostumbrados. Ahora son más los que crecen en sabiduría real mediante su propia experiencia de vida en conección con su propia esencia, en mayor armonía con la naturaleza. Van gradualmente integrando en si mismos elementos de su propia autocreación que no es más que el juego de polaridad/unicidad que han elegido experimentar para crecer- redescubriendo con gozo el surgimiento de su propio maestro interior, recuperando asi su memoria y consciencia de unicidad con La Existencia.
El mundo se encuentra convulsionado simplemente porque estamos en proceso de romper las viejas estructuras de poder. La tensión socio-política se incrementa lógicamente por la resistencia inherente al cambio de paradigmas, no solo por parte de quienes se aferran a mantener el estado de cosas, sino por el miedo que ha sido masivamente infundido hacia las transformaciones profundas, hacia lo desconocido.
Sin embargo, si como individuos nos hacemos viva y permanentemente conscientes de nuestra inherente inmortalidad espiritual y abandonamos los viejos dogmas y creencias, todo miedo se desvanece y la vida cobra un renovado y exitante significado -propio e intransferible- que nos impulsa a explorarla y experimentarla con autenticidad a nuestra esencia innata, a nuestra capacidad de amar, apreciando y disfrutando que momento a momento estamos contínuamente cambiando y que "la llave al cielo" está efectivamente dentro de nosotros mismos.
La vía directa a la expansión de nuestra consciencia está en la práctica de la meditación, en la forma que mejor se adapte al proceso interno individual. Al nutrirse mediante la meditación, en cualquiera de sus múltiples formas, más personas están haciendo conscientes, a su manera, que Todo es Uno en Dios, que Dios está en Todo. Ven a Dios en si mismos como en "el otro" incluso en quienes los irritan o hasta violentan su integridad física. Rechazan la idea de Dios como alguien personificado que mora en alguna remota y elevada dimensión. Sienten que Dios es La Existencia misma, manifiesta en infinidad de formas y que en realidad no hay separación entre los seres y lo que Es. Se dan cuenta de lo absurdo que es encajonar a Dios en algún credo exclusivo, templo o iglesia.
Pronto llegará el momento en que la mayoría desechará la vieja concepción del Gran Creador y Omnipotente ser Único personificado en un "Dios" que todo lo ve, que todo lo sabe, que todo lo juzga. Quedará evidenciado que esa fue una astuta invención de unos pocos para someter a los muchos. La nueva humanidad no tendrá cabida para los predicadores de la separación y la dualidad, que pregonan su camino como la "única verdad". Se entenderá integralmente que el camino evolutivo de cada ser es un sagrado sendero, único e irrepetible, que no está en nadie juzgar, aprobar o rechazar.
Desde esa posibilidad de observación, de aceptación, de inclusión con el Todo, no existen culpables ni inadecuados, sino que cada quien vive lo que tiene que vivir. Las plegarias de perdón carecen entonces de toda relevancia. Comprenderemos que lo ocurrido en el pasado, como lo que sucederá a futuro, es producto de las energías siempre cambiantes del eterno presente; energías que simplemente fluyen o se confrontan entre si en concordancia con eventos estelares cuyas vibraciones influyen sobre el colectivo y que cada ser experimenta acorde a su único patrón de conciencia.
La vieja energía se agota, impedida de succionar más de nuestro poder y divinidad individual, dando paso a nuevas realidades de creatividad, disfrute, celebración y comunión. |