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Flores de Bach: LOS REMEDIOS FLORALES Y SUS INDICADORES
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 17/06/2010 09:55
LOS REMEDIOS FLORALES Y SUS INDICADORES.

(Publicado en Epsom*, 1933) *Este artículo apareció probablemente en The Neuropathic Journal.



Seguramente, la fuerza curativa de estas plantas nos resulta familiar a muchos de nosotros que ya hemos empleado los siguientes remedios. Los resultados que se han alcanzado con ellos ha superado ampliamente nuestras expectativas. Cientos de esos llamados casos incurables han sanado y han recuperado la felicidad.

Estos remedios se prescriben en función del estado anímico del paciente, ignorándose por completo la enfermedad física que padece el cuerpo.



Los doce indicadores son los siguientes:



1. Atormentado Agrimonia 7. El entusiasta Verbena

2. Temor Heliántemo 8. Falta de valor Genciana

3. Miedo Mímulo 9. El que es pisado por todos Centaura

4. Indiferencia Clemátide 10. El loco Cerostigma

5. Dolor Impaciencia 11. Aflicción Violeta de agua

6. Indecisión Scleranthus 12. Bloqueo Achicoria



Esencialmente existen 12 tipos principales de personalidad, de las cuales cada una puede manifestarse de manera positiva o negativa.

Estos tipos diferentes de personalidad nos indicarán el signo del Zodiaco en el que se encontraba la Luna en el momento del nacimiento. Un estudio de estos signos zodiacales nos aporta los siguientes conocimientos:

1. Tipo de personalidad.

2. El objetivo y la obra de su vida.

3. El (los) remedio(s) que le apoyarán en la realización del trabajo de su vida.

Como sanadores, nos ocupamos únicamente de las manifestaciones negativas de estos doce tipos de personalidad.

El secreto de la vida reside en ser honrados y sinceros en relación con nuestra personalidad y en no sufrir la intromisión de influencias externas.

Averiguamos nuestra personalidad en función de la posición de la Luna en el momento de nuestro nacimiento, pero los astrólogos le otorgan un valor exagerado a los planetas, ya que, si podemos ser fieles a nuestra personalidad y honrados frente a nosotros mismos, no tenemos que temer influencia planetaria o externa alguna. Los remedios nos apoyan a mantener nuestra personalidad.

Sólo en los estadios más tempranos del desarrollo resultamos influenciados o dominados directamente por uno o más planetas. Si logramos desarrollar por una vez el amor y, más concretamente, el profundo amor al prójimo, entonces nos liberamos de la influencia de nuestras estrellas, perdemos los hilos del destino, convirtiéndonos en el capitán de nuestro propio barco, sea para mejor o para peor.

Lo que Hahnemann, Culpepper y otros grandes buscadores querían encontrar es la reacción mundial, espiritual, la que muestran esos doce tipos de personalidad, así como los remedios que pertenecen a cada tipo.

Tenemos doce remedios. Qué sencillo es entonces ordenarlos con gran exactitud y explicarles a nuestros pacientes el motivo de su desarmonía, de su discordia interior, de su enfermedad, para poder ponerlos de nuevo en armonía con lo infinito de su alma y restablecer su salud corporal e intelectual.

La sanación se completa en siete pasos,

que se desarrollan en el siguiente orden:

- Paz. - Esperanza. - Alegría. - Confianza. - Seguridad. - Sabiduría. - Amor.



Cuando el paciente se encuentre lleno de amor, no de amor por sí mismo, sino de amor por el universo, entonces habrá dado la espalda a lo que llamamos enfermedad.

Las personas clemátida son indiferentes y no poseen un interés especial en la vida: son apáticas y no se esfuerzan realmente por recuperarse de la enfermedad o por concentrarse en el trabajo diario. A menudo les gusta dormir mucho y poseen una mirada hasta cierto punto ajena al mundo.

Las personas agrimonia están atormentadas internamente por la preocupación y el miedo, aun cuando externamente se comportan valerosamente para ocultar su tensión. Con frecuencia beben bastante o tomen drogas para poder soportar el estrés.

Las persona scleranthus están invadidas por la indecisión. En su vida diaria les resulta muy difícil el poder tomar una decisión y, en caso de enfermedad, no están seguras de lo que quieren, considerando que algo es correcto por un momento y al instante siguiente opinan lo contrario.

Los ceratostigma son los locos. Deberían ser profesores inteligentes, pero parece que prestan demasiada atención a las opiniones de los otros, dejándose influenciar fácilmente por circunstancias externas.

Impaciencia es el dolor de un tipo de personalidad que viene provocado porque un canal por el que normalmente circulan la luz y la verdad espiritual está bloqueado. En el origen de este estado se observa a menudo una cierta dosis de crueldad.

Los centaura son los que se dejan pisar por los demás. Parece que les falta cualquier poder de individualidad o de capacidad para negarse a ser utilizados por todos. No luchan por recuperar su libertad.

La violeta de agua es el padecimiento, concretamente la aflicción, que sufren las grandes almas, que llevan valientemente y sin rechistar la carga de este sufrimiento con valor y resignación, sin molestar a los otros con ello y sin permitir que influya en la obra de su vida.

El mímulo es el miedo total. Estas personas hacen el débil intento de enfrentarse a sus perseguidores pero parecen estar como hipnotizadas soportando su miedo con calma y sin oponer resistencia. En general, siempre encuentran alguna disculpa para su comportamiento.

La verbena es el entusiasta. Aquí nos encontramos con aquellas que se esfuerzan demasiado por alcanzar sus ideales, hiriéndose ellas mismas en ese intento. Se trata de personas que poseen elevadas metas, pero que, en lugar de ejercitar la paciencia y la benevolencia, lo hacen con energía y prisas. Son personas que han hecho ya suficientes progresos como para poder reconocer que los grandes ideales sólo se alcanzan sin estrés y sin prisas.

La achicoria son las personas que quieren servir y en las cuales el amor ya se encuentra bien desarrollado, permitiendo que las influencias externas impidan la evolución libre de su amor, por lo que se encuentran paralizadas tanto espiritual como físicamente.

La genciana es el desánimo. Aquí se trata de nuevo de personas a las que les gusta hacer muchas cosas pero que, sin embargo, permiten que la duda o la depresión les influya cuando aparecen las dificultades. A menudo desean fervientemente salirse con la suya en lugar de considerar las cosa desde una perspectiva más amplia.

El heliántemo es el temor. El temor frente a algo más grande que las cosas materiales. El temor frente a la muerte, el propio suicidio o las fuerzas sobrenaturales. Aquí se trata de personas que luchan por su propia libertad espiritual.

Si ahora pensamos en las doce cualidades de Cristo que aspiramos a conseguir y que él nos quiere enseñar, encontraremos las doce grandes lecciones de la vida


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